domingo, 28 de febrero de 2010

DÍA 50: DÍA DE ANDALUCÍA

Día 50
Domingo, día de Andalucía.
Nos levantamos y desayunamos-comimos típico mediterráneo: tostadas con aceite y zumo de naranja. Nos acompañaba Heini.
Tras la comida, nos pusimos a ver una película y pasamos la tarde amenamente.
Me ví un capitulillo de Perdidos y vimos alguna que otra cosa.
Por la noche me puse al día con los Protegidos y entonces llegó lo bueno: la peluquería.
Estábamos aburridas y sin tener que madrugar al día siguiente, así que cogimos tijeras y peine y nos pusimos al lío. Primero por detrás y luego por delante, Alba me hizo un cambio radical de look, con algún que otro trasquilón pero que apenas se notaba. Y con todo el pelo que sobró, ¿qué podíamos hacer? Pues putadita a Ángel, le vaciamos un cajón y con una notita de "en verdá zomo wena ente", le metimos todo el pelazo. Se conoce que no se lo tomó muy bien, pero eso pertenece al día siguiente.
Cuando nos íbamos a acostar nos sobresaltó una pedrada en la ventana, no eran otros que Peppi y Simon haciéndose los graciosillos. Les mandamos un ratito a la mierda y nos acostamos trannnquilamente, yo contenta perdida con mi pelito corto.

DÍA 49

Día 49


El día amaneció cubierto de nubecicas, y nosotras reventás aunque sin resaca, a pesar del ciego que nos pillamos el día anterior.


Nos levantamos a eso de las 1.30 y nos pusimos a preparar la comida. Nos acompañaba nuestra querida Heini. Comimos un poco de arroz con salchichas y tortilla, y pasta de las sobras del día anterior.

Después de la comida nos pusimos a ver una película, Mean Girls, que no veas que mierda de película.

Tras eso, hablé un ratico con mi madre por Skype y llegaron Sabina y Ansku, a recogernos. Nos íbamos a casa de la Suprema a la sauna, que mira que me gusta poco a mí la sauna, pero bueno es otra forma de pasar la tarde.

Llegamos a la casa y vimos lo bonita que era. Empezamos a beber a eso de las 6 de la tarde como es costumbre.Y llegó el momento de la sauna en cuestión. Me quité la ropa y por supuesto, me puse mi biquini de flores. Heini y Anni iban desnudas, pero a mí me da como cosilla, no sé porqué.

Tras un rato en la sauna, me salí. Goterones de sudor caían por mi espalda, así que me duché y me salí a vestirme.

Luego más bebida, viendo la tele aburriicos perdíos. Resident Evil, peliculón sí, pero ya la he visto muchachos.

A eso de las 10 de la noche, volvimos al hostel, doned Alba esperaba impaciente el momento de salir. Llegué, me cambié rápido, me pinté y comí algo, porque ni siquiera había merendado.

Salimos rumbo a Cave, y este maravilloso día mis botas decidieron resbalar más que ningún otro día, por suerte no hubo que lamentar ningún daño.

Una vez en Cave, Alba me pidió un cigarro de liar, y al ir a buscarlos en el bolso, descubrimos con horror que nos los habíamos dejado en casa. ¡Qué podemos hacer ahora!, pensamos. Pues comprarnos un paquetico. Y así lo hicimos, 4.15 paquete de Bonus. Tuve que salir a comprarlo a Nellys, y me atendió la mismísima Kiki. Increíble.

Cuando llegué a Cave, decidimos fumarnos un cigarro, pero la cola llegaba hasta el infinito y más allá, así que dijimos, ¡vámonos fuera!. Y así lo hicimos. Alba iba con una camiseta palabra de honor, y yo iba con una rebequilla fina, pero para ir las dos iguales decidí quitármela, y tal y como si fuera verano, salimos a la calle con Marko, que me ofrecía su chaqueta para no pasar frío, pero yo le decía que no, que es típico en España ser así de chulas.

