Saludos desde la fría Finlandia!
Vamos a ir relatando a través de este blog nuestras experiencias y el día a día de tres estudiantes de enfermería a los que un día les dio una embolia celebral del celebro, y decidieron ir a pasar 4 meses al culo del mundo.
DÍA 1
Llegamos a las 8 de la mañana al aeropuerto de Málaga, con la familia y preparados para vivir la experiencia de nuestras vidas. ¡La de cosas que podían salir mal ese día!. Pero todo fue más o menos bien. Facturamos las maletas, y aquí iba Berta un poco cagada, ya que su maleta pesaba 26 kg, y solo dejaban 20 y 8 de mano, y Berta llevaba como 10 o 12. Al final hicieron la vista gordísima y nos dejaron pasar. Una vez dentro, para pasar por el arco detector de metales, nos hicieron hasta sacar los portátiles de sus fundas, la cámara de vídeo, cinturones, BOTAS!!, de todo, un poco más y nos dejan en pelotilla picá. Pero todo bien. Alba y Berta estaban deseosas de fumarse un cigarro, ya que llevaban hora y media sin fumar. Cual fue su sorpresa cuando descubrieron que EN EL AEROPUERTO DE MÁLAGA NO HAY SITIO PARA FUMAR!! NI UNA MÍSERA HABITACIONCILLA PA ECHARSE UN PITILLO!!! pero bueno, lo superaron con dignidad. Teníamos hambre, así que decidimos ir a comprar algo. Tras ver que era lo más barato, elegimos unas patatillas de bolsa, y al pagar cual es nuestra sorpresa cuando nos piden ¡la tarjeta de embarque! ¿te crees que si no la tuviera iba a estar ahí? Al final nos quedamos sin patatas, porque no la llevabamos encima. Lo que sí nos compramos fue una botella de agua, por el módico precio de ¡2.65€!. Y tampoco era pa tanto. Descubrimos que los finlandeses no son nada respetuosos con el orden de las colas, porque estábamos los primeros para embarcar y se nos colaron como 20 rubios y rubias. El que no nos importó que se colara fue EL BEBÉ DE LOS MOFLETITOS, ¡¡precioso!!, el bebé más bonito que habíamos visto en nuestras vidas. Al subirnos al avión, descubrimos con asombro que éramos los únicos españoles abordo, y que éramos los únicos (bueno, Alba y Berta, porque Ángel estaba separado) que la estábamos liando pero bien. El viaje bien, tranquilito, por encima de las nubes todo el rato, y cuando nos aproximábamos a nuestro destino no sabíamos si eran nubes o hielo lo que había bajo nosotros. Luego comprendimos que eran nubes, las más densas que habíamos visto jamás. Cuando ya estábamos a 4 o 5 km de aterrizar, vemos esperanzados en las pantallas que fuera habían -2º!!!!! y pensamos, ¡vaya mierda, nos han timado, ni frío ni pollas!. Cuando tocamos suelo vimos la cruda realidad: -15º. Había que ser fuerte y no echarnos a llorar, así que nos dispusimos a abandonar el avión. ¿Sabéis ese segundo cuando cruzas del avión a lo que es la pasarela que te lleva dentro del aeropuerto? Se nos congelaron hasta las pestañicas. Pero bueno dentro del aeropuerto se estaba bien, así que fuimos a donde se recogen las maletas, esa cinta que no para de dar vueltas que te dan ganas de subirte para ver realmente cómo es el camino que recorre una y otra vez. Y recogimos las maletas. Bueno, no todos. Tras mucho esperar (os podría decir el orden de las maletas que quedaban en la cinta, en serio), Alba decidió acercarse al mostrador de información, porque ya no era ni normal. Su maleta se había quedado en Málaga, así que prometieron llevársela a la residencia cuando llegara. Al final nos vino hasta bien, ya que era una maleta menos con la que cargar.
Llegó el momento de la salida a la calle, nos preparamos bien: gorro, bufanda, guantes, chaquetón y cigarro en mano por supuesto porque Alba y Berta llevaban desde las 8 y media sin fumar y eran como las 5 ya. Por cierto que en el aeropuerto de Finlandia hay zona de fumadores, sí como lo leéis, están mucho más avanzados que nosotros, ¡dónde va a parar!. Total que salimos a la calle y cual bofetón esperado, nos vino a la cara una ráfaga de aire HELADO y deseamos por un segundo morir allí mismo. Todo estaba blanco, nevado, precioso. Por lo visto hacía años que no caía un nevazo de tales dimensiones. Nos estaría esperando a nosotros. Nos fumamos el cigarro lo más rápido que podíamos con los dedos totalmente entumecidos y buscamos un autobús que nos llevara al centro de Helsinki. 5.90 € y media hora de autobús en shock por lo que acabábamos de vivir. Llegamos a la estación de tren de Helsinki y allí nos esperaba Javi, tras sacarnos el carnet de estudiante y los billetes para Iisalmi, nos fuimos a su casa a dejar las maletas y comer algo, que estábamos un poco hambrientos. Cuando llegamos a su casa, dejamos las maletas, conocimos a su compañero, y nos fuimos a tomaros una PIZZA KEBAB, mucho mejor que la papa kebab, ¡donde va a parar!.
Al llegar a casa y después del largo día que habíamos pasado, nos fuimos a la cama-suelo (algunos cama, otros suelo), tras conectarnos un ratillo a internet y ver un ratito de Gossip Girl.
Hasta aquí el día 1.
Vamos a ir relatando a través de este blog nuestras experiencias y el día a día de tres estudiantes de enfermería a los que un día les dio una embolia celebral del celebro, y decidieron ir a pasar 4 meses al culo del mundo.
DÍA 1
Llegamos a las 8 de la mañana al aeropuerto de Málaga, con la familia y preparados para vivir la experiencia de nuestras vidas. ¡La de cosas que podían salir mal ese día!. Pero todo fue más o menos bien. Facturamos las maletas, y aquí iba Berta un poco cagada, ya que su maleta pesaba 26 kg, y solo dejaban 20 y 8 de mano, y Berta llevaba como 10 o 12. Al final hicieron la vista gordísima y nos dejaron pasar. Una vez dentro, para pasar por el arco detector de metales, nos hicieron hasta sacar los portátiles de sus fundas, la cámara de vídeo, cinturones, BOTAS!!, de todo, un poco más y nos dejan en pelotilla picá. Pero todo bien. Alba y Berta estaban deseosas de fumarse un cigarro, ya que llevaban hora y media sin fumar. Cual fue su sorpresa cuando descubrieron que EN EL AEROPUERTO DE MÁLAGA NO HAY SITIO PARA FUMAR!! NI UNA MÍSERA HABITACIONCILLA PA ECHARSE UN PITILLO!!! pero bueno, lo superaron con dignidad. Teníamos hambre, así que decidimos ir a comprar algo. Tras ver que era lo más barato, elegimos unas patatillas de bolsa, y al pagar cual es nuestra sorpresa cuando nos piden ¡la tarjeta de embarque! ¿te crees que si no la tuviera iba a estar ahí? Al final nos quedamos sin patatas, porque no la llevabamos encima. Lo que sí nos compramos fue una botella de agua, por el módico precio de ¡2.65€!. Y tampoco era pa tanto. Descubrimos que los finlandeses no son nada respetuosos con el orden de las colas, porque estábamos los primeros para embarcar y se nos colaron como 20 rubios y rubias. El que no nos importó que se colara fue EL BEBÉ DE LOS MOFLETITOS, ¡¡precioso!!, el bebé más bonito que habíamos visto en nuestras vidas. Al subirnos al avión, descubrimos con asombro que éramos los únicos españoles abordo, y que éramos los únicos (bueno, Alba y Berta, porque Ángel estaba separado) que la estábamos liando pero bien. El viaje bien, tranquilito, por encima de las nubes todo el rato, y cuando nos aproximábamos a nuestro destino no sabíamos si eran nubes o hielo lo que había bajo nosotros. Luego comprendimos que eran nubes, las más densas que habíamos visto jamás. Cuando ya estábamos a 4 o 5 km de aterrizar, vemos esperanzados en las pantallas que fuera habían -2º!!!!! y pensamos, ¡vaya mierda, nos han timado, ni frío ni pollas!. Cuando tocamos suelo vimos la cruda realidad: -15º. Había que ser fuerte y no echarnos a llorar, así que nos dispusimos a abandonar el avión. ¿Sabéis ese segundo cuando cruzas del avión a lo que es la pasarela que te lleva dentro del aeropuerto? Se nos congelaron hasta las pestañicas. Pero bueno dentro del aeropuerto se estaba bien, así que fuimos a donde se recogen las maletas, esa cinta que no para de dar vueltas que te dan ganas de subirte para ver realmente cómo es el camino que recorre una y otra vez. Y recogimos las maletas. Bueno, no todos. Tras mucho esperar (os podría decir el orden de las maletas que quedaban en la cinta, en serio), Alba decidió acercarse al mostrador de información, porque ya no era ni normal. Su maleta se había quedado en Málaga, así que prometieron llevársela a la residencia cuando llegara. Al final nos vino hasta bien, ya que era una maleta menos con la que cargar.
Llegó el momento de la salida a la calle, nos preparamos bien: gorro, bufanda, guantes, chaquetón y cigarro en mano por supuesto porque Alba y Berta llevaban desde las 8 y media sin fumar y eran como las 5 ya. Por cierto que en el aeropuerto de Finlandia hay zona de fumadores, sí como lo leéis, están mucho más avanzados que nosotros, ¡dónde va a parar!. Total que salimos a la calle y cual bofetón esperado, nos vino a la cara una ráfaga de aire HELADO y deseamos por un segundo morir allí mismo. Todo estaba blanco, nevado, precioso. Por lo visto hacía años que no caía un nevazo de tales dimensiones. Nos estaría esperando a nosotros. Nos fumamos el cigarro lo más rápido que podíamos con los dedos totalmente entumecidos y buscamos un autobús que nos llevara al centro de Helsinki. 5.90 € y media hora de autobús en shock por lo que acabábamos de vivir. Llegamos a la estación de tren de Helsinki y allí nos esperaba Javi, tras sacarnos el carnet de estudiante y los billetes para Iisalmi, nos fuimos a su casa a dejar las maletas y comer algo, que estábamos un poco hambrientos. Cuando llegamos a su casa, dejamos las maletas, conocimos a su compañero, y nos fuimos a tomaros una PIZZA KEBAB, mucho mejor que la papa kebab, ¡donde va a parar!.
Al llegar a casa y después del largo día que habíamos pasado, nos fuimos a la cama-suelo (algunos cama, otros suelo), tras conectarnos un ratillo a internet y ver un ratito de Gossip Girl.
Hasta aquí el día 1.
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