Día 75
Nos levantamos traaaanquilamente para ir a clase de Jani, y cuando salimos nos encontramos conuna sorpresa: un tío aleatorio durmiendo en el sofá. No sabíamos quién era, estaba oscuro y nosotras atontás todavía, pero descubrimos que era aquel muchacho que sabía jugar muy bien al billar, y que se conoce que se estaba haciendo el dormido, solo por no aguantar la vergüenza de encontrarse con nosotras tan de mañana.
Y nada, nos pusimos en camino a Savonia, nos pareció extraño no encontrarnos a nadie, ya que supuestamente todo el mundo tiene Survival Finland, pero nosotras ahí que seguimos a la escuela, yo iba con chaquetilla de Alba, sin frío porque el frío nosé yo donde se ha metido ya.
Entonces llegamos y nos encontramos a Jani, que nos dijo que íbamos a estar solos los tres con él dando clase, porque los demás estaban haciendo nose qué para el final seminar, así que mejor que mejor, aprendimos más en una hora y media de clase que en los dos meses y medio que llevamos aquí.
Cuando terminamos la clase, nos fuimos para casa, primero con la esperanza que nos llevara alguien a casa, pero al final no hubo suerte.
Entonces nos fuimos tras probar la bici de Heini que Ángel se había traído, y llegamos porque habíamos quedado con ella para ir a comer al chino. Comimos en el buffet muy ricamente, le enseñamos cómo decir "Andreita cómete el pollo coño" y entonces nos fuimos a comprar el billete para nuestra vuelta a Málaga, que cada vez estaba más próxima. Decir que Alba tenía 240 euros que había sacado momentos antes.
Empieza el show, y sé que así contado no va a tener tanta gracia, pero el momento fue uno de los más ridículos que me han pasado aquí.
Entramos a la agencia Alba y yo, preguntamos por los billetes y tal y salimos a contárselo a Ángel. Nos dio el visto bueno y entramos otra vez. Iban a salir un poco más caros, pero es que era en agencia y directo a Málaga y tal. No nos importó.
Le dijimos que los tres billetes pero que uno lo íbamos a pagar con una tarjeta y los otros dos con otra. Nos dijo que tenía que cobrarnos lo que costaba el billete por un lado, 240 euros y otros 45 aparte que es el piquito que se quedan ellas. Hasta ahí todo bien.
Alba le dio su tarjeta, la pasó y le cobró los dos billetes, luego la volvió a pasar y cobró las comisiones, osea los 90 euros. Todo bien. Llegó Ángel y lo mismo, pasó la tarjeta y bien, cobró la comisión y bien. ¿Y el ADV?
Coge la tía y dice: "una de las tarjetas no ha funcionado, no puedo saber cuál". Pues si no lo sabes tú, ¡zorra!. Entonces la tía dijo, se inventó que fue la de Ángel, así que recordemos los 240 euros que tenía Alba de antes, pagó los dos con la tarjeta y el de Ángel con el dinero. Y ángel se fue al cajero a intentar sacar dinero, a ver que pasaba. Entonces nos pusimos a buscar Georgia en el mapa, estábamos intrigadas por saber de dónde provenía nuestro médico favorito. Entonces resulta que el billete costaba exactamente 239.16€, y coge la tía, poca vergüenza porque eso de de no tener vergüenza, y nos dice que si puede redondear y quedarse con el cambio. Y Alba se mosqueó, con razón, pero bueno a la tía le hacía ilusión, debe ser típico en Finlandia eso del redondeo. Ya con el ataque de risa a punto de explotar, coge y nos dice que no, que la tarjeta de Alba tampoco funcionaba. Entonces Alba había pagado los 90 euros de las comisiones, pero sólo eso, y no sabíamos que hacer. Y jaja, y jaja. No podíamos parar de reír, reír por no llorar, cuando vino Ángel que había podido sacar perfectamente dinero, 300 euros. Entonces volvimos a Otto, a sacar más dinero la Alba porque mi tarjeta no funcionaba, y sacó otros 240, ya iban 480 sacados, llegamos a la agencia y pagamos, y salimos de allí cuanto antes.
Ya con los billetes en mano, fuimos a la estación porque me iba a sacar mi billete para irme a Helsinki, quedaban días para mi viaje y estaba emocionaica perdida. Alba se estaba meando pero entrar en los baños de la estación cuesta un euro, así que decidió esperarse a la casa. A la vuelta intentamos otra vez Otto, pero ya Alba no pudo sacar más dinero, pues se conoce que tiene un tope de 600 euros pero al día, no como yo, vittu!.
Y llegamos a casa y teníamos muchas cosas que ver, así que nos apalancamos en la cocina, a ver pasar las horas. A eso de las 2 nos fuimos a la cama, no exagero si digo que pudimos tirarnos 8 horas sentadas en la cocina, úlceras por presión de segundo grado aparecieron en nuestros respectivos sacros, ni siquiera los cojines y mantas que me bajé a media tarde aliviaron lo incómodo que es el puto sillón verde.
Y nos fuimos a la cama, saturadas de Perdidos, y nos dormimos plácidamente.
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