sábado, 27 de marzo de 2010
DÍA 75
DÍA 74
DÍA 73
jueves, 25 de marzo de 2010
DÍA 72
Lunes, 8 de la mañana despertándonos. Teníamos quirófano hoy, no para operarnos, sino como sairaanhoitajaopiskelja que somos.
Llegamos y menudo lío. Escaleras parriba, escaleras pabajo, que si baja a por los zuecos, que si sube a por el pijama verde, que si elije entre una amplia variedad de ridículos gorros,...
Y allí que nos encontramos, Alba y yo con nuestras respectivas enfermeras a ver operaciones, porque intervenir, lo que se dice intervenir... es más, ni siquiera acercarse a la mesa, ni abrir un paquetico estéril, que tiene su técnica oigame usted, pero sé y puedo hacerlo mejor que tú. Yo no trabajo con discriminaciones, no me presiones.
Pues nada, la mañana se pasó rapidita, vimos un par de hernias a cargo de nuestro amigo médico etíope, una colecistectomía que no salió del todo bien y cómo le quitaban las amígdalas a un niñito de dos años.
Estuvo bien el día, por lo menos son cosicas nuevas, que siempre viene bien el cambio.
Comimos en el hospitalito, y a las 2 nos piramos locas de contentas por fumarnos un cigarrito en un sitio nuevo: la parada de autobús que resultó ser un sitio para fumar, especialmente diseñado para nosotras, con sus asientitos y resguardado del viento. A gusto, porque estábamos a gusto.
DÍA 71
miércoles, 24 de marzo de 2010
DÍA 70
jueves, 18 de marzo de 2010
DÍA 69
DÍA 68
DÍA 67
DÍA 66
DÍA 65
Lunes, hospital. Me arrepentí una y mil veces de la charla trascendental que mantuve con Alba la noche anterior, el dormir dos horas estando mala y aguantar 7 horas en urgencias no viene nada bien.
Pero ahí que llegué, a las 7 de la mañana a mis urgencias. Me tocó estar con Marja Liisa, o como coño se llame. La tía que menos habla inglés de todo el hospital de Iisalmi. Y no se entera de que si me habla en finlandés no me entero. Si es para decirme una chorrada vale, porque te pongo mi mejor sonrisa y te quedas tan contenta y feliz, pero si es para decirme algo importante acerca de un paciente, no chula, no arriesgues porque no te voy a entender y puedo poner vidas en peligro. Aunque si luego tengo que salvarlas, tampoco es mala idea. Pero no, no me hables y todos contentos.
A punto del llanto, no me dejaba hacer nada, las urgencias llenas, pacientes en los pasillos. Hasta que decidí cambiar mi estrategia para poder hacer algo. Cuando veía a alguien cogiendo el carrito de sacar sangre, me iba tras él/ella y ponía cara de penita. Me funcionó un par de veces, es lo máximo que hice en toda la mañana.
Fuimos a comer a las 12 o así, y entonces ya sí que estuve a puntico del llanto, cuando la tía-del-pelo-que-le-llega-hasta-el-culo pasó dos veces mi visa por la maquinita de cobrar, y me dio por pensar que me había cobrado dos veces. Se lo dije amablemente, no una ni dos ni tres, sino tres veces. A la cuarta me cagué amablemente en sus muertos y me fui picadísima a comer.
Comimos tranquilamente y luego volví a las urgencias, no hice nada, vi poner algún puntillo que otro pero aburridilla, un café tras otro, visita de Alba que estaba como yo más o menos, y cuando dieron las 2 menos 20 pensé que era ya hora de irme, pero llegó la del pelo largo a explicarme una y otra vez que solo me cobró una vez. Y yo que sí, que vale, que me dejes que me quiero ir, que estoy mala, que te den.
DÍA 64
Estuve todo el día en casa, del sofá a la cocina, a ver series, con muchísima tos, pelis, comida caliente, SIN FUMAR. Un infierno, el peor día de mi estancia en Finlandia.
