miércoles, 28 de abril de 2010

DÍA 102

Día 102
Después de dormir 4 horas, me levanté para ir a la estación a despedir a Josef y Simon, que se iban en el tren de las 7 y cuarto. Pero primero miré el correo, y descubrí que nuestro viaje a Savonia iba a ser en vano, pues Hanelle no iba a estar disponible para nosotros, así que escribimos a Heli para que nos recogiera en el hostel. Cuando estos terminaron su equipaje, y después de dejar el cuarto patas arriba, fuimos a la estación con Tom también, ya por fin se iban y parecía que iba bien la cosa. Tras una emotiva despedida, un último fumeta y fotos para el recuerdo, volvimos al hostel y me acosté otra vez.
A eso de las 11 nos levantamos, Heli venía a por nosotros para ir de visita al centro de salud. Así que llegamos y nos recibió una señora muy muy gorda, debía ser jefa de enfermeras o algo, y nos explicó el funcionamiento del centro.
Después de la visita, fuimos al hospital a devolver las llaves, nos despedimos de las enfermeras, de mi Gordi y de Liisa, y nos fuimos Alba y yo a comer a algún lado, nos dio por ahí.
Terminamos en Maribella, ella con kebab y yo con pizza, y luego fuimos de compras. El cumpleaños de Ángel era el día siguiente, así que le buscamos un regalito apañao. Fuimos a una tienda de ropa y nos encontramos con unos señores italianos que nos preguntaron si conocíamos a Ángel, le dijimos que sí, y entonces vimos a Ángel mientras nosotras mirábamos camisetas XXL, a lo que Alba solo pudo decir: “sí, es que estamos buscando una camiseta para los tres”. Incomprensible sí, pero es que ella es así, natural a la par que espontánea.
Después de este momento triste, nos fuimos a comprarnos un vodka para la noche, vodka Finlandia, 20 euros la botella. Un poquito de Fanta y el regalo de Ángel, una camiseta y un pack de 8 Karhus. Y nos volvimos al hostel.
Vimos un par de Perdidos, y hablé con Josef, resulta que habían llegado al aeropuerto, habían subido al avión y tal y como habían subido habían bajado, y se quedaban esa noche en Helsinki a la espera de una solución a su problema.
Entonces, a eso de las 8 de la tarde empezó a llegar gente, por el cumpleaños de Ángel, Sabina, Sanna, Anni, Ansku, Markus, Veera, Heini, El que juega muy bien al billar, El “ez una fiezta” Janne, y los que quedábamos en el hostel, trajeron una tarta riquísima y estuvimos bebiendo y conversando hasta que llegó la hora de salir, bueno ellos porque Alba y yo seguimos bebiendo un buen rato en el hostel nuestro vodkita.
Nos preparamos nuestras petacas al ritmo de la música y salimos, rumbo Cave.
Allí estaban todos, nosotras llegamos y no nos sentamos en toda la noche, dándolo todo en la pista de baile, yendo al baño cada 15 minutos, cantándole a Ángel el cumpleaños feliz cuando el reloj dio las 12 de la noche. Entonces nos llegó Rikka, que iban a hacer un juego chorra, coger una gominola de un metro de largo o así, en parejas comiéndola cada uno por un lado y el primero que la terminara ganaba. No contaba con que Alba y yo nos la fuimos comiendo y tirando al suelo antes de empezar, y en el comienzo del juego teníamos menos de la mitad que los demás. “Ay que la estoy pisando”, al final ganamos el juego y nos dieron una chocolatina, muy rica. Cogimos un vaso y nos echamos el contenido de nuestra petaca, para beber más civilizadamente. Cuando lo acabamos nos fuimos, al Saha a comernos una patatitas, al final nos las llevamos al hostel y al día siguiente la habitación seguía oliendo a patatas fritas. Y a día de hoy, Ángel sigue pensando que vomité, porque según él, el baño olía mal al día siguiente. Pero no fue así, seguramente fue la señora que se pasea medio desnuda por el hostel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario