sábado, 27 de marzo de 2010

DÍA 75

Día 75

Nos levantamos traaaanquilamente para ir a clase de Jani, y cuando salimos nos encontramos conuna sorpresa: un tío aleatorio durmiendo en el sofá. No sabíamos quién era, estaba oscuro y nosotras atontás todavía, pero descubrimos que era aquel muchacho que sabía jugar muy bien al billar, y que se conoce que se estaba haciendo el dormido, solo por no aguantar la vergüenza de encontrarse con nosotras tan de mañana.
Y nada, nos pusimos en camino a Savonia, nos pareció extraño no encontrarnos a nadie, ya que supuestamente todo el mundo tiene Survival Finland, pero nosotras ahí que seguimos a la escuela, yo iba con chaquetilla de Alba, sin frío porque el frío nosé yo donde se ha metido ya.
Entonces llegamos y nos encontramos a Jani, que nos dijo que íbamos a estar solos los tres con él dando clase, porque los demás estaban haciendo nose qué para el final seminar, así que mejor que mejor, aprendimos más en una hora y media de clase que en los dos meses y medio que llevamos aquí.
Cuando terminamos la clase, nos fuimos para casa, primero con la esperanza que nos llevara alguien a casa, pero al final no hubo suerte.
Entonces nos fuimos tras probar la bici de Heini que Ángel se había traído, y llegamos porque habíamos quedado con ella para ir a comer al chino. Comimos en el buffet muy ricamente, le enseñamos cómo decir "Andreita cómete el pollo coño" y entonces nos fuimos a comprar el billete para nuestra vuelta a Málaga, que cada vez estaba más próxima. Decir que Alba tenía 240 euros que había sacado momentos antes.
Empieza el show, y sé que así contado no va a tener tanta gracia, pero el momento fue uno de los más ridículos que me han pasado aquí.
Entramos a la agencia Alba y yo, preguntamos por los billetes y tal y salimos a contárselo a Ángel. Nos dio el visto bueno y entramos otra vez. Iban a salir un poco más caros, pero es que era en agencia y directo a Málaga y tal. No nos importó.
Le dijimos que los tres billetes pero que uno lo íbamos a pagar con una tarjeta y los otros dos con otra. Nos dijo que tenía que cobrarnos lo que costaba el billete por un lado, 240 euros y otros 45 aparte que es el piquito que se quedan ellas. Hasta ahí todo bien.
Alba le dio su tarjeta, la pasó y le cobró los dos billetes, luego la volvió a pasar y cobró las comisiones, osea los 90 euros. Todo bien. Llegó Ángel y lo mismo, pasó la tarjeta y bien, cobró la comisión y bien. ¿Y el ADV?
Coge la tía y dice: "una de las tarjetas no ha funcionado, no puedo saber cuál". Pues si no lo sabes tú, ¡zorra!. Entonces la tía dijo, se inventó que fue la de Ángel, así que recordemos los 240 euros que tenía Alba de antes, pagó los dos con la tarjeta y el de Ángel con el dinero. Y ángel se fue al cajero a intentar sacar dinero, a ver que pasaba. Entonces nos pusimos a buscar Georgia en el mapa, estábamos intrigadas por saber de dónde provenía nuestro médico favorito. Entonces resulta que el billete costaba exactamente 239.16€, y coge la tía, poca vergüenza porque eso de de no tener vergüenza, y nos dice que si puede redondear y quedarse con el cambio. Y Alba se mosqueó, con razón, pero bueno a la tía le hacía ilusión, debe ser típico en Finlandia eso del redondeo. Ya con el ataque de risa a punto de explotar, coge y nos dice que no, que la tarjeta de Alba tampoco funcionaba. Entonces Alba había pagado los 90 euros de las comisiones, pero sólo eso, y no sabíamos que hacer. Y jaja, y jaja. No podíamos parar de reír, reír por no llorar, cuando vino Ángel que había podido sacar perfectamente dinero, 300 euros. Entonces volvimos a Otto, a sacar más dinero la Alba porque mi tarjeta no funcionaba, y sacó otros 240, ya iban 480 sacados, llegamos a la agencia y pagamos, y salimos de allí cuanto antes.
Ya con los billetes en mano, fuimos a la estación porque me iba a sacar mi billete para irme a Helsinki, quedaban días para mi viaje y estaba emocionaica perdida. Alba se estaba meando pero entrar en los baños de la estación cuesta un euro, así que decidió esperarse a la casa. A la vuelta intentamos otra vez Otto, pero ya Alba no pudo sacar más dinero, pues se conoce que tiene un tope de 600 euros pero al día, no como yo, vittu!.
Y llegamos a casa y teníamos muchas cosas que ver, así que nos apalancamos en la cocina, a ver pasar las horas. A eso de las 2 nos fuimos a la cama, no exagero si digo que pudimos tirarnos 8 horas sentadas en la cocina, úlceras por presión de segundo grado aparecieron en nuestros respectivos sacros, ni siquiera los cojines y mantas que me bajé a media tarde aliviaron lo incómodo que es el puto sillón verde.
Y nos fuimos a la cama, saturadas de Perdidos, y nos dormimos plácidamente.

DÍA 74

Día 74
Miércoles, 24 de marzo de 2010, Santa Berta.
Nos levantamos prontito, hoy tocaba quirófano. Desyunamos y nos fuimos para el hospital, a las 9 de la mañana. Nos cambiamos y tal y empezamos el día con unas varicitas. Un poco asquerosete, pero interesanta, luego nos deleitaron con una hernia inguinal.
Entonces llegó la hora de la comida, bajamos al comedor y comimos unas patatillas, como siempre, y algo de carnecita pero mu poca mu poca.
Para rematar el día disfrutamos de un espectáculo dantesco, una amputación del pulgar de un pie a una anciana totalmente demendiada, que no hacía más que chupar el pulsioxímetro mientras chillaba, el dedo se lo arrancaron con unos alicates, tal que a pellizcos. Un show vaya.
Entonces llegó la hora de irnos. Bajamos a cambiarnos y decidimos llevarnos una colección de monísimos gorros de quirófano, cada cual más feo. Y nos fumamos nuestro cigarrito en el sitio de fumar de la entrada.
Llegamos a casa y nos vimos, como no, un capitulillo de Lost, luego Alba se fue a la cama unas 3 horitas y yo me quedé hablando con mi mamá y luego con mi papá, que me tenían que felicitar. Luego llamé a mis abuelos, que no había hablado todavía con ellos desde que estaba aquí. Y luego, porque hoy era hoy, me tomé un Kismet con un colacaito, y unas galletitas y me puse a cocinar. Pollo con pimientos y tomate, para deleitar a Alba con la cena, mientras veíamos o intentábamos ver más Lost. Hice unas patatitas fristas que aaaaaaaay omá que ricas! las primeras que hacía aquí en Finlandia. Y es que era mi santo, y todos los antojos son pocos.
Entonces llegó la hora de salir. Ángel había dicho que se iba a poner perraco perraco, y nos echamos a temblar. Vino a la resi con Anni y Marko y la pereza que me dio no fue ni normal.
Primero una cervecita en Nellys, luego Cave y hasta las 12 valía la cerveza 1.50. Eran las 12 menos cuarto así que nos pedimos una, hidalgo y luego otra. Luego Tatu me invitó a una sidrita por la cara, y entonces nos pusimos a bailar al estilo de Fama, que si boom boom por aquí, que si oh oh yeah por allá. Y entonces llegó el momento de irnos, acostarnos no muy tarde que al día siguiente teníamos clase.

DÍA 73

Día 73
Nos levantamos tarde de cojones, comimos lo que pillamos y nos fuimos para el hospital, porque nuestra amada Arja Sisko venía a recogernos allí para llevarnos al Koljunvirta, o como coño se escriba, esto es, el centro de salud mental.
Y allí que llegamos, todos loquitos, en el hospitalcito.
Llegamos a las 2, nos recibió un enfermero bien simpático que era alguien importante ahí, se le veía buena gente.
Los locos hablan mejor inglés que la mayoría del personal de urgencias del hospital de Iisalmi, ya sabemos como manejarnos con ellos así que todo fue bien.
Nos enseñó todas las instalaciones, la planta, la habitación de aislamiento, etc.
Alba hizo muy buenas migas con una loca, le decía que era muy lovely, y le regaló una postal escrita por su madre. Detallazo.
Luego nos sacaron un cafelito y un bollo, estuvimos charlando un rato y nos fuimos, Arja Sisko nos dejó en el hostel y nuestros caminos se separaron.
Alba y yo vimos un capitulillo de Lost, tras el cual me fui a darme un paseíto. Primero me fui a una tienda de ropita y zapatos, y me compré unas botitas muy monas pensando en mi viaje a Helsinki. Luego fui al Citymarket a comprar tampones. Luego me fui a mi banquito del lago a fumarme un cigarrito y a cambiarme de zapatos. Y luego para casa.
Cuando llegué, Alba estaba dormidica y cuando despertó, nos vimos sendos capitulitos de Lost, en total este día vimos 4.
Cenamos y nos fuimos a la cama, al día siguiente nos tocaba quirófano.

jueves, 25 de marzo de 2010

DÍA 72

Día 72

Lunes, 8 de la mañana despertándonos. Teníamos quirófano hoy, no para operarnos, sino como sairaanhoitajaopiskelja que somos.

Llegamos y menudo lío. Escaleras parriba, escaleras pabajo, que si baja a por los zuecos, que si sube a por el pijama verde, que si elije entre una amplia variedad de ridículos gorros,...

Y allí que nos encontramos, Alba y yo con nuestras respectivas enfermeras a ver operaciones, porque intervenir, lo que se dice intervenir... es más, ni siquiera acercarse a la mesa, ni abrir un paquetico estéril, que tiene su técnica oigame usted, pero sé y puedo hacerlo mejor que tú. Yo no trabajo con discriminaciones, no me presiones.

Pues nada, la mañana se pasó rapidita, vimos un par de hernias a cargo de nuestro amigo médico etíope, una colecistectomía que no salió del todo bien y cómo le quitaban las amígdalas a un niñito de dos años.

Estuvo bien el día, por lo menos son cosicas nuevas, que siempre viene bien el cambio.

Comimos en el hospitalito, y a las 2 nos piramos locas de contentas por fumarnos un cigarrito en un sitio nuevo: la parada de autobús que resultó ser un sitio para fumar, especialmente diseñado para nosotras, con sus asientitos y resguardado del viento. A gusto, porque estábamos a gusto.

Esperamos a Ángel y nos fuimos a comprar a Maxi, nuestro supermercado de confianza. Vinimos cargaicos porque compramos cienes y cienes de cosas. Pero bueno, llegamos y colocamos las cositas, nos echamos un ratito y por la tarde pues estuvimos vagueando como siempre, y contentos porque al día siguiente no teníamos que madrugar.
Así que cenamos y nos pusimos a intentar ver el final del Sexto sentido, en vano porque Megavídeo no terminaba de ir bien. Lo intentamos por tu.tv, cinetube.com, y otras páginas varias, hasta que decidimos irnos a Youtube, que nunca nos falla. Encontramos la parte final y emocionaditas perdidas lo pusimos, "que bajo se oye", decía Alba. Y no era para menos, cuando nos acercamos para oír mejor, descubrimos que estaba e nperfecto español latino, ¡ya pues!. Nos picamos bastante y decidimos dejarlo, pero era pronto para ir a dormir. Entonces llegó nuestra perdición: Alba se decidió a engancharse a Perdidos. Así que, echando mano de nuestro querido Youtube otra vez, empezamos a poner las diferentes partes de los diferentes capítulos, nos vimos dos y nos acostamos, tras filosofar un rato acerca de los personajes de la serie.

DÍA 71

Día 71


Domingo, resaquita mañanera. Pero hoy no teníamos a nadie que nos despertara de nuestro apacible sueño. Así que trannnquilamente a eso de la 1 y media nos levantamos y bajamos a comer algo, que estábamos hambrientas. Seguíamos bajo mínimos en cuando a comida se refería, por no hablar del papel higiénico.

Entonces a ver, tenemos espaguetis, cebollas, pimiento y tomate. Innovemos. Y por supuesto paprika, que no falte nunca.

Arte culinario no, lo siguiente, salió una comidilla rica rica y que empalagaba, agujerancos en el salero y paprika a muerte, pero nos hinchamos.

Seguíamos sin papel higiénico, justo en el momento en que más mocos teníamos ambas. Las servilletas que robé ayer del McDonald se acabaron, y el papel que Alba sustrajo de Cave iba por el mismo camino, así que llamé a Ángel para que comprara algunas cosas básicas para la vida diaria.

Vino y nos trajo además un pastelito que qué rico que estaba, nos lo tomamos con un colacaito.

Luego estuvimos el resto de la tarde sin hacer nada, aburridicas perdías, y es que los domingo es lo que tienen, una está cansada, apática, y pachuchilla encima pues eso, que no hicimos nada.

Y encima pensando que al día siguiente teníamos quirófano, tempranico.

Así que cenamos y nos acostamos pronto, pero recibimos una grata sorpresa: al día siguiente entrábamos a las 9 y no a las 7 como teníamos pensado.

¿Qué podíamos hacer entonces?

Nos pusimos a ver El sexto sentido, peliculón. Pero se conoce que megavídeo no nos iba a dejar verlo tranquilitas, así pues a los 72 minutos se paró y nos quedamos sin saber el final.

Entonces, ahora sí, nos fuimos a dormir, muerticas de miedo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

DÍA 70

Día 70
Sábado. Serían alrededor de las 12 de la mañana. Ángel estaba en una cosa de esas que le gustan a él, acampadas, boyscouts y esas americanadas. La que sí estaba era Heini, que a la hora señalada llamó a nuestra puerta. Yo abrí, inocente de mí, pensando que querría algo. Pero no, me preguntó si podía pasar y pasó, se sentó en una silla y empezó a darnos conversación. Costumbre típica finlandesa, joderte todo el sueño. Ya nos desvelamos, y teníamos hambrecilla, así que decidimos pensar qué íbamos a comer. En esto que vemos que Heini se mete en su cuarto y dice que se va a acostar un ratillo. Eso muchacha, despiértanos y luego vete tu a descansar. La odiamos mucho en ese momento, pero en verdad no es mala gente.
No teníamos comida, cero, ni pasta, ni arroz, ni pan. Lo único: resaca del 15, mala hostia y hambre, muuucha hambre. Así que me decidí e hice algo impulsivo: ir a McDonalds a comprar unos menusillos, mientras Alba se quedaba recogiendo la habitación, totalmente patas arriba después de la noche anterior.
Cuando llegué y comimos, seguimos arreglando el cuarto, todo el mundo preguntaba que porqué limpiábamos, y nosotras contestábamos que porque somos muy limpias. No queríamos dar los detalles de la maceta, el anís por el suelo, la ropa esturreá por los rincones...
Entonces llegó la tarde, ese maravilloso momento en que no sabes qué hacer. Así que vimos una peli: Troya. Peliculón donde los haya.
Después qué podíamos hacer, pues echarnos un ratejo, estábamos con mal cuerpo, por lo menos yo y no sabía bien porqué. La resaca, esa sensación que hacía meses que apenas tenía, y es que la sidra es el mejor invento del mundo. No el anís, ya hemos aprendido la lección.
Pues nada, nos levantamos al cabo de las horas e investigamos a ver que pensaba hacer la gente por la noche. La respuesta era obvia: salir. No teníamos muchas ganas pero allí que nos fuimos.
Nos emperifollamos, que anda que para no tener ganas nos pintamos como puertas, está feo decirlo pero es la verdad.
Y llegamos a Cave, Tom, Alba y yo. El cara-alobao se quedó hablando con alguien que conocía y nosotras nos pedimos una sidrita y nos fuimos a bailar un rato. Como una media hora diría yo. En eso que llegaron Peppi y Simon con la Roneanta y muchas tías, algunas feas y otras no tanto. Y un personajazo donde los haya: el entrenador del equipo de fútbol de Iisalmi, el calvito con cara de cocainómano, le llamaremos CCC.
Pues se conoce que CCC estuvo todo el rato con Alba tirando la caña, y Alba desesperada con cara de ¡sálvame por favor!. Nos invitó a una cervecilla y nos pedimos luego una bebida extraña, de sandía y calentuja, no estaba mu allá pero el caso es que llevábamos un ciego curioso.
Entonces fuimos al baño. Alba no quería pero me acompañó, y nos acordamos de la escasez de papel higiénico que sufríamos, y decidió coger un poquito, a little, como diría nuestra querida Madre.
El caso es que después de Cave, Alba se fue y los demás nos fuimos al Aleklubi, alguien me llevó en brazos, lo recuerdo porque no pegué ni un traspiés en ese corto camino. Allí, CCC empezó a darme por culo, que si vamos a bailar, que si a esperarme en la puerta de la sala de fumadores,... Que susto pasé, y los tíos que no me ayudaban, el Peppi mela tenía guardada después de lo de Mimmu.
Cuando iban a cerrar ya, a eso de las 4 de la mañana, me viene el tío, me agarra por detrás, y con una canción lenta sonando me susurra al oído que si quiero un bailecito. Grité de desesperación, Pataleé, un infierno lo que pude pasar esa noche. Pero también me rei bastante.
Y vuelta a casa, paradita en Saha Grill a patatitas party y al hostel a comérnoslas, cuando llegamos nos encontramos a las alemanas en la puerta, 4 y media de la mañana, fumando, todas menores de edad osease que no habían salido. Sólo Dios sabe que harían despiertas a esa hora.
Y me fui para la cama, triste porque al día siguiente era domingo, contenta porque quedaba menos para el siguiente.