Cuando volvimos dentro, se conoce que no estaba muy animada yo, nosé porqué sería, pero el caso es que me bebí 3 sidras como si fueran agua del grifo.

Tras Cave nos fuimos a Bepop, librándonos de pagar, gracias a nuestra querida Sabina.

Un par de cervecitas más pal cuerpo y pasó algo realmente extraordinario. Nos encontramos un paquete de tabaco en el suelo. En verdad hay que decir que se le cayó a un tío que estaba metiéndole cuello a una tía, se le cayó, lo miró, y siguió al lío, por lo que nos imaginamos que estaría vacío. Cual fue nuestra sorpresa cuando vimoslo que había dentro: cigarros, en cantidades industriales. Vaya que solo faltaban uno o dos. Ya teníamos dos paquetes de tabaco apra nosotras solas, bueno fuimos invitando a Marko y a las rusas, nos sentíamos generosas.

Tras este momento de felicidad, nos fuimos para casa, no sin antes pasar por Saha Grill, a tomarnos unas patatillas y demás condimentos. Lo pedimos para llevar y nos lo comimos en casa trannnquilamente. Alba encendió el ordenador, ya es por ósmosis, lo hace sin pensar.

Y nos fuimos a la cama.

DÍA 48: EXAMEN

Día 48




Viernes, 10.30 levantándonos. La idea era comer en la universidad, pues teníamos un maravilloso examen de Médico-Quirúrgica a las 1, pero la pereza y el roneo pudieron con nosotros y terminé haciendo una pasta boloñesa.


Salimos trannnnquilamente hacia Savonia, amenizando el camino con cánticos y peleas. Y llegamos al lugar, buscamos el despacho de la mismísima Arja Sisko Kainulainen y nos llevó a una clase a hacer lo que es el examen en cuestión.


No fue muy difícil, pero se conoce que con un poco más de estudio habría salido mucho mejor.


Tras el examen, nos fuimos en el coche de Sanna de compritas por la ciudad, y nos compramos Alba y yo un magnífico vestido a pachas, nos lo pondremos una semana ella y una semana yo. ¡Compartir!


Después al Maxi a que comieran, que tenían hambre, y luego se iban a la pelu, pero nosotras nos fuimos al hostel a echar la siesta Alba y yo a hacer mis cosas.


Al rato, recibimos la visita de nuestra queridísima Heini, que había venido a pasar el fin de semana aquí con nosotros. Nos trajo una tarta, pero Alba estaba durmiendo y decidimos esperar para comerla.


Cuando Alba despertó y le dije que teníamos un suculento pastel para las dos, se enfadó por no haberla despertado antes, y nos bajamos a comerla. Estaba tremenda, suave, con un leve toque de menta.


Que encanto de niña Heini, además nos ayudó a deshacernos del insoportable pito de la manera más simple posible: quitándolo del techo y sacándole la pila. Gracias, te queremos.


A eso de las 8 abrimos la primera cerveza, la abrí al modo español, es decir, con el pico de la mesa. Y empezamos a beber. Luego algo de cenar y más bebida. Locura, papeleras rotas, apuntes volando por la habitación. Cerveza, ginebra, vodka, Salmiaki o como coño se escriba.


Nos arreglamos, pintamos, planchamos cabellos. Innové, me puse la raya al lado. Moderneces a tope, salimos de casa dirección Cave. Ya íbamos ciegas, y la Alba desfasando con su gorra, presumiendo de ser una chica chunga de Detroit, bailando Break Dance.


Bebimos como finlandeses, como es normal aquí. Dios con el Peppi, pesadilla, sobándonos todo el rato. Que mal lo pude pasar.


Pero no importaba, teníamos nuestros pulmones a tono y nos pusimos Alba y yo a cantar como posesas, todo tipo de canciones en español. También estuvimos explicándole a Pekka lo que significa su nombre en español, y que cuando se vaya a México tiene que empezar cada frase con ¡Ya pues! y cosas así por el estilo.


Creo que ha sido el día que más ciegas hemos estado, nos lo pasamos chachi piruli y a la vuelta pasamos por Maribella. Pero había colón del 15, así que nos fuimos al Saha Grill donde estaban Peppi y Tom, comimos de gratis una especie de patatas fritas con bacon, hamburguesa, huevo frito, lechuga y 4 salsas distintas, todo sanísimo.


De vuelta a casa más cancionzacas, guantazo en la cara al Peppi, ¡que no me toques el culo te digo!.


Y nada, llegamos y... ¡serie!. Pero no, nos dormimos como niñas buenas.

DÍA 47

Día 47.

Jueves, nerviosicos por tener examen al día siguiente.


Pero vaya que nos levantamos tranquilamente a eso de la 1, y encima nos dijeron que no teníamos Survival Finland, osease que de puta madre.


Comimos y nos pusimos a estudiar. Hicimos de comer PAELLA, eso sí, blanca. Pero paella es, y buenísima que estaba.


Después de comer, nos pusimos al lío con el estudio. Nos cundió la tarde, y a eso de las 5 decidí irme a ver atardecer. Lo pillé bien, por una vez en mi vida. Y ahí que estaba yo, en mi banquito, viendo la puesta de sol con mi cigarro en mano.


Después de eso me fui a comprar un sujetador, pues de los tres que tenía aquí, uno resultó dañado seriamente al meterlo en la lavadora. Perdió un aro, y no se le volvió a ver.


Así que me compré uno nuevo, el más hortera de todo Iisalmi, de leopardo. Más chula que nadie.


De vuelta a la resi, encontré a estos estudiando todavía y me uní, estuvimos dándole al tema hasta que cenamos y nos recreamos viendo un poquito de series.


Luego más estudio, más series y a dormir, que nos esperaba un laaaargo día al día siguiente.


P.D.: el pito seguía pitando.

DÍA 46: EL PITIDITO DE LOS COJONES

Día 46.

Resaca mañanera, nos levantamos con todo el ánimo para ponernos a estudiar, que el examen se acercaba y los apuntes seguían cogiendo polvo en el armario.


Tengo que decir, que me despertó el mismo sonido que la noche anterior no me dejaba dormir, y me di cuenta por fin de donde procedía: el detector de humo.


Desayunamos-comimos y nos pusimos al lío. Tema facilito: traqueostomías. La verdad esque nos fue cundiendo bien, estudiando Alba y yo juntas, contándonos las cosas una a la otra. Viendo un poquito de serie cada vez que acabábamos un tema. Fue bien la cosa, sí.


Y poco más, no hicimos apenas nada, ni salí a darme mi paseo, pues era un día feote feote, de esos que no apetece más que quedarse en casa.


Destacar que estábamos al borde del suicidio con el pitidito de los cojones, no sabíamos como pararlo. Y descubrimos con horror que sonaba... ¡cada 54 segundos!.


La muerte.



DÍA 45: WINTERFEST

Día 45




Nos levantamos muy temprano, acordándonos de la santísima madre de Marjatta, porque... ¿quién tiene clases antes de una excursión?


Nadie, solo nosotros.


Así que nos pusimos en camino, y a las 8.15 estábamos preparados para aguantar clasaza, proque no tiene otro nombre, del mismísimo profesor de inglés. Nosé, pero no podía dejar de penasr en la imagen de aquel fatídico lunes cuando llegó hechico peazos, hartico vivir. Pero bueno, al final no estuvo del todo mal.


Después esperamos impacientes a que abriera la cafetería para comer, a eso de las 10.30.


Tras comer, nos roneamos un rato hasta que fueron las 12, y ya estábamos listos para coger el autobús rumbo a Kuopio.


