miércoles, 21 de abril de 2010

DÍA 96

Día 96


Nos levantamos tardecito, después de la juerga del día anterior.
Hoy era el último día de la gente aquí, o al menos eso se suponía. Nos levantamos y comimos algo, estuvimos en el hostel sin hacer nada y a eso de las 5 empezaron a llegar los tutores en su último día de tutoreo oficial.
Nos íbamos a Hapaaniemi, a la sauna y a cenar. Así que Alba y yo, precavidas, nos preparamos nuestras petaquitas y nos montamos en el bus.
Llegamos al lugar y nos sirvieron la cena, una carne con verduras y ensalada, que estaba bastante buena, y cada 15 minutos visitas al baño y paseos a traguitos de Salmiakki, se fue pasando la tarde y entonces llegó el momento de los juegos chorras, que tanto gustan aquí en Finlandia, de la mano de los animadores de fiestas que era la primera vez que veíamos.
El caso es que después de todo aquello, llegó la hora de la sauna.
Así que allí me fui, con las polacas y las tutoras, desnudicas que estábamos todas. Un rato en la sauna y nos fuimos al lago, previa foto con toalla, nos metimos en pelotilla picá, congelada que estaba el agua, pero la experiencia desde luego mereció la pena. Otra vez sauna, otra vez lago y a la ducha, tras la cual me fumé un cigarro solo con la toalla liada, mirando el lago, fresquito, porque hacía fresquito, pero yo estaba agusto y tranquila. Entonces me vestí y volví dentro con Alba y los demás, los chicos se fueron a la sauna y las polacas estaban de los nervios, porque cierto volcán islandés había erupcionado y se estaban cancelando los vuelos a toda Europa desde Helsinki. La Quinta casi llorando la pobre, y los austriacos con el mismo problema pero tranquilos que estaban.
Entonces llegó el momento de las despedidas, todos los tutores se pusieron en fila y uno a uno fuimos despidiéndonos y agradeciendo su ayuda durante estos meses. Todo bien, Anni, Ansku, Sabina, Heini, Emmi todavía, pero cuando llegué a la bajita rubia, que era la primera vez que veía, pues muchas gracias hija pero no tengo ni la menor idea de quién eres. Y ya cuando llegué al Mejide, él me fue a dar la mano, yo a dar un abrazo, que ni sí ni que no, la tristeza fue máxima.
Después de la emotiva despedida, nos volvimos a subir al bus y volvimos rumbo al hostel. Llegamos y Svetlana con su habitual "girls.. what time.. you go out?", salimos un rato, no mucho.
Primero Cave, un rato allí, luego Aleklub, y aquí pasó una de las cosas más por la cara que me podían pasar en mis últimos días de estancia en Finlandia.
Resulta que la Roneanta 2 estaba increíblemente ciega esaa noche, y en agún momento le pregunté que qué tal estaba, y ella me respondió: "si muriera hoy, a nadie le importaría". Y yo claro, con escucha activa, empatía, afronté la situación. Que no mujer, que tienes a tu familia, a tus amigos, la escuela, etc etc. Y ella erre que erre, me llevó al baño y hablamos allí un rato, me dijo que estaba mal, hice un hidalgo con la cerveza y le llené el vaso de agua, me metí a mear y escuché el típico ruido de cuando se rompe un vaso, salí y vi que se iba corriendo del baño. Pues nada, salí y me la veo al rato con cara de desesperación y me enseña los brazos, me dice "¿he hecho yo esto?". Cortecitos, pero epidermis y poco más, de esos para llamar un poquito la atención. Así que me la volví a llevar al baño y me empezó a contar su patética vida, que hacía años que no hacía eso, que no sabía que había pasado, que nos iba a echar mucho de menos, que si tal que si cual, me tiré como media hora en el baño con ella, Josef y Tom ya preocupados que no sabían donde estaba, entonces salí y nos fuimos, no sin antes contarle la situación a Ángel.
Caminamos al hostel y cuando llegamos me fui a la cama, a eso de las 4 de la mañana, picada porque me había robado mi tiempo una histérica, y ya sé que esos términos no se usan en tono peyorativo para hablar de alguien, pero es que lo es, solo quiere llamar la atención. Gracias, he muerto un poco por dentro.

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