jueves, 18 de marzo de 2010

DÍA 69

Día 69. Bonito día.
Nos levantamos tranquilamente a eso de las 11. Comimos aquí, ya que pensamos que para qué ir a la universidad para comer allí si hay que comer antes de la 1, entonces perdemos el tiempo allí, pudiendo aprovecharlo aquí en dormir o en no hacer nada.
Esto tiene una explicación, y esque tuvimos clase, a las 14.15 con doña Marjatta Kumpulainen, Cultural Awareness. Teníamos que hacer una presentación, sobre la administración del tiempo en España. Dejamos muy claro que los españoles no somos perezosos, simplemente nos gusta emplear nuestro tiempo en cosas que de verdad queremos hacer, y no malgastarlo. Por ejemplo, prefiero estar en la cama 10 minutos más, aunque eso signifique no desayunar, o ir luego con prisas. Y siempre somos puntuales, aunque no lleguemos nunca 5 minutos antes a ningún lugar.
Les encantó, todos entusiasmados, y cuando les enseñamos un día normal en la vida de un español y nuestros horarios de salidas nocturnas, y nuestra costumbre de tomar chocolate con churros cada vez que vuelves de fiesta, pues hasta palmas se escucharon en la clase (sabemos que no). Pero no estuvo mal del todo, al menos la nuestra duró más de 5 minutos, porque los demás se lucieron.
Luego volver a casa, solo pensar en el camino de vuelta me ponía los pelos de punta. Pero estuve hábil. Escuché fragmentos de conversación en la clase, algo acerca de un coche, un tío con botas de piel de serpiente y chupa de cuero, y Peppi entablando amistades. Le pregunté suavonamente "Josef, ¿vas para el hostel? ¿andando?". Su respuesta fue afirmativa, pero lo vi irse con el sujeto, les seguimos a una distancia prudencial, y cuando nos vieron con cara de penita, nos invitaron a subir al coche. Amo a ese hombre, esa calvita, ese estilazo vistiendo, ese Audi. No es un Volvo, y no me trae tan buenos recuerdos, pero que te lleven en coche al hostel es una de las mejores cosas que te pueden pasar.
Y llegamos, cafelito para el cuerpo y Ángel que no estaba en casa, cuando Markus apareció y nos preguntó por él.
Esa noche tendría lugar uno de los eventos más importantes del fin de semana: fiesta en la habitación de Tom. Vamos, una excusa para ponerse hasta el culo de alcohol. Así que una ocasión especial merece un alcohol especial, más allá de la cerveza y la sidra, incluso el Salmiakki. Así que nos dirigimos a la licorería, dispuestas a gastarnos el dinero que fuera, bueno tampoco tanto, pero estábamos generosas aquel día.
Entramos y nos fuimos directamente al tequila. Carillo, casi 20 euros la botella de medio litro. Buscamos alternativas: ¿vino y tintito de verano? ¿vodka? ¿ginebra?.
Nos decantamos por un ANÍS, 17 euros la botella, y la convicción de que no llegaba a mañana.
A eso de las 7 de la tarde llegamos a la resi, y decidimos probar a ver a que sabía aquello. Como si no lo supiéramos. Decidimos un chupito cada media hora hasta las 8, y a partir de ahí cada 15 o 20 minutos. Solo puedo decir que eran las 9 y media y la botella estaba ya vacía. Pero vamos por partes.
Empezamos con un chupitillo, y nos sentó como que regularcillo al estómago, así que nos fuimos a comer algo. Comimos y subimos al cuarto, nos echamos otro y en esto que llegaron Ángel y Heini. La habitación de Tom empezaba a caldearse, es decir, hacía un calorcete allí, sin ventanas y ñás gente allí que en la guerra. También estaban Salla y Tatu, y las 4 ó 5 alemanas que están ahora en el hostel, por la cara porque no sé todavía de donde han salido.
El caso es que empezamos a chupitazos, invitando a algunos privilegiados, intercalando con sidrita y cerveza y algún que otro vodka polaco patatillas por aquí, foticos por allá, Franz Ferdinand sonando de fondo, descontrol, ciegazos increíbles que se veían. Las rusas poniendo patas arriba nuestra habitación, macetas rotas, FUMETAS!!!, insultos en ruso, cigarros, alfombras volando, íntimas con las polacas, confesiones a media noche, o a las 9 de la noche, el anís que se iba acabando, Ángel dando por culo, ¡ay mi ojo!, bolas de nieve, Svetlana con la espalda partida y chichones por toda su cabeza, y un largo etcétera que algún día recordaré.
Entonces salimos, fuimos al Cave primero pero extrañamente llegamos allí. Yo primero con la roneanta, no tenía el bolso y por tanto el carnet, no me dejaban pasar, busqué a Alba, la vi viniendo con la roneanta 2 DE LA MANO y cantando. Extraño cuanto menos, pero decidí pasarlo por alto. En cave no bebí nada más, estaba demasiado ciega como para probar otra gota de alcohol, hasta que Alba me llegó con una sidrita, no podía rechazarla. Estuvimos allí, bailando y esas cosas que se hacen en Cave, pero no nos quedamos hasta muy tarde, porque estábamos cansadas y ciegas, así que le tiramos para la casa, cantando y resbalándonos por el camino. Llegamos y lo que pasó fue muy pero que muy triste. Esto que viene ahora es lo que me han contado, porque yo solo recuerdo algunas cosas, lagunas mentales, y es que el anís hace mucho daño.
Llegué a la cocina, y me encontré a Tom, Ángel y Heini, comiendo. Tenía hambre, pero escaseaba la comida, así que eché mano de lo primero que encontré: crispicillos. Y allí que me senté, en la escalera, a comerme mis crispicillos y por lo visto debía estar enfadada, porque dicen, se comenta, que me estaba peleando con ellos. Entonces los dejé, no me satisfacían lo suficiente, y me eché una jarrita de agua que acabó hecha añicos en el suelo. Recogí los trozos más grandes y lo demás lo tapé con una alfombra, entonces la emprendí con unos dvds que había, se conoce que estaba mosqueada con la vida, y Ángel picado llevándome al cuarto, descubrí en ese momento que el sofá es SOFÁCAMA, cuando vi a la enana durmiendo en él, cubierta con las flores de la maceta que se rompió, tal como si estuviera muertecica la pobre. Me arrecosté a su lado, me arrastré al cuarto, Alba me hizo un vídeo de lo más vergonzoso, y entonces me fui a la cama, nos reimos un rato hasta que el sueño pudo con nosotras y nos quedamos dormidicas, agusto porque estábamos agustico, y hasta aquí el día en que casi morimos por culpa del anís, y no teníamos ni idea de la resaca que daba dicha bebida, hasta que nos despertamos al día siguiente...

DÍA 68

Día 68
Jueves, resaquilla mañanera. Me levanté a la misma hora que estos dos, a eso de las 11 y media. Ellos iban al hospital, y yo aproveché para ir de compras. Visité varias tienditas de ropa, me compré tres camisetas y tan contenta que iba, me fui a mi banquito a fumarme un cigarro y filosofar, luego al Citymarket a comprar. Quería prepararles cenita, ya que los pobres habían comido unas tostaicas con aceite. Si es que la vagueza es mu mala.
Decir que salí a la calle con mi querida camiseta de Franz Kafka o como coño se escriba, y una sudadera de Alba. 0º, ni frío ni calor.
Volví a casa, a eso de las 2 y media o 3. Me preparé una ensaladita para comer, con tantos ingredientes que no sé ni a lo que sabía. Y me puse a preparar una suculenta lasaña para por la noche, o para cuando estos llegaran. Me vi unas cuantas seriecillas y a eso de las 5 me llamaron, muertitos de hambre, que si les podía llevar unos sandwiches mamuca! al hospital. Veeenga vaaale, me acerqué a verles y nos comimos el piscolavis, en eso que llegó Heli y nos pilló de casualidad, abrazos aquí y allá y nos contó como iban a ser las siguientes semanas en nuestras prácticas.
Volví a casa y cuando llegaron cenamos, la lasaña estaba que se deshacía en la boca, literalmente, no consigo pillarle el punto a la pasta finlandesa.
Teíamos que hacer una mierda de presentación para el día siguiente, así que nos pusimos manos a la obra. Recuerdo el día, hace un par de semanas, cuando nos encargaron la presentación, que le dije a Alba "tía, en cuando lleguemos nos ponemos a hacerla y nos la quitamos de encima", a lo que Alba me contestó, "seguro que el día de antes a las 2 de la mañana estamos terminándola". Pues eran las 1 y pico cuando decidimos dejar los últimos retoques para la mañana siguiente y ponernos a ver Los hombres de Paco. Muy triste todo.
Los vimos enteritos y nos acostamos, preparadas para un intenso día el que venía.

DÍA 67

Día 67
Me desperté a eso de la 1 y media, y Alba a la misma hora que yo, con la diferencia que yo me acosté a las 8 tras una dura noche de hospital y Alba a las 2 ó 3 viendo series. En teoría ellos iban a ir al hospital hoy, pero como se suponía que teníamos un examen, pues no fueron.
Entonces nada, estuvimos todo el día en la casa, hicimos nominaciones. Coincidimos en los 5 puntos, para Raíces, y los demás repartidos entre las rusas, la madre, la quinta, etc etc.
Nos dijo Ángel que si queríamos ir a la bolera, que iba a ir él con la hija de nuestra enfermera Liisa y su novio, pero le dijimos que no, que teníamos que hacer una maravillosa presentación para Cultural Awareness. Está más que claro que al final no hicimos otra cosa que ver series y vaguear. Entonces llegaron las 7 de la tarde, esa hora en la que teníamos que ir a una clase de español en el istituto, a soportar a gente mirándonos como a monos de feria, y que nos apetecía poquito poquito. Pero al final no estuvo tan mal, hablaban bastante bien español y se quedaban flipados con nuestro dominio de las eses, hablamos más fisno que en toda nuestra vida. Nos sacaron cafelito y piscolavis y estuvimos hablándoles de España, de nosotros, nuestras familias, y ellos de sus cosillas.
Cuando terminó la clase nos encontramos con una esvástica en el suelo del instituto de Iisalmi y creimos estar dentro del mismísimo Internado. Fui al baño pero no había luces, a tientas lo encontré y volví muertica de miedo.
De vuelta, debo decir que llevaba ya 3 días sin fumar, aún seguía un poquico mala pero ya estaba mejor, me dijeron que iban a salir la gente y dije pues venga, salgo un ratejo. Me hice un pan sucete y Alba se fue a dormir, que al día siguiente se suponía que iba a ir al hospital de mañana.
Salimos, primero al Nellys a ver partidito de fútbol, Barcelona contra Stugard o algo así, equipo alemán del que Peppi por lo visto es muy fan. 4-0 ganando los azulgrana, el por culo que le dí aquella noche no fue ni normal.
Entonces me fumé un cigarro, que me supo a gloria después de tanto tiempo. Y nos fuimos a Cave.
Allí estábamos, pechá de gente y yo con Svetlana hablando de cosas de la vida, me contó intimidades y cosas personales, y yo le respondí con mis paranoyas. Estábamos tristonas y decidimos irnos a casa cuando termináramos la sidra que teníamos. Pero entonces nos la acabamos y decidimos tomarnos otra, a la salud de cada una. Y entonces decidimos ir un ratito al Bepop, solo una cervecita y para casa, que no estoy muy animada.
En Bepop, tras 3 ó 4 cervezas, y otros tantos amagos de irnos, tocamientos y guantazos, bailes desbocados en la pista, gogos de discoteca encima de una tarima, abrazos, roneos de la rusa con Aleksi, desprecios a borrachos acosadores, decidimos que era buena hora para irnos. Entonces nos fuimos a la resi y nuestro querido Josef preparó su plato estrella: los huevos revueltos con jamón, queso, picantito, etc. Que bueno madre, ahí que nos lo comimos Josef, Tom y yo y tranquilamente me fui a la cama, cansaica que estaba y sabiendo el día que me esperaba al día siguiente, después de haberme fumado los cigarros de 3 días en una sola noche.

DÍA 66

Día 66


Me levanté pronto, teníamos un poquito de Survival Finland a las 8.15. Pero se conoce que estaba fatal, no dormí nada en toda la noche y decidí quedarme durmiendico en mi cama calentita, los demás se fueron y me levanté a eso de las 11. Desayuné tranquilamente y me puse al día con Lost, Los hombres de Paco y Cómo conocí a vuestra madre.