Hacía un día soleado, que luego se tornó blanco como de costumbre. Nos montamos en el autobús y Alba se echó un sueñecico, yo quise hacer lo mismo pero no puede. Maaaal, pues nos esperaba un día movidito.


Llegamos a Kuopio una hora después y entramos en la universidad. Allí estaban teniendo luegar toda clase de juegos de invierno: fútbol en la nieve, bolos en la nieve, dar vueltas y correr por la nieve... Conocimos a tres chicas españolas, no me acuerdo de donde eran pero recuerdo que se llamaban Rocío, Alba y Berta, que ya es casualidad. Total, que los pies congelados, tuve que irme a refugiar a la cafetería, y pasé allí la mayor parte del tiempo con las rusas, criticando a todo el hostel.


A eso de las 3, las rusas y polacas se fueron a casa, tonticas pero esque no dan pa más.


Nosotros nos quedamos un rato más, y a las 5 o así nos fuimos para casa de Marko, que vive cerquita de allí, pasamos por el super a comprar comida y lo más importante: paquete de Chester. Porque un día así se merece fumar sin represiones, pagamos los 3.80 con gustico y eso de fumar un cigarro tras otro, ya no recordábamos esa sensación.


Estuvimos en casa de este hombre bebiendo, jugando a las cartas, escuchando música y viendo la tele de 5 a 11 que salimos. Bebimos como finlandeses, que es lo que se estila aquí.


Luego tocaba salir, y se conoce que la casa del muchacho pillaba un poco lejos, y si además íbamos cargaicas como mulas con la maleta y el bolso y nadie se ofrece a llevárnoslo, pues ya me dirás tú.


Total, que llegamos a la discoteca donde teníamos entrada, discotecón Puikkara. Tras más de media hora en la cola, con un nevazo cayendo que pa qué, entramos congeladas y blancas. Otra media hora intentando que cupiera todo en la bolsa, para dejarla en el guardarropa. Lo conseguimos, pero ya solo nos quedaban dos cigarros. Pobres de nosotras, porque el tabaco de liar estaba también junto con todo lo demás en el bolso, en el guardarropa.


Allí seguimos bebiendo. Era necesario para aguantar a la banda local de turno cantando canciones estilo Pokerface de Lady Gaga, a punto del suicidio vaya. Pero entonces cambió la cosa, pusieron música normal y nosotras todo el rato buscando más españoles hablando alto y claro para ver si alguien nos entendía. ¡Mira, ese nos está mirando a lo mejor es español! Ah no, solo está muy borracho.


Y así se pasó el tiempo, amenizado por un mago espontáneo que nos deleitó con juegos de cartas.


Y llegó el momento de la vuelta, a las 3 de la mañana, rennnndías nos subimos al autobús, momento videolog y a dormir. El puto autobusero nos dejó en la estación de autobuses de Iisalmi, y tuvimos que ir al hostel andando, tampoco queda muy lejos, pero teniendo en cuenta loque había nevado, tardamos bastante en llegar.


Cuando llegamos al hogar, comí, pues desde el pan sucio que me comí en casa de Marko a las 5.30 no había probado bocado, y como no quedaba pan bimbo me hice unos fideos chinos, cuando de repente apareció Raíces desorientado, a eso de las 4 y media de la mañana. Se levantó, dijo hola, miró el reloj y se fue a la cama. Así de triste.


Pero esque ahí no queda la cosa. Me fui a la cama trannnnquilamente, cuando de repente escucho un pitido. Que raro, pensé. Y ahí que me puse yo a buscar como una loca por el cuarto a ver que coño era lo que pitaba, y no lo encontré. Revolví bolsos, vacié el cesto de la ropa sucia, miré debajo de las camas, bajé las calefacciones. Y nada. Así que me acosté, con unos improvisados tapones para los oídos, y al final conseguí conciliar el sueño.


Y hasta aquí el día 45, intenso y cansado.

