Día 97
Lección aprendida: no contarle nada más a Ángel en la vida.
No serían ni las 9 de la mañana, cuando me sonó el móvil. ¿Quién era? Heini, que Ángel le había contado lo de Satu y como no había ido a la universidad, estaba preocupada por ella. Me hizo relatar los acontecimientos del día anterior, resaca en cabeza, boca seca, y por teléfono, seguro que muchas palabras se quedaron en el aire, pero es que no son maneras de hacer las cosas.
Tras la llamadita, me fui a dormir otra vez, hasta la 1 o así. Entonces nos levantamos y preparamos la comida: unos canelones que hice, con atún, muy ricos. Invitamos a Josef a comer, pues no se habían ido debido al volcancito de los cojones.
Por la tarde relax, un poquito de series y a las 6 vinieron Sanna y Sabina, nos íbamos a cenar y a la bolera, por ese tema de las familias. Nos despedimos de las polacas, que se iban esa noche, abrazos y besitos para todas y nos ruimos.
Fuimos a Rosso a comernos una pizza y luego a la bolera, Alba y yo dándolo todo pero las que menos puntos hicimos. Pero lo pasamos teta.
Luego por la noche a salir, nos vestimos y bebimos un poco, el Salmiakki ya se iba acabando y el Beefeater lo mismo. Era la última noche de las rusas, y nos hicieron un regalo, una matriuska o como se diga o escriba, que seguro que le encantará a mi madre. No en serio, muy majas las dos.
Salimos a Cave primero, estuvimos allí un rato y luego al Bepop, donde había un streptease de tíos petados, vestidos con ropas ridículas, enseñando carne, vaya lo que viene siendo un streptease, solo que aquí estaba Sabina subida a un altavoz gritando como una loca cosas en finlandés, que supongo serían el equivalente español a quiero un hijo tuyo y esas cosas. No nos fuimos muy tarde, las rusas debían coger el tren a las 4.48, así que nos fuimos a la residencia y esperamos la hora, luego nos fuimos a la estación a despedirlas, con Josef y Simon, y el amigo de Katy, que creemos que luego se fue de putas con un amigo. Son solo suposiciones, pero quién sabe, pueden ser verdad.
Abracitos y lágrimas, últimos fumetas, las vimos alejarse en el tren, volvimos a la residencia y nos acostamos, cansadas, porque estábamos reventadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario