viernes, 5 de marzo de 2010

DÍA 54

Día 54


Jueves


Nos levantamos a una hora decente, yo resacosa perdida, pobre de mí. Hoy tocaba hospital de tarde, así que nos hicimos la comida, pasta carbonara, y nos fuimos para el lugar. Llegamos puntuales, tras pedir uniformes nuevos porque ya iba tocando, subimos a nuestra planta. Estaban Salla y Anne. Cuando Salla le preguntó si estaba con alguna alumna, ella contestó seriamente que sí, y se marchó. Fui repudiada salvajemente y en mi puta cara, así que no me quedó más remedio que ponerme con Salla y Alba. En verdad mejor, que le den a Anne, ya no me cae tan bien.


La peor tarde de nuestras vidas. Empezó con un relevo de lo más triste, en una sala de 2x2 mirando a la pared durante 3/4 de hora. Le siguió visitilla a Ángel pero sin un triste café, así que nos lo tuvimos que tomar en la planta, un ratito de roneo y unas galletitas la mar de ricas. Luego un poquito de medicación y tras un hábil "tenemos que hablar con Ángel", nos bajamos a visitarle otra vez, con mejores resultados, cafelito y bizcocho, y conocí a la que va a ser mi enfermera las próximas semanas en urgencias, muy maja ella. Nos tomamos un pan sucete también, y volvimos a nuestro trabajo, mejor dicho a buscar el refranero finlandés en el diccionario, aburridicas perdías.


Seguíamos con hambre, así que nos robamos otro pan con queso de la nevera de los pacientes, que por un par de rebanadas no va a pasar na, sed generosos con las españolas. Nos fuimos a explorar los pasadizos secretos del hospital y al volver, nos sorprendimos con las habilidades de Salla con las técnicas enfermeras, que si me tiro estudiando 3 años no es para ver una hemorragia postoperatoria y taparla con tacazo de gasas, chula, que eso se aprende desde el primer día. ¿Qué hacer en caso de hemorragia en un postoperatorio?

a) Levantar y vigilar


b) Llamar al médico


C) Tapar e ignorar


Hasta mi hermana sabe lo que NO hay que hacer.


Se nota que en Finlandia no se estilan las técnicas asépticas, al igual que los dial-a-flows no existen.


Pero por fin, después de 7 horas de suplicio, llegó la hora de irnos, el esperado cigarrito y la sorpresa de que había parado de nevar.


Así que llegamos a la residencia y cenamos, yo la pasta que sobró del mediodía y un poquito de bocata mixto, como los de la cafetería del Civil, pero un poco peor.

Y tras eso me acosté, con el estómago reventado, a las 9.45 porque había sido un día durillo cuanto menos.

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