Día 104
Nos levantamos tela de tarde, dispuestas a pasar nuestro último día en Iisalmi.
Me duché e hice las planchas, nos esperaba un día movidito.
Teníamos muchas cosas que hacer, empezamos yendo a la estación a comprarnos los billetes para Helsinki, tras los consejos de la tía nos cogimos el de las 16.15 para ir sin agobios.
Luego al Citymarket, a comprar los regalos de nuestras queridas Heli y Arja Sisko, que nos habían invitado a cenar. Compramos unas florecillas y algo de comer para el viaje del día siguiente y volvimos al hostel y terminamos de hacer la maleta. Alba se echó un rato y yo me puse a preparar la tortilla de patatas que íbamos a preparar para la cena. Alba se duchó y le hice las planchas, íbamos con la hora pegada al culo, a las 7 venía Arja a por nosotros y eran las 6 y media y la Alba con medio pelo por planchar. Terminamos todo y nos vestimos, pintamos, rellenamos las petacas y la mismísima nos pilló con todo el vodka, pero no pareció importarle, porque no dijo nada.
Llegamos a casa de Heli y les dimos las macetas, abrazos parriba y abrazos pabajo, nos sentamos en los sofás y sacamos la tortilla, a partir de ahora llamada “tapa” y apareció el marido, dentista, muy majo él. También pasaron por allí sus hijas, de 13 y 15 años, que parece que tienen el doble, maquilladas como puertas y esas cosas que ya sabemos.
Cenamos, había cosas para picar, nada demasiado elaborado pero estaba bien. Un postre rico no, lo siguiente, tartita de chocolate y limón, el perro que no paraba de dar por culo, Alba muertita de miedo la pobre con sus calcetines, uno de cada color.
Terminamos la cena y después de que Heli nos confesara que el día del centro de discapacitados lo primero que hizo al llegar a casa fue lavarse las manos, llegó el momento de los regalos, uno para cada uno, bolsita que contenía tableta de chocolate, llavero, postalicas, y una funda para el móvil con bolsa de la compra. Más besos y abrazos y llegó el momento de irse, bajo la nieve que caía, porque era 23 de abril y estaba nevando en Iisalmi.
Llegamos al hostel y empezamos a beber un poco, un poco más y salimos, a Cave, nuestro último día. Bailamos, bebimos, nos despedimos de la gente y nos fuimos al Bepop, pero solo un rato, y nos fuimos a Maribella, nuestro último kebab con Anni, Markus y Heini, nos lo comimos en el hostel, a decir verdad lo mío era una pizza pero el caso es el mismo, últimas cervezas, últimos cigarros, sólo nos quedaban unos días en Finlandia y yo estaba tristecilla, pero contenta porque tenía ganas de volver a casa.
Me duché e hice las planchas, nos esperaba un día movidito.
Teníamos muchas cosas que hacer, empezamos yendo a la estación a comprarnos los billetes para Helsinki, tras los consejos de la tía nos cogimos el de las 16.15 para ir sin agobios.
Luego al Citymarket, a comprar los regalos de nuestras queridas Heli y Arja Sisko, que nos habían invitado a cenar. Compramos unas florecillas y algo de comer para el viaje del día siguiente y volvimos al hostel y terminamos de hacer la maleta. Alba se echó un rato y yo me puse a preparar la tortilla de patatas que íbamos a preparar para la cena. Alba se duchó y le hice las planchas, íbamos con la hora pegada al culo, a las 7 venía Arja a por nosotros y eran las 6 y media y la Alba con medio pelo por planchar. Terminamos todo y nos vestimos, pintamos, rellenamos las petacas y la mismísima nos pilló con todo el vodka, pero no pareció importarle, porque no dijo nada.
Llegamos a casa de Heli y les dimos las macetas, abrazos parriba y abrazos pabajo, nos sentamos en los sofás y sacamos la tortilla, a partir de ahora llamada “tapa” y apareció el marido, dentista, muy majo él. También pasaron por allí sus hijas, de 13 y 15 años, que parece que tienen el doble, maquilladas como puertas y esas cosas que ya sabemos.
Cenamos, había cosas para picar, nada demasiado elaborado pero estaba bien. Un postre rico no, lo siguiente, tartita de chocolate y limón, el perro que no paraba de dar por culo, Alba muertita de miedo la pobre con sus calcetines, uno de cada color.
Terminamos la cena y después de que Heli nos confesara que el día del centro de discapacitados lo primero que hizo al llegar a casa fue lavarse las manos, llegó el momento de los regalos, uno para cada uno, bolsita que contenía tableta de chocolate, llavero, postalicas, y una funda para el móvil con bolsa de la compra. Más besos y abrazos y llegó el momento de irse, bajo la nieve que caía, porque era 23 de abril y estaba nevando en Iisalmi.
Llegamos al hostel y empezamos a beber un poco, un poco más y salimos, a Cave, nuestro último día. Bailamos, bebimos, nos despedimos de la gente y nos fuimos al Bepop, pero solo un rato, y nos fuimos a Maribella, nuestro último kebab con Anni, Markus y Heini, nos lo comimos en el hostel, a decir verdad lo mío era una pizza pero el caso es el mismo, últimas cervezas, últimos cigarros, sólo nos quedaban unos días en Finlandia y yo estaba tristecilla, pero contenta porque tenía ganas de volver a casa.
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