jueves, 18 de marzo de 2010

DÍA 69

Día 69. Bonito día.
Nos levantamos tranquilamente a eso de las 11. Comimos aquí, ya que pensamos que para qué ir a la universidad para comer allí si hay que comer antes de la 1, entonces perdemos el tiempo allí, pudiendo aprovecharlo aquí en dormir o en no hacer nada.
Esto tiene una explicación, y esque tuvimos clase, a las 14.15 con doña Marjatta Kumpulainen, Cultural Awareness. Teníamos que hacer una presentación, sobre la administración del tiempo en España. Dejamos muy claro que los españoles no somos perezosos, simplemente nos gusta emplear nuestro tiempo en cosas que de verdad queremos hacer, y no malgastarlo. Por ejemplo, prefiero estar en la cama 10 minutos más, aunque eso signifique no desayunar, o ir luego con prisas. Y siempre somos puntuales, aunque no lleguemos nunca 5 minutos antes a ningún lugar.
Les encantó, todos entusiasmados, y cuando les enseñamos un día normal en la vida de un español y nuestros horarios de salidas nocturnas, y nuestra costumbre de tomar chocolate con churros cada vez que vuelves de fiesta, pues hasta palmas se escucharon en la clase (sabemos que no). Pero no estuvo mal del todo, al menos la nuestra duró más de 5 minutos, porque los demás se lucieron.
Luego volver a casa, solo pensar en el camino de vuelta me ponía los pelos de punta. Pero estuve hábil. Escuché fragmentos de conversación en la clase, algo acerca de un coche, un tío con botas de piel de serpiente y chupa de cuero, y Peppi entablando amistades. Le pregunté suavonamente "Josef, ¿vas para el hostel? ¿andando?". Su respuesta fue afirmativa, pero lo vi irse con el sujeto, les seguimos a una distancia prudencial, y cuando nos vieron con cara de penita, nos invitaron a subir al coche. Amo a ese hombre, esa calvita, ese estilazo vistiendo, ese Audi. No es un Volvo, y no me trae tan buenos recuerdos, pero que te lleven en coche al hostel es una de las mejores cosas que te pueden pasar.
Y llegamos, cafelito para el cuerpo y Ángel que no estaba en casa, cuando Markus apareció y nos preguntó por él.
Esa noche tendría lugar uno de los eventos más importantes del fin de semana: fiesta en la habitación de Tom. Vamos, una excusa para ponerse hasta el culo de alcohol. Así que una ocasión especial merece un alcohol especial, más allá de la cerveza y la sidra, incluso el Salmiakki. Así que nos dirigimos a la licorería, dispuestas a gastarnos el dinero que fuera, bueno tampoco tanto, pero estábamos generosas aquel día.
Entramos y nos fuimos directamente al tequila. Carillo, casi 20 euros la botella de medio litro. Buscamos alternativas: ¿vino y tintito de verano? ¿vodka? ¿ginebra?.
Nos decantamos por un ANÍS, 17 euros la botella, y la convicción de que no llegaba a mañana.
A eso de las 7 de la tarde llegamos a la resi, y decidimos probar a ver a que sabía aquello. Como si no lo supiéramos. Decidimos un chupito cada media hora hasta las 8, y a partir de ahí cada 15 o 20 minutos. Solo puedo decir que eran las 9 y media y la botella estaba ya vacía. Pero vamos por partes.
Empezamos con un chupitillo, y nos sentó como que regularcillo al estómago, así que nos fuimos a comer algo. Comimos y subimos al cuarto, nos echamos otro y en esto que llegaron Ángel y Heini. La habitación de Tom empezaba a caldearse, es decir, hacía un calorcete allí, sin ventanas y ñás gente allí que en la guerra. También estaban Salla y Tatu, y las 4 ó 5 alemanas que están ahora en el hostel, por la cara porque no sé todavía de donde han salido.
El caso es que empezamos a chupitazos, invitando a algunos privilegiados, intercalando con sidrita y cerveza y algún que otro vodka polaco patatillas por aquí, foticos por allá, Franz Ferdinand sonando de fondo, descontrol, ciegazos increíbles que se veían. Las rusas poniendo patas arriba nuestra habitación, macetas rotas, FUMETAS!!!, insultos en ruso, cigarros, alfombras volando, íntimas con las polacas, confesiones a media noche, o a las 9 de la noche, el anís que se iba acabando, Ángel dando por culo, ¡ay mi ojo!, bolas de nieve, Svetlana con la espalda partida y chichones por toda su cabeza, y un largo etcétera que algún día recordaré.
Entonces salimos, fuimos al Cave primero pero extrañamente llegamos allí. Yo primero con la roneanta, no tenía el bolso y por tanto el carnet, no me dejaban pasar, busqué a Alba, la vi viniendo con la roneanta 2 DE LA MANO y cantando. Extraño cuanto menos, pero decidí pasarlo por alto. En cave no bebí nada más, estaba demasiado ciega como para probar otra gota de alcohol, hasta que Alba me llegó con una sidrita, no podía rechazarla. Estuvimos allí, bailando y esas cosas que se hacen en Cave, pero no nos quedamos hasta muy tarde, porque estábamos cansadas y ciegas, así que le tiramos para la casa, cantando y resbalándonos por el camino. Llegamos y lo que pasó fue muy pero que muy triste. Esto que viene ahora es lo que me han contado, porque yo solo recuerdo algunas cosas, lagunas mentales, y es que el anís hace mucho daño.
Llegué a la cocina, y me encontré a Tom, Ángel y Heini, comiendo. Tenía hambre, pero escaseaba la comida, así que eché mano de lo primero que encontré: crispicillos. Y allí que me senté, en la escalera, a comerme mis crispicillos y por lo visto debía estar enfadada, porque dicen, se comenta, que me estaba peleando con ellos. Entonces los dejé, no me satisfacían lo suficiente, y me eché una jarrita de agua que acabó hecha añicos en el suelo. Recogí los trozos más grandes y lo demás lo tapé con una alfombra, entonces la emprendí con unos dvds que había, se conoce que estaba mosqueada con la vida, y Ángel picado llevándome al cuarto, descubrí en ese momento que el sofá es SOFÁCAMA, cuando vi a la enana durmiendo en él, cubierta con las flores de la maceta que se rompió, tal como si estuviera muertecica la pobre. Me arrecosté a su lado, me arrastré al cuarto, Alba me hizo un vídeo de lo más vergonzoso, y entonces me fui a la cama, nos reimos un rato hasta que el sueño pudo con nosotras y nos quedamos dormidicas, agusto porque estábamos agustico, y hasta aquí el día en que casi morimos por culpa del anís, y no teníamos ni idea de la resaca que daba dicha bebida, hasta que nos despertamos al día siguiente...

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