DÍA 44

Día 44
Me levanté extremadamente temprano para ir al hospital, cuando descubrí que ni Alba ni Ángel iban a ir de mañana conmigo. Así que tras desayunar me encaminé hacia el lugar.
Cuando llegué, debía ir a pedir un uniforme nuevo, pero estaba cerrado el sitio de los uniformes, así que me conformé con el lleno de mierda que usé la semana pasada.
El día más triste de la historia. Estuve estudiando los ratos libres que tenía, que fueron muchos.
Por si no había enfermeras, me tocó ponerme con dos alumnas, y allí que estábamos, 3 alumnas para 5 pacientes, de los cuales, la mayoría estaban medio bien que no necesitaban nada. Quité unos puntillos y poco más. A eso de las 11 me dice que me puedo ir a comer. Chula, que estoy en 3º, creo que más que tú. No tienes ningún derecho a ser tú la que me permita irme a comer. Aún así me fui, porque estaba muertica hambre, y comí en el comedor del hospital. Solica que estaba, me entretuve viendo la nuieve caer, y el solecito dándome directamente en los ojos.
Me volví a la planta, no sin antes buscar una cabina para llamar a mi mamá, que la echaba de menos. No la encontré, así que me subí y seguí con mi arduo trabajo de seguir a mis alumnas y hacer camas.
A eso de las 12 llegó mi querida Heli, con abracitos solo para mí. Tenía peor cara que un perro la pobre, se conoce que estaba malilla. Pero aún así estaba sonriente como siempre.
Me habló de varias cosas que olvidé na más irse, y entonces seguí a lo mío.
A la 1 más o menos estaba ya desesperada, así que me bajé a los vestuarios a ver si me cruzaba con Alba, pero no fue así, así que decidí llamarla. -¿Dónde estás, fur? -Na tía, que al final no vamos a ir, nos vamos a quedar estudiando en la resi. -¡Cómo! -Jaja, que nooo que ya estamos llegando. Menos mal, me estaba dando un ataque al corazón.
Y allí que llegaron, nos cambiamos trannnquilamente y subimos, pero al rato me bajé y me fui igual de trannnquila.
Llegué a la resi y me puse a mis cosas, se me pasó la tarde volando. Cuando llegaron estos hicimos cena, un poquito de series y nos fuimos a dormir, unos más pronto que otros. Alba se quedó hasta las 2, se conoce que al día siguiente estaría reventada.

domingo, 21 de febrero de 2010

DÍA 43

Día 43



Sunnantai.

Otra vez domingo, otra semana que pasa.

Nos levantamos a las 12.30, pues Sabina iba a venir a recogernos para el día familiar.

Me levanté la primera y desayuné, colacaito con crispis, y desperté a los demás. Ordenamos un poco el cuarto, para hacer tiempo hasta que viniera la Suprema, y cuando llegó nos pusimos en camino. Primero fuimos a recoger a Anni, que también venía con nosotros, y luego a echar gasolina. El coche de la Suprema, consume gasolina suprema también.

No es tan suprema en el arte de la conducción. No es mala, un poco temeraria quizás. Menos mal que este coche sí tiene cinturones de seguridad, no como el de Sanna.

Llegamos a casa de los padres de Sanna, y conocimos a sus padres, unos señores bien amables. También conocimos a sus cuatro perros, unos más grandes y otros más chicos, pero la pobre Alba se cagó porque se conoce que no le gustan esos animalitos, pero todo hay que decirlo, eran más que buenos. Nos pusieron de comer CARNE DE RENO con patatas y queso remezclado todo, muy rica, aunque a Alba no le gustó tanto. También habían las empanadillitas esas que parecen chochitos que una vez comimos en casa de Ansku, pero caseras, y también ensalada. Y de postre... ¡ay el postre! Una especie de vómito naranja, que supuestamente es muy caro porque es nosequé fruta de Laponia, echa como mermelada, con pepitas de las que se te quedan luego pegadas a los dientes, y con nata, que eso sí que estaba rico.