Cuando llegaron estos dos, se echaron siesta y yo hice lo mismo, pues me esperaba una noche movidita.

A eso de las 7 me puse a cocinar, vimos una seriecilla Alba y yo y cuando tuve mi cena lista, me la metí en un Tupperware y le fui tirando al hospital, hoy era el día que iba a hacer mi noche.

Llegué a eso de las 9.15 y me encontré con que iba a estar con mi Liisa y mi querida Marja Liisa, o como coño se llame, la de ayer que no hablaba ni papa de inglés.

Al principio bien, bastantes pacientes, no muy malitos la verdad. No hice mucho, pero todo el rato parriba pabajo, seguía malilla, pa que engañarnos, pero puse todo de mi parte. Un electro por aquí, una sondita por allá, un borracho que huele mal.

A las 12 y media o 1 de la mañana por fin pude irme a cenar, me saqué mis filetitos con patatas y me los comí tranquilamente haciendo un sudoku. Liisa había traído unas galletitas que cada vez que pasaba me comía tres o cuatro.

Seguimos con nuestras cosas, pero ya quedaban dos o tres pacientes na más, entonces ellas se fueron a descansar un poquico y tomarnos un cafelito, a eso de las 3 de la mañána. Y entonces llegó lo mejor. Me dijo Liisa que me podía echar a dormir un ratillo, yo le dije que no, que estaba bien. Mentira, estaba que me caía pa los laos, pero para quedar bien. Entonces ella trajo una mantita y una funda de almohada y me dijo que me acostara, era una orden. No quise desobedecerla, así que las siguientes tres horas me las pasé acostaica, más agusto que otra cosa. Fuera unos -26º, muy por la cara, se conoce que por la noche refresca aquí en el mismísimo Iisalmi.

Cuando dieron las 6 y pico, decidí que podía levantarme, y menos mal porque estas dos señoras estaban deseosas de tomarse otro café, y mi presencia las cortaba un poco.

Y en eso que dieron las 7 y empezó a llegar el relevo, y cuando dieron las 7.15, hora de irse, me puse la mar de contenta cuando Liisa me dijo que me llevaba a casa.

Ahora voy a contar el día de Alba, bueno lo que le pasó ya entrada la noche. Se conoce que estaba ella trannnquilamente viendo un partidito de fútbol y estaba en la cocina con Raíces y Ángel. A esto que coge Ángel y se va a hablar por el Skype y se quedó Alba sola la pobretica con el amigo moreno... Pregunta del moreno, después de un ratico de dar por culo: "¿Tú tienes novio?". Y respuesta fatídica de Alba: "No". Entonces Raíces sacó conclusiones: "I'm single, You're single..." Alba, hartica de vivir, no quería ver como terminaba eso. Pesaete Raíces, le cortas malamente y sigue, sigue, no se cansa, no se da por aludido.

Lo dejó todo plasmado en un vídeo y decidió quedarse en el cuarto, muerta de miedo, esperando que otro día llegase.

Cuando llegué a la casa me tomé un colacaito con tostadas, y me acosté a eso de las 8 reventaica.

DÍA 65

Día 65

Lunes, hospital. Me arrepentí una y mil veces de la charla trascendental que mantuve con Alba la noche anterior, el dormir dos horas estando mala y aguantar 7 horas en urgencias no viene nada bien.

Pero ahí que llegué, a las 7 de la mañana a mis urgencias. Me tocó estar con Marja Liisa, o como coño se llame. La tía que menos habla inglés de todo el hospital de Iisalmi. Y no se entera de que si me habla en finlandés no me entero. Si es para decirme una chorrada vale, porque te pongo mi mejor sonrisa y te quedas tan contenta y feliz, pero si es para decirme algo importante acerca de un paciente, no chula, no arriesgues porque no te voy a entender y puedo poner vidas en peligro. Aunque si luego tengo que salvarlas, tampoco es mala idea. Pero no, no me hables y todos contentos.

A punto del llanto, no me dejaba hacer nada, las urgencias llenas, pacientes en los pasillos. Hasta que decidí cambiar mi estrategia para poder hacer algo. Cuando veía a alguien cogiendo el carrito de sacar sangre, me iba tras él/ella y ponía cara de penita. Me funcionó un par de veces, es lo máximo que hice en toda la mañana.

Fuimos a comer a las 12 o así, y entonces ya sí que estuve a puntico del llanto, cuando la tía-del-pelo-que-le-llega-hasta-el-culo pasó dos veces mi visa por la maquinita de cobrar, y me dio por pensar que me había cobrado dos veces. Se lo dije amablemente, no una ni dos ni tres, sino tres veces. A la cuarta me cagué amablemente en sus muertos y me fui picadísima a comer.

Comimos tranquilamente y luego volví a las urgencias, no hice nada, vi poner algún puntillo que otro pero aburridilla, un café tras otro, visita de Alba que estaba como yo más o menos, y cuando dieron las 2 menos 20 pensé que era ya hora de irme, pero llegó la del pelo largo a explicarme una y otra vez que solo me cobró una vez. Y yo que sí, que vale, que me dejes que me quiero ir, que estoy mala, que te den.

Llegamos a la residencia y me encontré con que estos se habían robado A LITTLE de burana, esto es, dos vasitos de medicación llenos de ibuprofeno 600, lo bien que me vino pa mi malura no se lo imagina nadie.
Entonces nos pusimos a estudiar un poquito de geriatría, pero Alba desconfiaba y decidió mirar antes su correo. Menos mal, ya que nuestra queridísima Laura nos había enviado un correo para decirnos que no íbamos a hacer el examen el miércoles, que ya nos diría el día. Pues vaya, yo aquí estudiando como una loca (sé que no), sin hacer nada este finde para quedarme estudiando, o por lo menos para no sentirme mal, y ahora me dices dos días antes que no hay examen. Zorra.
Y poco más, estuvimos la tarde en la residencia, viendo seriecillas y sin hacer mucho, pensando que al día siguiente teníamos clase a las 12 pretendíamos acostarnos tarde, pero cuando Ángel nos dijo que SF a las 8.15, nos cagamos en los muertos de Jani y nos fuimos a la cama prontito, como los niños buenos.

DÍA 64

Día 64

La muerte. Me levanté más mala que un perro, con una tos y unos mocos que me quería morir.

Estuve todo el día en casa, del sofá a la cocina, a ver series, con muchísima tos, pelis, comida caliente, SIN FUMAR. Un infierno, el peor día de mi estancia en Finlandia.

Pero hay algunas anécdotas graciosas de este día.
Llegó la enana a ducharse al cuarto de baño de abajo, en donde el picaporte se conoce que no está del todo bien, intentó abrir y se quedó con él en la mano. ¿Quién estaba dentro? Un hombre, no le vi bien. Sólo cuando salió y descubrí a Rufinillo, me iba a dar algo. Rufinillo ya no tienes secretos para mí. Te he visto vomitar, he visto tu mierda en el baño, sangrar por la nariz y ahora tu silueta desnuda en el baño. Por favor, si alguna vez lees esto, un poquito de intimidad para tu persona.
Nos acordamos del día en que, ayer mismo, estábamos tranquilamente escuchando musiquita en el pasillo, donde se pilla bien internet porque joyas como Estopa y Laura Pausini solo se escuchan por Spotify. A esto que llega Raíces con Katy, Alba mira como puede mirar cualquier persona normal cuando ve que alguien llega. Y entonces Raíces le tiró un beso desde la lejanía. Alba me miró con cara de asustadica, y de reflejo volvió a mirar, y recibió otro beso de los labios de Raíces. Se quería morir la pobre, la cara desencajada. "Berta, que me ha tirado un beso, que hago joder que hago". Pues nada hija, aguanta como puedas.
A eso de las 9 y pico me fui a la cama, porque estaba cansada y pachucha. Me puse a hacer un sudoku proque no me entraba el sueño, y cuando me quise dar cuenta, eran casi las 11 de la noche. Entonces bajé a ver que se contaba Alba, y me volví a subir y me volví a acostar.
A esto que sube Alba a acostarse también, yo despierta le digo, "¿mitä kello on?" y me contesta que las 12.30. Me cago en la puta, me salí con ella a fumarse un cigarro, yo no porque estaba mala y no fumé en todo el día, como una niña buena. Volvimos al cuarto, nos acostamos pero no nos entraba el sueño. Estuvimos filosofando hasta casi las 3 de la mañana, acerca de la vida y la muerte, del lenguaje en que piensan los perros, de Dios, de Raíces, del origen del universo, y en general de cualquier cosa.
Apenas dormí en toda la noche, y esque con mil cosas en la cabeza no se puede conciliar el sueño.
Me esperaba un día durillo al día siguiente.

