2º día de viaje, Helsinki.
Nos levantamos pronto porque nos íbamos a la ¡sauna!. Emocionadicos perdíos subimos a la 6ª planta donde se encontraba el lugar y Cris y yo nos fuimos desnudando, nos duchamos y entramos. Después de un rato de sudor y confesiones a 80º salimos, otra ducha y a la habitación a por el desayuno. Café instantáneo, galletas y tostadas con jamón y queso. En eso que me puse a hacerme las planchas y a arreglarnos y tal. Era el segundo día que estaban aquí y apenas había tenido un momento a solas con Rodro, esperaba ansiosa que eso cambiase. Pero de momento me tenía que conformar con algún roce de mano y alguna palabra bonita en el aire. Cuando estuvimos todos listos nos fuimos para coger el tranvía, a visitar la ciudad. Todavía teníamos el ticket de un día y no pensábamos pagar nada más en lo que quedaba de viaje. Nos bajamos en la catedral de Helsinki, muy bonita por fuera pero bastante austera por dentro. Una espesa niebla nos acompañaba en el camino, y las calles medio blancas con la nieve y el hielo ya derritiéndose. Subimos las escaleras modo Rocky, hasta casi tocar el cielo. Conocimos a un finlandés muy majo que nos hizo una encuesta, mojándonos en medio de la calle. Después de la visita nos fuimos a un museo de cosas finlandesas, con una especie de cine y cosas raras. Tocamos pelito por primera vez, a un reno disecado en una tienda, y entonces nos fuimos a caminar por las calles de Helsinki. Fuimos al puerto, nos hicimos fotos, Juan arriesgando su vida en el mar helado, alguna que otra iglesia. Y entonces nos fuimos a comer sushi, porque lo vimos de casualidad. Los chicos comieron de eso y mientras nosotras trazábamos un plan para visitar la ciudad. Después nos fuimos al Hesburguer a comernos nuestras ensaladas que nos habíamos comprado por la mañana, y entonces proseguimos nuestro camino. Llegamos a una iglesia de piedra, pero que tampoco tenía nada del otro mundo. Luego vimos el parlamento y los chicos escalaron una montaña. Luego teníamos los pies calados, así que decidimos ir al hostel a cambiarnos, ya que más tarde habíamos quedado con Use. Volvimos al hostel, luego de vuelta al centro, amortizando el billete de un día, y nos fuimos directamente a ver a Use. ¿Quién es Use? Pues ni más ni menos que un amigo de Cris, un chico bien simpático que un día tuvo la desgracia de toparse con nosotros, y a partir de entonces su vida no volvería a ser la misma. El caso es que estuvimos todo el viaje con la coña de Use, el todopoderoso, nuestro Dios.
lunes, 5 de abril de 2010
DÍA 79
Día 79
Nos llevó a una cafetería a tomarnos un café, según cuenta la leyenda si rellenas el café te dan 5 céntimos, osea que si te tomas 20 cafés lo amortizas, pero el caso es que no vimos un céntimo por nungún lado. También nos enseñó un parque con una estatua, nos calamos enteros, y los chicos se montaron en un columpio en lo alto del lago, arriesgando sus vidas.
Y llegó la hora de volver al hostel, compramos algo de beber para la noche y nos pedimos unas pizzas que estaban de oferta. Pizza de reno, eso sí, el reno enseñado, pero algo es algo. Estaban buenas, y de en esta noche tiene origen la teoría de las embolias, cuando estando todos trannnquilamente cenando, de pronto David empezó a reír sin poder parar, y llegamos a la conclusión de que había tenido una embolia, que de ahí venían esos ataques de risa incontrolables, y ya nada volvió a ser lo mismo.
Y entonces salimos, Use nos había recomendado un par de sitios, así que fuimos a probar suerte. Primero Amarillo, que estaba cerrado. Luego al bar de hielo, que también estaba cerrado. Entonces nos encontramos a dos chicas francesas, una se nos acopló de mala manera, que no es que me importase, pero yo quería estar con mis amigos, y no con una desconocida. Pero bueno, terminamos yendo al bar gay que nos recomendó Use, un sitio bastante guay pero bastante caro. Tenía ordenadores, pista de baile, cuartos de baño de lo más psicodélicos, cuyos carteles en vez de chicos y chicas, decían gays y lesbianas.
Estuvimos bien, pero en algún momento de la noche alguien invitó a la chica francesa a venir a dormir al hostel. No lo dijimos en su momento, pero chicos, si alguna vez leéis esto, nosotras también teníamos cama supletoria.
El caso es que volvimos, la chica francesa tenía dificultades para andar, yo lo que quería era llegar y acostarme, que estaba reventaica.
Cuando llegamos me fui al baño, y la chica francesa me alcanzó y se disculpó si había echo algo malo, le dije que no, que estaba todo ok.
Y me fui a la cama, cansada pero contenta.
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jajaja que se jodan! no ibamos a cargar con SU muerto
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