DÍA 63
lunes, 15 de marzo de 2010
DÍA 62
DÍA 61
DÍA 60
DÍA 59: URGENCIAS
DÍA 58: VUELTA A IISALMI
domingo, 14 de marzo de 2010
DÍA 57: ESTOCOLMO
Despertamos a las 7 de la mañana, hora finlandesa, por lo que nos volvimos a acostar. No sé de quién fue la idea de bajar a desayunar tan temprano, pero me jodió bastante.
Bajamos al buffet del desayuno, pagamos y entramos. Nos sentamos Alba y yo solas en una mesa porque los demás se olvidaron de nosotras. Tomamos un desayuno ligerito: café y zumo, bacon, albóndigas, fiambres, yogur, fruta. Desayuno sano donde los haya.
Terminamos y nos fuimos a nuestro camarote, para prepararnos para la visita turística a Estocolmo.
A eso de las 9.30 el barco paró y nos bajamos, tomamos tierra y nos fuimos a coger el metro. Sellaron nuestra tarjeta de Estocolmo y nos subimos una parada, nos bajamos y el mismísimo estaba más perdido que su puta madre. Nos llevó por el camino equivocado, subiendo y bajando las escalaras más largas de la historia. Una vez fuera del metro, cogimos un autobús. Y el conductor no era otro que el doble de Pau Donés. Así que le recordamos cantándonos una Flaca, a lo que un hombre, viejete, pelo blanco, nos dice: "anda, Pau Donés". Y pensamos, juer, internacional a tope Jarabe de palo. Encontes se acerca y nos saca el móvil y nos dice "¿sabéis quién es este?" y nos enseñó una foto de él con el cantante de M-Clan, entonces dedujimos que el hombre sueco no era. El tío decía que era el manager de Jarabe de palo y de M-Clan, no sabemos si creerlo o no, pero hace ilusión encontrar españoles por el mundo. Era un matrimonio que habían venido a ver a su hija que estaba estudiando en Estocolmo. Valencianos. Se despidieron con un "no comáis mucho pescaito frito", y nos bajamos del bus.
Llegamos a un museo donde había un barco vikingo, que contaban la historia de Vasa o algo así. Muy interesante todo, ameno.
Tras la visita nos dividimos. Las rusas se fueron por un lado y nosotros nos fuimos a ver el museo Nobel, bastante aburrido y que provocó la ira de la enterailla local.
Vimos una imagen curiosa, cienes y cienes de personas uniformadas haciéndose fotos en una plaza, una especie de graduación o algo así pensamos que sería.
Entonces nos fuimos de compritas por la calle de las tiendas. Y nos volvimos a dividir, las polacas y los dos rusos por un lado con el mismísimo, y Alba y yo con los niños.
Fuimos al museo medieval, dimos paseitos por la ciudad y acabamos comiendo en McDonalds.
Nos fotografiamos en la puerta del Zara de Estocolmo.
Nos fuimos a comprar comida para por la noche y compramos tabaco. 4.50€. Muerte y destrucción, pero un día es un día.
Volvimos a la plaza donde habíamos quedado, y nos esperaban 45 min de caminata hasta el metro, pues el mismísimo Louis no quería coger autobuses, por si nos perdíamos.
Nos encontramos en el metro a unos argentinos, pero no les hablamos ni nada, que nos daba cosilla.
Casi cogemos el metro equivocado, se conoce que el Loius estaba más perdido que otra cosa, pero al final conseguimos llegar al puerto sanos y salvos.
Entonces, ya en el barco, la gente se fue a dormir. Yo lo intenté con todas mis fuerzas, pero no pude, así que me fui a ver atardecer a la cubierta. Me quedé con las ganas, pues se cubrió el cielo de nubes y lo único que hice fue darme un paseo y cigarrito. Volví a la habitación pero seguían duemiendo, así que me duché y me fui a ver tiendas. Luego otro paseo para comprar bebida, y cuando digo bebida digo Salmiakki. Luego me fui con Ángel a comprar chocolate, que se le antojó.