DÍA 63

Día 63
Sábado, me levanté hechica peazos. Me estaba poniendo mala, bueno ya lo estaba, podía sentirlo en mi interior.
Me encontré con una sorpresita de ko más desagradable: alguien había vomitado en medio del pasillo, caso obstaculizando el paso. No fui yo, así que no pretendía limpiarlo.
Desayuné y como me había levantado prontito me fui a dar un paseo, pero esta vez hacia el otro lado de Iisalmi. Es una ciudad pequeñica, en un rato te la ves entera. Llgué hasta el Halpa Halli o como se quiera llamar aquel lugar. No hay mucho que ver, es tipo Carrefour, y me dio hambrecilla así que me tomé un menú hamburguesa y tras media hora esperando a que me lo sirvieran, volví dándome un paseito hasta casa. Hice una paradita en mi banco a fumarme un cigarrito, el primero del día y esque realmente no me encontraba muy bien.
Cuando volví me encontré con la misma escena: el vómito. Alba había estado haciendo averiguaciones, y esque por lo visto había un hombre durmiendo esa noche en el hostel, y él había sido el responsable del acto, que se conoce que el hombre no controló con el alcohol, y así acabó.
Aquello empezaba a oler mal, así que cogí una fregona, o una mierda de las que aquí llaman fregona y me enrollé una bufanda alrededor de la cabeza impregnada en perfume y cogimos Alba y yo y nos pusimos a limpiarlo. Las polacas nos ayudaron, por lo menos dándonos apoyo moral, por que lo que es la demás gente del hostel no movió un dedo. Arcadas incontrolables, tropezones rebeldes, al final dejamos el suelo impoluto con la ayuda de Tom y Peppi.
Nos tomamos un cafelito y nos vimos una serie. Ángel se había ido con Ansku y Anni a pasar el finde fuera.
A eso de las 9 y media empezamos a beber un poco, una sidrita, una cervecita y entonces salimos. Un poquito de Cave y un poquito de Bepop, pero nos fuimos pronto a casa, yo estaba nada más que regular y necesitaba descansar.

lunes, 15 de marzo de 2010

DÍA 62

Día 62


Me levanté para ir al hospital, 6 de la mañana. Me niego, retrasé el despertador una hora. Pero me dio remordimientos, y a las 6 y media me levanté. Me tomé mi colacaito con crispis y me fui para el hospital. Llegué a eso de las 7 y cuarto, me hicieron un relevo de lo más cutre y a las 7 y media me dice mi colega Martti: "puedes ir a tomar café, no hay nada que hacer". El café más largo de la historia. Hospital de Iisalmi, urgencias, viernes, 1 paciente. Y yo con mil cosas que estudiar, pues me viene genial.

Me pasé la mañana ordenando libros, haciendo pegatinas con nombres para las taquillas, dándo paseos solitarios por el hospital, mirando aquí y allá. El día más aburrido de la historia.

Encima de todo, me estana poniendo mala, lo notaba, lo sentía en mis adentros. Estaba en un hospital, pero no se me ocurrió ponerme un termómetro, pero sé a ciencia cierta que, mínimo, febrícula tenía.

A las 2 menos cuarto le dije a mi amigo si me podía ir, y me dijo que sí, así que me piré. Me fumé mi cigarrito y tuve que comprar unas cosillas, porque se conoce que Alba y Ángel estaban ocupadísimos en casa, habiéndose levantado a las 12, sin prácticas ni clase, y no podían ir ellos. Cabrones.

Llegué a casa y nos comimos el pollo con pimiento y tomate que preparé el día anterior. Estaba riquísimo, todo hay que decirlo.

Cafelito y nos pusimos a estudiar, pero me encontraba regular, y a eso de las 5 me eché un rato la siesta. Debía significar que estaba hecha peazos, para que yo decida ir a echarme siesta.

Me desperté a las 9 o así y me encontré con que los austriacos ya habían llegado y estaban con las polacas, Salla, Tatu y alguno que otro más viendo una peli, y da cosica pasar por delante cuando le gante ve la tele.

Bajé a cenar y cuando subí, queríamos Alba y yo fumarnos un cigarro. Pero no queríamos pasar y molestar. Solución: fumar en el cuarto, asomadas a la ventana, medio cuerpo fuera. Comodidad no, lo siguiente.

Entonces salimos, pero yo no tenía mucho cuerpo, estaba todavia malilla. Así que un poquito de Cave, y me fui pronto para casa, me vi una seriecilla y me acosté.

DÍA 61

Día 61
Me sorprendí comiéndome una paella en Nerja, tintito de verano en una mano y cigarrito en la otra, mientras el acordeonista tocaba 69 Eyes y la suave brisa acariciaba mi piel y me traía un olor a mar que me evocaba los recuerdos de mi infancia...
Entonces TOC TOC TOC! llaman a la puerta, 12.30, RESACA. Sanna a sacarnos de paseo. Compras y vueltecita por el pueblo, ¡bien, lo que más me apetecía en este momento!.
Fuimos a varias tiendas de deportes, que Ángel quería comprarse una especie de impermeable para cortar el viento no nosequé. Me encontraba fatal y tenía hambre, así que fuimos a comer. Chino, buffet, 8 euros. Más rico que otra cosa.
Después fuimos al Citymarket a comprar helado, lo más lógico cuando estás a -5 grados, ¿porqué no?. Nos encontramos a nuestra amiga Hello Kitty en forma de globo, y la secuestramos.
El caso es que nos íbamos a casa de Salla a tomar café. Tiene una casa de lo más bonita, de madera campestre, con sauna, y muchos hijos y animales.
Nos tomamos el cafelito, estábamos totalmente llenos por el chino y la resaca de ayer, nuestros niveles de sueño subieron hasta niveles insospechados, así que tras un ratito de cháchara nos fuimos, nos llevó al hostel y cuando llegamos nos echamos un rato. Alba cerró los ojos un momento y se despertó a las 3 horas. Cuando despertó vimos Los hombres de Paco, que no paraba de quedarse pillado, pero lo terminamos de ver y entonces decidí ponerme a cocinar para el día siguiente: pollo con pimiento y tomate.
Me dieron las 12 cocinando, mientras hablaba con mi madre y cenaba, y entonces me acosté, al día siguiente tocaba mañana en el hospital.

DÍA 60

Día 60


Desperté prontito, 6 de la mañana, para un nuevo día en urgencias.

Nada más llegar, había una señora más mala que un perro la pobre. Nos tiramos una hora con ella, haciendo pruebas y cosas, y luego la llevamos a la planta, lugar en donde nada más al ver el aparataje, los pacientes y el PERSONAL, me di cuenta que habría sido un lugar mucho más maravilloso que el kirurgianosasto, pero que le vamos a hacer.

Volví a mis urgencias, saqué un par de sangrecillas, constantes, electros, sandwichito, cafés por doquier.

Entonces llegó la diversión de la mañana, cuando a eso de las 12 y media llegó un hombre con 3.02 de alcohol en aire espirado, osease muy ciego, barbilla abierta, cubiertico de sangre. Había que suturar, y por un momento se pasaron por mi cabeza imágenes, me vi colocándome unos guantes estériles, cogiendo el porta y la aguja, haciendo lazadas palante y patrás. Pero volví a la realidad, una médico viejuna se estaba preparando para tal hazaña. Lo primero, pretendió pinchar la anestesia local con la aguja de cargar, la rosa que parece una pajita, pues eso.

Total que puso la anestesia sin guantes ni nada, ¡para qué!, se veía un tío limpito, como mucho un sida tonto.

Pues allá que dio sus puntitos y el tío tan feliz, no podía ni levantarse, así que lo metieron en la habitación donde meten a la gente reventada, a que durmiera. Pero el tío no paraba de levantarse a darse vueltas, fumar, paseitos, etc.

Luego llegó el segundo momento más divertido del día. El momento de poner un cistofyx, cistocele, llámalo X. Viejo demente, enfermera inexperta, médica echá palante. Cistofyx apunto, anestesia con aguja de medio metro, banderilla, ¡zas! lluvia dorada, sangre, todo sucio. Muy agradable.

Pero eran ya casi las 2, así que recogí mis cosas y me fui más contenta que otra cosa.

Llegué a la casa y Alba estaba preparando unas lentejitas, con el ingrediente esencial siempre presente: PAPRIKA. Nos las comimos, muy ricas que estaban, y vimos un capítulo de Los hombres de Paco. Alba me contó lo que había pasado esa mañana: Enana y Raíces, ella le dijo a él que por favor, cuando lavase los platos echara jabón, que si no no vale para nada. Y poyaque, que cuando se duchara que le echara un poquico de jabón a la esponja, que vivimos muchos en la residencia y no es plan de ir oliendo mal por las esquinas. Bien, Enana, eres mi ídola a partir de ahora.

En eso que vino Markus, estuvo aquí un rato y se fue, para volver luego. Nosotras nos acercamos a comprar algo de bebercio para la noche, queríamos Salmiakki, pero aquí en Iisalmi no se estila el Tax Free, por lo que la botella costaba como el doble de lo que nos costó en el viaje. Así que nos conformamos con unas sidritas.

Llegamos a la casa y nos hicimos algo de comer, Alba se comió sus lentejitas trannnquilamente y empezamos a beber, escuchando musiquita, viendo vídeos y fotos chorras, etc.

Y salimos. Primero Cave, co Katriina y Marju. En un momento que fuimos a fumar, había un hombre gorrrdo como él solo. Estábamos Alba y yo con las rusas, y el tío se puso a hablarnos, que de donde éramos, que hacíamos en Finlandia, etc. Sólo se me ocurrió un: me llamo Antonia, de España, eso sí, pero prostituta de lujo. Y me dijo el tío: "pues yo soy rico, así que vente conmigo" y añadió "yo también sé ser gracioso". Lo sé, yo me lo he buscado.

Luego fuimos a Bepop y nos encontramos con una chica que supuestamente nos conoce del hospital, pero no nos acordábamos de ella. También conocimos a un chico, finlandés pero que hablaba en español y con acento mexicano. Más gracioso que otra cosa. Muy majos los dos, nos invitaron a cigarros varios y menos mal, porque no sé en qué momento de la noche nuestro tabaco de liar desapareció.

Luego Maribella, Katy sangró un cigarro a alguien y me dijo de compartirlo, a esto que intento encenderlo y lo enciendo al revés. Y no iba tan ciega, fue un error de cálculo.

Y llegamos a la casa, casi a las 5, y nos dormimos.

DÍA 59: URGENCIAS

Día 59
Me levanté a las 11 y media o así, había dormido más de 11 horas, recuperando lo que me había faltado en todo el finde.
Desayuné, me preparé mi Tuperware con comida para el hospital y me encaminé.
Era mi primer día en urgencias. Llegué a las 12 y estuve una hora o así descolocada, sin saber que hacer. Mi enfermera me miraba y sonreía, no se arrancaba a hablarme, "esque aquí en Finlandia somos muy tímidos". Ya lo sé tía, pero y que pasa entonces conmigo.
El caso esque al final empezó a hablarme y muy simpática, me dejó hacer de todo: saqué sangre, electros, constantes, vías (bueno solo una y al final ni la puse yo). Pero el caso es que me gusta mucho más que la planta.
Diversos descansos para café. A las 3 o así me saqué mi comida ante la atónita mirada de la gente, confusa porque no sabían si se trataba de comida, merienda, cena, o qué.
Pacientes de todo tipo, todos hablándome en finlandés, y los enfermeros también. Yo era la única alumna, por lo menos todo lo que había era para mí.
Y se fue pasando la tarde, nada demasiado destacable. Y me dieron las 7, la hora de irme. Tranquilita por el camino, mi tan ansiado cigarrito y me dirigí a casa.
Alba estaba preparando un arrocito de ese que hace ella, que se supone que es paella, pero no tiene el color ni el sabor de la paella. Está muy bueno, echa para 6 personas y empezamos a comer a las 8 hasta que nos acostamos, por lo que nunca queda para el día siguiente.
Después de cenar estuve un rato hablando con mi mamá y me acosté super pronto, ya que al día siguiente tenía que ir por la mañana.

DÍA 58: VUELTA A IISALMI

Día 58
Amanecimos en el barco, otra vez, con más sueño que otra cosa pues el día anterior nos acostamos tardecillo. Y bajamos a desayunar con Madre.
Bacon, albondiguitas, sandía y muchos líquidos para mitigar la resaca y la deshidratación.
Volvimos al camarote y recogimos nuestras cosas, se echaron un ratito y me fui a pasearme un rato.
El barco paró, a eso de las 10, bajamos y nos dirigimos al autobús. Las polacas se quedaron, pues se iban a ver Tallín. Rufino se iba a Rusia, así que menos gente en el autobús, ¡más sitio para nosotras!.
Nos montamos y esperamos a los austriacos que se hicieron los remolones lo que les dio la gana.
Cuando estábamos ya todos montados, sentadicos cada uno en nuestro sitio, Peppi abrió una botella de Salmiakki, y se tiró las primeras dos horas de viaje invitándonos a beber con él, mientras nos deleitaba con agradables piropos del estilo de fulanas y comepollas. Eso es lo bonito.
El viaje en autobús más horroroso de toda mi vida. Siempre se dice, se conoce, se comenta, que cuando vas a algún sitio, la vuelta se hace más corta que la ida. Pues no fue este el caso. Encima Louis no paraba de decir que íbamos a legar antes de lo previsto, al final llegamos una hora más tarde y todavía nos quedaba comprar. Pero nos esperaba una sorpresa en la estación: Heli y sus abrazos.
Fuimos al Citymarket y volvimos cargados de cosas. Llegamos a casa y comimos algo, me conecté y conversé con mi gente, miré mi Facebook, Tuenti, Twitter, ADV, y una carta para mí.
Cené, me preparé la comida para el día siguiente, y me fui a la cama a eso de las 10.30, reventaica. Un fin de semana realmente agotador.

domingo, 14 de marzo de 2010

DÍA 57: ESTOCOLMO

Día 57

Despertamos a las 7 de la mañana, hora finlandesa, por lo que nos volvimos a acostar. No sé de quién fue la idea de bajar a desayunar tan temprano, pero me jodió bastante.

Bajamos al buffet del desayuno, pagamos y entramos. Nos sentamos Alba y yo solas en una mesa porque los demás se olvidaron de nosotras. Tomamos un desayuno ligerito: café y zumo, bacon, albóndigas, fiambres, yogur, fruta. Desayuno sano donde los haya.

Terminamos y nos fuimos a nuestro camarote, para prepararnos para la visita turística a Estocolmo.

A eso de las 9.30 el barco paró y nos bajamos, tomamos tierra y nos fuimos a coger el metro. Sellaron nuestra tarjeta de Estocolmo y nos subimos una parada, nos bajamos y el mismísimo estaba más perdido que su puta madre. Nos llevó por el camino equivocado, subiendo y bajando las escalaras más largas de la historia. Una vez fuera del metro, cogimos un autobús. Y el conductor no era otro que el doble de Pau Donés. Así que le recordamos cantándonos una Flaca, a lo que un hombre, viejete, pelo blanco, nos dice: "anda, Pau Donés". Y pensamos, juer, internacional a tope Jarabe de palo. Encontes se acerca y nos saca el móvil y nos dice "¿sabéis quién es este?" y nos enseñó una foto de él con el cantante de M-Clan, entonces dedujimos que el hombre sueco no era. El tío decía que era el manager de Jarabe de palo y de M-Clan, no sabemos si creerlo o no, pero hace ilusión encontrar españoles por el mundo. Era un matrimonio que habían venido a ver a su hija que estaba estudiando en Estocolmo. Valencianos. Se despidieron con un "no comáis mucho pescaito frito", y nos bajamos del bus.

Llegamos a un museo donde había un barco vikingo, que contaban la historia de Vasa o algo así. Muy interesante todo, ameno.

Tras la visita nos dividimos. Las rusas se fueron por un lado y nosotros nos fuimos a ver el museo Nobel, bastante aburrido y que provocó la ira de la enterailla local.

Vimos una imagen curiosa, cienes y cienes de personas uniformadas haciéndose fotos en una plaza, una especie de graduación o algo así pensamos que sería.

Entonces nos fuimos de compritas por la calle de las tiendas. Y nos volvimos a dividir, las polacas y los dos rusos por un lado con el mismísimo, y Alba y yo con los niños.

Fuimos al museo medieval, dimos paseitos por la ciudad y acabamos comiendo en McDonalds.

Nos fotografiamos en la puerta del Zara de Estocolmo.

Nos fuimos a comprar comida para por la noche y compramos tabaco. 4.50€. Muerte y destrucción, pero un día es un día.

Volvimos a la plaza donde habíamos quedado, y nos esperaban 45 min de caminata hasta el metro, pues el mismísimo Louis no quería coger autobuses, por si nos perdíamos.

Nos encontramos en el metro a unos argentinos, pero no les hablamos ni nada, que nos daba cosilla.

Casi cogemos el metro equivocado, se conoce que el Loius estaba más perdido que otra cosa, pero al final conseguimos llegar al puerto sanos y salvos.

Entonces, ya en el barco, la gente se fue a dormir. Yo lo intenté con todas mis fuerzas, pero no pude, así que me fui a ver atardecer a la cubierta. Me quedé con las ganas, pues se cubrió el cielo de nubes y lo único que hice fue darme un paseo y cigarrito. Volví a la habitación pero seguían duemiendo, así que me duché y me fui a ver tiendas. Luego otro paseo para comprar bebida, y cuando digo bebida digo Salmiakki. Luego me fui con Ángel a comprar chocolate, que se le antojó.

Entonces llegué a la habitación, Alba despertó y nos fuimos a cenar otra pasta con carbonara.

Al volver a bajar a los camarotes empezó nuestra noche con un chupito de Salmiakki. El resto, aunque confuso, es cuanto menos una locura.

Chupito de Salmiakki, otro y otro, y sidra. Nos fuimos a la habitación de los chicos, y Alba empezó a darle ella sola al Salmiakki, y dale y dale que ya solo quedaba media botella. Yo con sidra y cerveza, y en general cualquier cosa que me daban.

Entonces nos encontramos con los rusos, el hijo de Vladimir Putin y los de las gafas de sol.

Varias subiditas a fumar, nosé en qué momento se nos acabó el tabaco, pero la gente nos daba y liábamos cigarros, todo era felicidad. Sevillanas en los pasillos.

En la puerta de la habitación de los austriacos, sentadas en el pasillo y bebiendo, Ángel tirándonos patatas, patatas hechas mijillas en el suelo. La gente pasando y nosotras apartándonos como podíamos, la botella de Salmiakki acabaica, hartica de vivir, Alba se la terminó sin que me diera cuenta.

Subimos a fumar y vimos a un trabajador del barco, que al vernos con el cigarro en la boca nos dijo en inglés: "hay sitio para fumar arriba" y le dijimos que sí, que a eso íbamos. Se nos quedó mirando con cara de buena persona, sonrisilla pícara, y le comenté a Alba: "pues míranos y ríete". Alba se rió, y el personajillo, con acentillo del sureste europeo, dijo: "¿habláis español?". Nos quedamos flipadas, el tío rumano y hablando en nuestra lengua. Fantástico.

Fumando, nos encontramos con los rusos, que nos dijeron que si por favor les podíamos cantar nuestro himno nacional. Y ahí que se nos ve, ciegas perdidas, en la zona de fumadores, gente pasando y nosotras sin vergüenza ninguna, entonando el himno español. Luego les tocó el turno a ellos, y nosotras intentando también imitarles, pero el ruso es una lengua que todavía no dominamos del todo.

Bajamos y otra vez nos quedamos sin sitio en la habitación de los austriacos, y realmente, para que el Peppi se tire toda la noche diciéndome fulana comepollas, prefiero sentarme trannnquilamente en el pasillo. Y así lo hicimos. Y entonces aparecieron: dos rusos más, esta vez sin gafas y con caras de tontos. Uno nos preguntaba que porqué estábamos en el pasillo, que si queríamos ginebra, que si nos íbamos a su habitación. El otro avergonzaico perdío, le decía a su compañero "vámonos que no tienes nada que hacer" y el otro le contestaba "espera, espera, que aún caen". A lo mejor, oye. Pasaron unas cuantas veces más, pero ya pasando de ellos, y cuando nos fuimos a fumar y nos siguieron, nos pidieron un cigarro, tuvimos que decirle a Simon que nos protegiera, pues el miedo se apoderaba de nosotras.

Entonces llegó el momento de ir a la discoteca, y allí que le tiramos con Tom, Rufinillo y las rusas. Llegamos al piso 12 y podíamos elegir dos caminos: por dentro del barco o por fuera, para llegar a la disco. Elegimos ir por fuera, con la suerte de que nos encontramos un carrito de la compra, y Alba se subió y yo la llevé, ante la impresionada mirada de los demás.
Llegamos al sitio y unos seguratas nos miraron con cara de matar, así que dejamos el carrito y se lo llevaron a una esquina.
Subimos, y solo al ver que no estábamos demasiado ciegas, a pesar de lo que habíamos bebido, decidimos ir en busca de más alcohol a la habitación de los austriacos. Allí nos encontramos con Simon y Richard, y tras un hábil "hui que sed me ha dado de repente", nos sacaron unas latillas de Lapin Kulta que nos tomamos fumándonos un cigarrito y bailándoles unas sevillanas. Volvieron los rusos de las gafas, y nos hicimos más fotos con ellos, más majos que otra cosa. Y otra vez nos fuimos a bailar. Como no nos habíamos terminado las cervezas, nos sentamos en un pasillo trannnquilamente y le comentamos a Richard que su nombre en España es, cuanto menos, merdelloncete. "Aaaay con er Richi". Más o menos así, y otro al que no se le entiende cuando habla. Pero bueno, llegamos a la planta de la discoteca y ya en este punto estábamos harticas de vivir, nos echamos al suelo a hacer breakdance, cantando, bailando y de repente, sin previo aviso, se nos acercan dos chicas: las chicas PINTADAS COMO PUERTAS, las mismas del autobús. "¿Vosotros sois los españoles?, ¿Conocéis a Heli?"
Un momento, ¿qué Heli?.
Resulta que la niña no era otra que la mismísima hija de Heli, con una amiga, 15 y 16 años respectivamente, vestidas y maquilladas como furcias, perreando a tope. A esto que coge la chavala y llama a su madre, y me la pasa, y yo ahí a las 3 de la mañana, ciega perdida, entre Suecia y Finlandia en un barco, hablando con la mismísima Heli. Lo que me dijo, un misterio.
Ya cuando iban a cerrar la discoteca, decidimos volver a los camarotes. La gente fue desapareciendo poco a poco, nos quedamos Simon, Peppi, Richard, Rufi, Tom, Alba y yo, y el carrito de la compra. Otra vez carreritas por la cubierta, fotos, frío. No quedó ahí la cosa, llevamos el carrito hasta el camarote, lo dejamos en el pasillo. Queríamos acostarnos, pero una fuerza superior nos lo impedía. Esto es, los tíos mierdas estos salidos, y sus ganas de fiesta. Nos encerraron en el cuarto y no nos dejaban salir, que si fulana por aquí, que si comepollas por allá, que si ponte a limpiar. Me tuve que poner seria, mirada de matar, y sólo así pude escapar, salimos Alba y yo corriendo tirándonos por los pasillos y conseguimos llegar al cuarto, silenciosamente porque Madre dormía, nos acostamos pero seguían llamando a la puerta. Me sumí en un sueño profundo, solo interrumpido por los casquetes de hielo que acariciaban suavemente el barco cada poco tiempo.

jueves, 11 de marzo de 2010

DÍA 56: EL DÍA QUE ESTUVE 42 HORAS SIN DORMIR

Día 56
Digamos que el día empezó para mí a las 5 de la mañana, cuando decidí que para dormir media hora, mejor ponerme a preparar sandwiches. Y así lo hice, pues hoy nos íbamos a Estocolmo, y alguien tenía que preparar un piscolavis.
A las 5 y media desperté a Alba, terminamos de hacer la maleta cuando decidimos cambiar y llevarnos la bolsa blanca, pues éramos las únicas que llevábamos maletón.
A las 6 y media salimos hacia la estación de autobuses, para encontrarnos con el mismísimo profesor de inglés, Louis. Todos los que salimos el día anterior estábamos aún ciegos, yo la primera, y no había dormido nada. Ya iban 24 horas. Nos esperaban 8 horitas de autobús, entonces pensé que podría dormir algo, pero no, yo no soy de las que duermo en medios de transporte. Tras uncomfortables miradas, llegó el bus y nos subimos. Todo el mundo dormido, menos yo. Nos sentamos Alba y yo ocupando cada una dos asientos, y en una de las muchas paradas que hicimos, que si a comer, comprar comida, fumar, etc, se subió una pareja y nos dijo que si nos podíamos poner juntas. Bueno supongo que dijeron eso, porque lo hicieron en finlandés, lengua que no domino todavía a la perfección. Así que nos sentamos juntas, sin podernos echar para atrás ni un poquito. También había dos muchachas, echándose capas y capas de maquillaje, PUERTAS parecían, pero recordadlas, porque serán vitales para el siguiente día.
Ya iban 32 horas sin dormir, sentía que me moría a cada paso que daba, cuando llegamos a Helsinki, al puerto. Alli, nos repartieron los billetes para el barco, y Alba pasó momentáneamente a llamarse Heras Luz, Alba. Luego fue oscuridad.
Fotitos de grupo para inmortalizar el momento, y llegó entonces el Richard, hermano del Peppi.
Y subimos al barco. Cruceraco bueno, lujoso, tiendas, restaurantes, bares, máquinas tragaperras en cada esquina.
Bajamos al piso de nuestros camarotes, y tras hacernos toooda la maña, nos tocó ponernos con la madre, pero tampoco nos importó demasiado, tota, soloqueríamos el camarote para dormir, y dormida no te pueden decir THANK YOU!.
Nos fuimos a dar una vuelta por la cubierta del barco, nos dijo Louis que nos lleváramos chaquetón, que hacía fresquete. Pero 10 minutos antes habíamos salido y apenas hacía, así que tras discutirlo, nos lo llevamos para que se callara. Se conoce que nos congelamos, pero para no perder pizquita de orgullo, ni nos subimos la cremallera.
Cuando el barco pasaba por una placa de hielo, porque había placotes de hielo, pensábamos que nos hundíamos. La madre acojonaica, y nos fuimos a dormir la siesta. Pero yo no podía, y ya iban 36 horas despierta, así que ocupé la tarde en dar paseos, fumar, ducharme, momentos místicos viendo atardecer, etc. Entonces Alba despertó y nos fuimos a comprar algo de beber para por la noche. TAX FREE, mis palabras favoritas. Compramos sidra y Salmiakki, ¡ese gran desconocido!, y desde ahora nuestro mejor amigo.
Llegamos a la habitación, saqué mis vasos de chupitos robados del hospital y nos echamos uno, a ver a qué sabía. Luego otro porque estaba bueno. Los siguientes 3 a intervalos de 15 minutos, con alarma para no olvidarnos. Y entonces una sidrita. Y bajamos a cenar.
Cenamos un plato de pasta carbonara, en un restaurante que no sabíamos muy bien como iba, parecíamos catetas, y esque en realidad lo éramos. Y encima estábamos contentillas.
Cuando volvimos al camarote, habitación, llámalo X, seguimos dándole al Salmiakki, con las rusas, porque los chicos tenían fiesta privada en el camarote de los austriacos. Que les den, no les necesitamos para nada. Katy se bebió una botella de Freixenet ella solita, imagina como acabó. Bueno, como acabamos todos.
Sólo decir que, no sé en qué momento de la noche, me sorprendí haciendo Titanic con Katy, en la cubierta del barco, grabando con la cámara, hartica de vivir.
Al final nos acoplamos con los demás, y conocimos al mismísimo hijo de Vladimir Putin, o eso decía el ruso de la habitación de enfrente, y a us dos amigos rusacos con las gafas molonas. Nos hicimos fotos y buenas migas con ellos, demasiada confianza para mi gusto. Luego dicen que la gente del norte es mu cerrá.
Al final teminamos en el bar-casino, con un travelo contando en playback, todo el mundo manoseando, y cuando fuimos a fumar apareció Katy, que horas antes se fue con el hermano del Peppi a nose donde. Entonces pasaron cosas confusas, me enfadé con los chicos porque estaban gilipollas perdidos, me fui a dormir, en esto que apareció Alba que habían tenido que llevar a Katy a cuestas del ciego que llevaba, entonces me dio hambre y nos fuimos a comer y a fumar.
Y después de todo esto, me fui a la cama, a la 1 de la mañana, tras 42 horas sin dormir. Y el día que nos esperaba a la mañana siguiente...

DÍA 55

Día 55
Viernes.
Nos levantamos a las 6 de la mañana para un día de hospital, mi último en la planta antes de pasar a urgencias. Recordad esta hora porque es vital para el récord que establecí horas después.
Desayunamos, le prometí a Alba que le haría un colacao, cuando descubrí que no quedaba leche. Estuvo horas sin hablarme.
Fuimos al hospital y subimos a la planta. Estuve con Pelomuñeca, y me alegró porque era mi último día y quería disfrutarla a tope.
La mañana empezó bien, sondita nada más llegar. Luego hora y media de no hacer nada y luego sacamos medicación. Ya llevábamos un par de cafés cuando decidimos bajar a ver a Ángel y fuimos a comer. Bajamos primero Ángel y yo, pues Alba estaba ajetreadísima en la planta. Cuando bajó, le apetecía una sopita, y vio una cosa semilíquida, pastosa y verde, y pensó ¡qué bien, sopa! y se echó platazo hondo hasta el borde, goticas cayendo, rebosando. Yo le decía "Alba, que no es sopa, que es salsa". Y ella empeñá en que no, que era sopa y se la tomó a cucharones, rebañando con pan hasta la última gotica.
A esto que llegó Salla a comer también y se echó la comida, y un poquito de la sustancia verde por encima. Le preguntamos curiosos, ¿es sopa o salsa? ¡salsa, claro!.
Efectivamente, Alba tomó para comer un suculento plato de salsa, ¡no empalaga!, decía la pobre. "Si es como el puré de calabacín de mi madre, solo que más verde... ¡y no sabe a calabacín!". Dí que sí, nuevas experiencias.
Entonces nos dispusimos a abandonar el comedor, cuando la pobre todavía en éxtasis por el empalague de salsa, no vio un escalón que había y se lo comió de tal forma que quiso hasta besar el suelo, se contuvo y sin mirar atrás, cabeza alta, salimos de allí.
Cuando subimos, busqué desesperadamente a mi Pelomuñeca, pero no estaba. Cuando le pregunté a Ritta que donde coño se había metido me dijo que estaba en una reunión. Me dejó tirada cual perro en una cuneta, así que, siendo las 12.30, comprendí que había llegado mi hora de ir a casa.
Cuando llegué a casa, estuve haciendo cosillas hasta que llegó Alba, cubiertica de nieve, que Ángel le había tirado una bolaca tamaño cabeza.
Estuvimos por la tarde sin hacer mucho, vimos alguna serie, Alba se echó la siesta. El plan era ir a Nellys que había especie de fiesta universitaria, de esas que tienen aquí en Finlandia.
Pero preferimos quedarnos aquí y hacer sesión de peluquería, esta vez para Alba. Le corté y degradé un poco el pelo, con miedo porque ella ama mucho su melena, pero se quedó bastante bien.
Entonces salimos de aquí, Alba con es vestido precioso finlandés. Primero hicimos paradita en McDonalds, a cenar o recenar algo. No eran ni las 9 y ya llevábamos una par de cervezas en el cuerpo, así que llegamos a Nellys y seguimos bebiendo, jugando al billar, a los dardos en la Wii, etc. Luego Cave, más de lo mismo. Hasta que apareció Peppi con unas patatas del Saha que agradecimos bastante, nos las comimos bajo la nieve y fuimos a Bepop, luego volvimos a Cave y luego otra vez a Bepop. Noche movidita, bastantes cosas por la cara. Cuando nos echaban ya de Bepop, nos fuimos para casa, no sin antes comer algo.
Decir que llegamos bastante tarde, y nos quedamos hablando un rato y nos dieron casi las 5. Entonces decidí que, como tenía que levantarme a las 5 y media por el viaje a Estocolmo, no iba a dormir solo media hora. Me quedé despierta, pero eso creo que pertenece al día siguiente.

