Día 55
Viernes.
Nos levantamos a las 6 de la mañana para un día de hospital, mi último en la planta antes de pasar a urgencias. Recordad esta hora porque es vital para el récord que establecí horas después.
Desayunamos, le prometí a Alba que le haría un colacao, cuando descubrí que no quedaba leche. Estuvo horas sin hablarme.
Fuimos al hospital y subimos a la planta. Estuve con Pelomuñeca, y me alegró porque era mi último día y quería disfrutarla a tope.
La mañana empezó bien, sondita nada más llegar. Luego hora y media de no hacer nada y luego sacamos medicación. Ya llevábamos un par de cafés cuando decidimos bajar a ver a Ángel y fuimos a comer. Bajamos primero Ángel y yo, pues Alba estaba ajetreadísima en la planta. Cuando bajó, le apetecía una sopita, y vio una cosa semilíquida, pastosa y verde, y pensó ¡qué bien, sopa! y se echó platazo hondo hasta el borde, goticas cayendo, rebosando. Yo le decía "Alba, que no es sopa, que es salsa". Y ella empeñá en que no, que era sopa y se la tomó a cucharones, rebañando con pan hasta la última gotica.
A esto que llegó Salla a comer también y se echó la comida, y un poquito de la sustancia verde por encima. Le preguntamos curiosos, ¿es sopa o salsa? ¡salsa, claro!.
Efectivamente, Alba tomó para comer un suculento plato de salsa, ¡no empalaga!, decía la pobre. "Si es como el puré de calabacín de mi madre, solo que más verde... ¡y no sabe a calabacín!". Dí que sí, nuevas experiencias.
Entonces nos dispusimos a abandonar el comedor, cuando la pobre todavía en éxtasis por el empalague de salsa, no vio un escalón que había y se lo comió de tal forma que quiso hasta besar el suelo, se contuvo y sin mirar atrás, cabeza alta, salimos de allí.
Cuando subimos, busqué desesperadamente a mi Pelomuñeca, pero no estaba. Cuando le pregunté a Ritta que donde coño se había metido me dijo que estaba en una reunión. Me dejó tirada cual perro en una cuneta, así que, siendo las 12.30, comprendí que había llegado mi hora de ir a casa.
Cuando llegué a casa, estuve haciendo cosillas hasta que llegó Alba, cubiertica de nieve, que Ángel le había tirado una bolaca tamaño cabeza.
Estuvimos por la tarde sin hacer mucho, vimos alguna serie, Alba se echó la siesta. El plan era ir a Nellys que había especie de fiesta universitaria, de esas que tienen aquí en Finlandia.
Pero preferimos quedarnos aquí y hacer sesión de peluquería, esta vez para Alba. Le corté y degradé un poco el pelo, con miedo porque ella ama mucho su melena, pero se quedó bastante bien.
Entonces salimos de aquí, Alba con es vestido precioso finlandés. Primero hicimos paradita en McDonalds, a cenar o recenar algo. No eran ni las 9 y ya llevábamos una par de cervezas en el cuerpo, así que llegamos a Nellys y seguimos bebiendo, jugando al billar, a los dardos en la Wii, etc. Luego Cave, más de lo mismo. Hasta que apareció Peppi con unas patatas del Saha que agradecimos bastante, nos las comimos bajo la nieve y fuimos a Bepop, luego volvimos a Cave y luego otra vez a Bepop. Noche movidita, bastantes cosas por la cara. Cuando nos echaban ya de Bepop, nos fuimos para casa, no sin antes comer algo.
Decir que llegamos bastante tarde, y nos quedamos hablando un rato y nos dieron casi las 5. Entonces decidí que, como tenía que levantarme a las 5 y media por el viaje a Estocolmo, no iba a dormir solo media hora. Me quedé despierta, pero eso creo que pertenece al día siguiente.
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