Entonces llegué a la habitación, Alba despertó y nos fuimos a cenar otra pasta con carbonara.
Al volver a bajar a los camarotes empezó nuestra noche con un chupito de Salmiakki. El resto, aunque confuso, es cuanto menos una locura.
Chupito de Salmiakki, otro y otro, y sidra. Nos fuimos a la habitación de los chicos, y Alba empezó a darle ella sola al Salmiakki, y dale y dale que ya solo quedaba media botella. Yo con sidra y cerveza, y en general cualquier cosa que me daban.
Entonces nos encontramos con los rusos, el hijo de Vladimir Putin y los de las gafas de sol.
Varias subiditas a fumar, nosé en qué momento se nos acabó el tabaco, pero la gente nos daba y liábamos cigarros, todo era felicidad. Sevillanas en los pasillos.
En la puerta de la habitación de los austriacos, sentadas en el pasillo y bebiendo, Ángel tirándonos patatas, patatas hechas mijillas en el suelo. La gente pasando y nosotras apartándonos como podíamos, la botella de Salmiakki acabaica, hartica de vivir, Alba se la terminó sin que me diera cuenta.
Subimos a fumar y vimos a un trabajador del barco, que al vernos con el cigarro en la boca nos dijo en inglés: "hay sitio para fumar arriba" y le dijimos que sí, que a eso íbamos. Se nos quedó mirando con cara de buena persona, sonrisilla pícara, y le comenté a Alba: "pues míranos y ríete". Alba se rió, y el personajillo, con acentillo del sureste europeo, dijo: "¿habláis español?". Nos quedamos flipadas, el tío rumano y hablando en nuestra lengua. Fantástico.
Fumando, nos encontramos con los rusos, que nos dijeron que si por favor les podíamos cantar nuestro himno nacional. Y ahí que se nos ve, ciegas perdidas, en la zona de fumadores, gente pasando y nosotras sin vergüenza ninguna, entonando el himno español. Luego les tocó el turno a ellos, y nosotras intentando también imitarles, pero el ruso es una lengua que todavía no dominamos del todo.
Bajamos y otra vez nos quedamos sin sitio en la habitación de los austriacos, y realmente, para que el Peppi se tire toda la noche diciéndome fulana comepollas, prefiero sentarme trannnquilamente en el pasillo. Y así lo hicimos. Y entonces aparecieron: dos rusos más, esta vez sin gafas y con caras de tontos. Uno nos preguntaba que porqué estábamos en el pasillo, que si queríamos ginebra, que si nos íbamos a su habitación. El otro avergonzaico perdío, le decía a su compañero "vámonos que no tienes nada que hacer" y el otro le contestaba "espera, espera, que aún caen". A lo mejor, oye. Pasaron unas cuantas veces más, pero ya pasando de ellos, y cuando nos fuimos a fumar y nos siguieron, nos pidieron un cigarro, tuvimos que decirle a Simon que nos protegiera, pues el miedo se apoderaba de nosotras.
jueves, 11 de marzo de 2010
DÍA 56: EL DÍA QUE ESTUVE 42 HORAS SIN DORMIR
DÍA 55
viernes, 5 de marzo de 2010
DÍA 54
Jueves
Nos levantamos a una hora decente, yo resacosa perdida, pobre de mí. Hoy tocaba hospital de tarde, así que nos hicimos la comida, pasta carbonara, y nos fuimos para el lugar. Llegamos puntuales, tras pedir uniformes nuevos porque ya iba tocando, subimos a nuestra planta. Estaban Salla y Anne. Cuando Salla le preguntó si estaba con alguna alumna, ella contestó seriamente que sí, y se marchó. Fui repudiada salvajemente y en mi puta cara, así que no me quedó más remedio que ponerme con Salla y Alba. En verdad mejor, que le den a Anne, ya no me cae tan bien.
La peor tarde de nuestras vidas. Empezó con un relevo de lo más triste, en una sala de 2x2 mirando a la pared durante 3/4 de hora. Le siguió visitilla a Ángel pero sin un triste café, así que nos lo tuvimos que tomar en la planta, un ratito de roneo y unas galletitas la mar de ricas. Luego un poquito de medicación y tras un hábil "tenemos que hablar con Ángel", nos bajamos a visitarle otra vez, con mejores resultados, cafelito y bizcocho, y conocí a la que va a ser mi enfermera las próximas semanas en urgencias, muy maja ella. Nos tomamos un pan sucete también, y volvimos a nuestro trabajo, mejor dicho a buscar el refranero finlandés en el diccionario, aburridicas perdías.
a) Levantar y vigilar
b) Llamar al médico
C) Tapar e ignorar
Hasta mi hermana sabe lo que NO hay que hacer.
Se nota que en Finlandia no se estilan las técnicas asépticas, al igual que los dial-a-flows no existen.
Pero por fin, después de 7 horas de suplicio, llegó la hora de irnos, el esperado cigarrito y la sorpresa de que había parado de nevar.
DÍA 53
Día de Cultural Awareness, arrepentimiento por el ciego del día anterior.
Nos levantamos y nos pusimos en camino.
Al llegar a la universidad, comimos y nos roneamos tutoreando hasta la hora de la clase. Horita y media hablando de Values and Communication, con los deberes sin hacer y con ejercicios estúpidos imaginando un fin del mundo muy improbable.
Cuando terminó la clase, nos quedamos un ratillo por allí pero como estos dos iban a jugar al voleibol, decidí irme, paseito hasta casa, comprando boquillas por el camino y llegando reventaica.
Y que pude hacer, pues limpiar el cuarto. Aspiré, pasé la escoba y la "fregona", hice las camas, etc. Y no es para menos, pues lo que hice antes me obligó a ello. Decidí volver a cortarme el pelo, esta vez me lo "igualé" y "degradé". Si es que la enfermería fue un error, yo iba para peluquera. Pero ¡y lo contenta que estoy ahora con mi pelito corto!
Entonces hice un bizcohcito, de chocolate esta vez. Pero llegaron antes de lo previsto, y el bizcocho recién metido en el horno, así que se comieron unos panes sucios y se les quitó el hambre. Me quedé con toda la cara de tonta, pero entonces llamó Josef a ver si teníamos café, pues Tatu iba a venir a recoger su coche, que dejó aquí el día anterior. Ellos se tomarían mi pastel.
Hice café, me vi un capitulillo de Lost, y se fue pasando la tarde como pudo.
Llegó la noche, y como era miércoles, no podía ser de otra manera. Salimos. Nos arreglamos, tomamos unas cervezas y nos encaminamos a Nellys, con Anni y su hermana Outi, que estaba aquí de visita. Las hermanas perfectas, todo lo hacen bien, se alegran si ganan y también si pierden los demás.
Jugamos al billar, nos tomamos unas cervecitas y luego nos fuimos a Cave. Allí más bebida, miradas incómodas, bailoteos y entonces decidimos irnos. Pero cambié de idea, y me dirigí con Ángel y las hermanas a Bepop, donde me libré de pagar gracias al amable Aleksi, que chulo, tu nombre en España es cuanto menos, merdelloncete. Allí más cerveza y risas, Con Tatu, que cada vez me cae mejor. Me enseñó palabras nuevas en finlandés, me invitó a cigarros y me obligó a ir después a Aleklubi, a lo que tampoco es que opusiera mucha resistencia, pues Ángel me hizo un feo bastante feo y no quería irme tan pronto a casa. En Aleklubi me invitaron a más cerveza y más tabaco, vimos alguna pelea y descubrí que el hígado de los finlandeses no tiene límite: cuando crees que lo has visto todo, descubres a Mimmu metiéndole mano a Tatu, Josef, y en general a cualquier cosa con pene.
DÍA 52
Martes
DÍA 51
Lunes