viernes, 5 de marzo de 2010

DÍA 54

Día 54


Jueves


Nos levantamos a una hora decente, yo resacosa perdida, pobre de mí. Hoy tocaba hospital de tarde, así que nos hicimos la comida, pasta carbonara, y nos fuimos para el lugar. Llegamos puntuales, tras pedir uniformes nuevos porque ya iba tocando, subimos a nuestra planta. Estaban Salla y Anne. Cuando Salla le preguntó si estaba con alguna alumna, ella contestó seriamente que sí, y se marchó. Fui repudiada salvajemente y en mi puta cara, así que no me quedó más remedio que ponerme con Salla y Alba. En verdad mejor, que le den a Anne, ya no me cae tan bien.


La peor tarde de nuestras vidas. Empezó con un relevo de lo más triste, en una sala de 2x2 mirando a la pared durante 3/4 de hora. Le siguió visitilla a Ángel pero sin un triste café, así que nos lo tuvimos que tomar en la planta, un ratito de roneo y unas galletitas la mar de ricas. Luego un poquito de medicación y tras un hábil "tenemos que hablar con Ángel", nos bajamos a visitarle otra vez, con mejores resultados, cafelito y bizcocho, y conocí a la que va a ser mi enfermera las próximas semanas en urgencias, muy maja ella. Nos tomamos un pan sucete también, y volvimos a nuestro trabajo, mejor dicho a buscar el refranero finlandés en el diccionario, aburridicas perdías.


Seguíamos con hambre, así que nos robamos otro pan con queso de la nevera de los pacientes, que por un par de rebanadas no va a pasar na, sed generosos con las españolas. Nos fuimos a explorar los pasadizos secretos del hospital y al volver, nos sorprendimos con las habilidades de Salla con las técnicas enfermeras, que si me tiro estudiando 3 años no es para ver una hemorragia postoperatoria y taparla con tacazo de gasas, chula, que eso se aprende desde el primer día. ¿Qué hacer en caso de hemorragia en un postoperatorio?

a) Levantar y vigilar


b) Llamar al médico


C) Tapar e ignorar


Hasta mi hermana sabe lo que NO hay que hacer.


Se nota que en Finlandia no se estilan las técnicas asépticas, al igual que los dial-a-flows no existen.


Pero por fin, después de 7 horas de suplicio, llegó la hora de irnos, el esperado cigarrito y la sorpresa de que había parado de nevar.


Así que llegamos a la residencia y cenamos, yo la pasta que sobró del mediodía y un poquito de bocata mixto, como los de la cafetería del Civil, pero un poco peor.

Y tras eso me acosté, con el estómago reventado, a las 9.45 porque había sido un día durillo cuanto menos.

DÍA 53

Día 53

Miércoles

Día de Cultural Awareness, arrepentimiento por el ciego del día anterior.

Nos levantamos y nos pusimos en camino.

Al llegar a la universidad, comimos y nos roneamos tutoreando hasta la hora de la clase. Horita y media hablando de Values and Communication, con los deberes sin hacer y con ejercicios estúpidos imaginando un fin del mundo muy improbable.

Cuando terminó la clase, nos quedamos un ratillo por allí pero como estos dos iban a jugar al voleibol, decidí irme, paseito hasta casa, comprando boquillas por el camino y llegando reventaica.

Y que pude hacer, pues limpiar el cuarto. Aspiré, pasé la escoba y la "fregona", hice las camas, etc. Y no es para menos, pues lo que hice antes me obligó a ello. Decidí volver a cortarme el pelo, esta vez me lo "igualé" y "degradé". Si es que la enfermería fue un error, yo iba para peluquera. Pero ¡y lo contenta que estoy ahora con mi pelito corto!

Entonces hice un bizcohcito, de chocolate esta vez. Pero llegaron antes de lo previsto, y el bizcocho recién metido en el horno, así que se comieron unos panes sucios y se les quitó el hambre. Me quedé con toda la cara de tonta, pero entonces llamó Josef a ver si teníamos café, pues Tatu iba a venir a recoger su coche, que dejó aquí el día anterior. Ellos se tomarían mi pastel.

Hice café, me vi un capitulillo de Lost, y se fue pasando la tarde como pudo.

Llegó la noche, y como era miércoles, no podía ser de otra manera. Salimos. Nos arreglamos, tomamos unas cervezas y nos encaminamos a Nellys, con Anni y su hermana Outi, que estaba aquí de visita. Las hermanas perfectas, todo lo hacen bien, se alegran si ganan y también si pierden los demás.

Jugamos al billar, nos tomamos unas cervecitas y luego nos fuimos a Cave. Allí más bebida, miradas incómodas, bailoteos y entonces decidimos irnos. Pero cambié de idea, y me dirigí con Ángel y las hermanas a Bepop, donde me libré de pagar gracias al amable Aleksi, que chulo, tu nombre en España es cuanto menos, merdelloncete. Allí más cerveza y risas, Con Tatu, que cada vez me cae mejor. Me enseñó palabras nuevas en finlandés, me invitó a cigarros y me obligó a ir después a Aleklubi, a lo que tampoco es que opusiera mucha resistencia, pues Ángel me hizo un feo bastante feo y no quería irme tan pronto a casa. En Aleklubi me invitaron a más cerveza y más tabaco, vimos alguna pelea y descubrí que el hígado de los finlandeses no tiene límite: cuando crees que lo has visto todo, descubres a Mimmu metiéndole mano a Tatu, Josef, y en general a cualquier cosa con pene.

Luego un poquito de patatas en el Saha Grill, que qué buenas que están, y tras eso a casa, a eso de las 4 y media, menos mal que al día siguiente no había que madrugar.

DÍA 52

Día 52


Martes



Me levanté a las 6 de la mañana, toda ilusionada por un nuevo día de hospital, después de una semana sin pisarlo. Se suponía que Ángel iba a venir conmigo de mañana, pero se quedó durmiendo el muy vago y tuve que ir sola.

Así que allí me vi, de nuevo con Pelomuñeca, y sin hacer nada en toda la mañana. Apenas pude ronearme, pero eso sí, mi horita para comer no me la quita nadie, al igual que los dos o tres coffee breaks y la última hora cuando Alba llega y yo ya estoy para irme.

Al final no estuvo tan mal, y me fui para casa tan contenta a eso de las 2 de la tarde. Llegué a la residencia y me vi el último capítulo de la temporada del Internado, se conoce que la próxima se titulará algo así como: Pandemia mortal, porque ya es de lo más surrealista.

Después de eso, me puse a cocinar. Iba a preparar una suculenta lasaña, pero se conoce que mi arte en la cocina no llega tan lejos como yo esperaba.

Hice lo que es el relleno, y quedó bastante bien. Luego llegaron estos, y me echaron la bronca por no tenerla lista ya. Pero yo no soy una superwoman chicos, no puedo hacerlo todo. Me puse con la bechamel, y se conoce que no solo basta con verla cocinar a mi madre, tienes que hacerla varias veces hasta que ya te sale bien. Error. Pero bueno, si además añadimos a la lista que la pasta estaba un poquito "al dente" de más, pues podemos decir no que fue un fracaso, pero casi. Al final estuvo hasta buena, y nos la comimos sin rechistar más de la cuenta.

A esta hora de la tarde-noche, ya habían llegado Pekka, Aleksi y Tatu, pues era el cumpleaños de nuestro querido Peppi, 22 añicos que cumplía. Y empezamos a beber, fumar, risotas, animalitos de plástico volando, conejos y cerdos por doquier. Pillamos todos un ciego de los buenos, las rusas descontroladas roneándose con Pekka, un poco fingiendo creo yo, y mientras Aleksi contando batallitas, un hombre al que le gusta ser el centro de atención, como pocos aquí en Finlandia.

Luego íbamos a salir, pero decidimos unos cuantos queadarnos haciendo el cafre en la residencia. Y así lo hicimos, seguimos bebiendo hasta que a las 2 y pico decidimos irnos a la cama.

DÍA 51

Día 51

Lunes

Día de Survival Finnish, nos levantamos y sin desayunar siquiera tiramos para Savonia para comer allí.
La clase era a las 12.15, así que comimos tranquila y prontamente y luego cafelito y para clase.
Aprendimos a decir y preguntar la hora: mitä kello on? Kello on...
Dominio absolito del finlandés ya mismo.
Luego nos fuimos a la residencia y estuvimos por la tarde tranquilamente viendo seriecillas y esas cosas que hacemos cuando no tenemos nada mejor que hacer.
Hicimos más tarde un poco de compra y al llegar cenamos y nos fuimos a la cama, yo iba de mañana al día siguiente así que me desentendí y dormí plácidamente.