lunes, 5 de abril de 2010

DÍA 81

Día 81
4º día de viaje: Rovaniemi
Despertamos en el tren, camino de Rovaniemi. Bonito despertar, sin duda. Fuera todo blanco y nosotros con unas ganas de bajarnos que pa qué. Recuerdo que me tiré todo el día de después con la sensación de estar todavía montada en el tren.

Llegamos al destino, bajamos en la estación y fuimos a por los billetes para el día siguiente. Y entonces nos dirigimos al hostel, nos costó un poco encontrarlo, subiendo por cuestas empinadicas, y cargados con las maletas y toda la bebida. Dejamos las maletas y nos dispusimos a buscar algo que hacer en Rovaniemi. Todo jodidamente caro, que si los huskies, que si las motonieves. Al final, después de una hora dando vueltas, nos decidimos por lo único asequible y disponible que había. La señora dueña del hostel nos llamó a un taxi y nos llevó a una granja de renos, con un personaje de lo más curioso. Vestido con el traje típico de conducir renos, nos presentó a toda la manada y nos dio una vuelta en el trineo. Aquello iba lento, pero era agradable. Un poco timo, pero que le vamos a hacer. Luego alimentamos a los renos, aunque Juan hizo algo más, quiso follárselos hasta que nuestro amigo lo vio y le recomendó ir al médico.
Entonces el tío, tras explicarnos como hacer para matar un reno usando un hacha, una navaja, o el poder de tu mente; nos invitó a un cafelito en su casa, nos dio la licencia de conductores de renos y cuando hubimos terminado, nos llevó a la ciudad de Papá Noel.

Llegamos emocionaicos perdíos por conocerle. Nos encontramos un grupo de españoles, nos hicimos fotos con ellos y entramos a ver al mismísimo Santa Claus. Ahí dentro era todo muy raro, psicodélico, duendecillos y enanitos por todas partes, cartas no entregadas, fotos de las Spice Girls y 69 Eyes con Papá Noel… todo muy extraño. Pero ahí que entramos, le dimos la mano y conversamos un rato con él. Nos hicimos la foto de rigor, que luego cobrarían a precio de oro y salimos de allí, contentos porque íbamos radiantes de felicidad.

Una vez fuera se revolcaron por la nieve, hicieron calvos, nos tiramos bolas de nieve y nos fuimos a hacer compritas de recuerdos y llamamos a un taxi para que nos recogiera.

Teníamos claro nuestro siguiente destino: el McDonalds más al norte del mundo entero, solo para que nos dieran la postalita de recuerdo. Un McDonalds corriente, como los de toda la vida, pero está la ilusión de visitar un sitio tan místico.

Después nos acercamos a un centro comercial que había al lado, miramos ropa, zapatos, los chicos echaron dinero a las maquinitas, y acabamos yendo a un lugar mágico, el bar de Lordi. Un bar-kebab de lo más siniestro, decorado con muertos, calaveras, sillas puntiagudas. Nos tomamos un café y nos fuimos de allí, nos hicimos alguna que otra foto, intenté por todos los medios sacar dinero, y volvimos al hostel. Por el camino guerra de bolas de nieve, alguna que otra caída, y un poco de rodeo que dimos, pero llegamos sanos y salvos y nos tomamos un chupito de Salmiakki.

A eso de las 8, salimos dirección centro, para ir a cenar reno. Nos habían dicho un restaurante muy bueno, Nili, así que nos pusimos a buscarlo, y cuando lo encontramos vimos otra sorpresa: un paquete de LM mentolado llenito en la puerta. Magnífico.

Entramos y nos prepararon una mesa, vimos los baños más curiosos que se pueden imaginar, y de entrada nos pusieron unos cócteles de arándanos, cortesía de la casa, y luego un chupito de tuétano cocido de reno o una cosa así. Estaba buenísimo, aunque Cris se quemó la lengua.

Pedimos 3 platos para los 5, reno y salmón, y una botella de agua. Riquísimo todo, nos quedamos con ganas de más pero decidimos que había sido suficiente. Entonces nos fuimos a tomarnos una cervecilla, entramos a un bar con buena pinta y letreros en español, pero nos fuimos porque al lado había un sitio todavía mejor, aunque nos pidieron 10 euros para entrar y sin consumición, a lo que declinamos amablemente la entrada y nos fuimos en busca de otro lugar, le preguntamos a una chica y nos recomendó Tivoli, así que para allá nos fuimos. Entramos gratis y al principio un poco rollo, la cerveza y la sidra eran baratas y conseguimos una mesa donde sentarnos. Después de algún que otro mal rollo, se sentó a nuestro lado un grupo de chicos y chicas, de unos 18 años, y mientras David se intentaba hacer a una, otro intentaba hacerse a Cris, entonces conocimos a unos españoles de Zaragoza, de Erasmus en Rovaniemi. Todos muy majos, entonces Cris y yo fuimos a fumar y cuando llegamos nos encontramos a Rodro y Juan hablando con los chicos finlandeses, que les estaban enseñando frases estratégicas para ligar: Saanko nuola pillua, minulla on iso kyrpa, y más que no quiero ni recordar, todas con significados obscenos. Entonces en algún momento fuimos al baño Cris y yo, y escuchamos a David con la tía, y pensamos “mira este, que ha ligado”, pero cuando salimos y vimos a la tía potando en el lavabo, dedujimos que algo no terminaba de ir bien. Cuando empezaron a ponerse pesaetes, nos fuimos a la otra parte de la disco, con otro tipo de música, y estuvimos allí bailando hasta que cerró, a eso de las 4 de la mañana. Los chicos todo emocionados con nuestro nuevo amigo, Bart, el maño friki y fumeta, con tantos puntos en común que hasta daba miedo. David con su española y Juan con su finlandesa, yo con Rodro y todos felices. Nos fuimos al hostel a comer, que estábamos esmayaicos y nos fuimos a la cama, me quedé en al habitación de los chicos para no despertar a Cris, que se había vuelto antes, y puse el despertador para la sauna al día siguiente, aunque significaría dormir 4 horas y como que no, ya habría más ocasiones.

1 comentario:

  1. gracias x l detalle d k m keme la lengua, xo no cuentas k fui yo la k t encontro el pakete d tabaco eh eh eh?? :P

    ResponderEliminar