Después de comer, nos tomamos un cafelito conversando acerca de la vida, los perros de Sanna, el fin de semana, etc.

Después, nos fuimos a casa de Sanna, a verla. Me encantó la casa, es muy de mi estilo, con todas esas cosas por en medio. Me vi totalmente reflejada en ella. Y los perros dando por culo, y llenándonos de pelos.

Después, nos fuimos para casa, ya medio dormidos porque estábamos reventados. Al llegar nos pusimos a ver una peli, Madagascar. Y claro, después de la 1 vino la 2.
Apareció el Alemán del que ya hemos hablado en alguna ocasión, a picopalear con la enterá local. Destacar los mil duros que Ángel vio en el suelo, ordenador en mano, y el posterior descojone de Alba y su familia, a través del Skype.
Cenamos, cada uno por su lado, y yo personalmente me fui pronto a la cama, pues estaba reventada y al día siguiente me tocaba madrugón de los buenos.

DÍA 42

Día 42
Lauantai

Sábado. Nos levantamos tan tarde como pudimos. Estábamos rennndías después de la noche anterior. Y más Ángel, que había hecho noche en el hospital. Así que nos levantamos y comimos.

Recibimos la visita de Sabina y Sanna, que se tomaron un cafelito con nosotras.

Después de comer y del café, me fui a dar un paseito. Hacía un bonito día soleado, y lo aproveché llendo por nuevos caminos, rodeando el lago. Decidí terminar mi paseo cuando mi dedo gordo del pie empezó a congelarse, no fuera ser que me quedara por ahí perdida a merced de los -20º que debían hacer.

Me pasé por el Citymarket y luego de vuelta, di un pequeño rodeo, una vez que mis pies estaban en perfectas condiciones. Me fui a mi banquito del lago, a fumarme un cigarro al solecito. Ahí no hacía frío. La vuelta se me hizo eterna, pero llegué sana y salva al hostel, para descubrir que estos dos estaban viendo La vida es bella. Que no, que no me apetece verla.

Así que me puse a lo mío, y se fue pasando la tarde hasta que dieron las 8 y empezamos a beber. A eso de las 9 me preparé algo de cenar, y tras eso me di una duchita y seguimos bebiendo y desfasando en el cuarto. Alba sacó a relucir su vena de chica negrata de Detroit, con su Beefeater en mano y su gorra. La música a tope, me da igual si molesta, y siguiendo la costumbre española, pegando gritos como si nos estuvieran torturando.

En eso que llegarn Anni, Iina y Sanna, que se quedaron flipadas ante lo que vieron.

Y llegó la hora de salir, directamente al Cave, para no variar. Al principio estuvimos solos, hasta que fueron llegando las polacas y Tom y Peppi. Debo decir que llevaba un ciego superbueno, de esos que sabes que no deberías beber más, que estás megacontenta, que puedes bailar todas las canciones y que no te importa hacer el ridículo con MrCock y con una gorra intentando hacer breakdance.

Al rato nos fuimos al Bepop, donde nos sangraron 5 euros de entrada y donde estaban los estudiantes del innowelfare con más tutores, entre ellos Jani. Momento gracioso a destacar: se me acerca Jani con intención de bailar (que no chulo, que no te pega bailar en una discoteca), y yo claro, no me apetecía que me rozase mucho, así que le digo lo primero que se me ocurre: "hui Jani, me encanta tu pelo". Bien Berta, muy bien. Huí como pude de allí, y seguí bailando con Alba, cuando se nos acercó Svetlana diciendo que nos tomásemos un chupito. Venga vale, dijimos, y nos encontramos a Tatu, que nos invitó. Menos mal, porque todavía nosé como se dice chupito en inglés.

Tras un rato más de estar allí, y cuando iban a cerrar ya, nos fuimos a Maribella a tomarnos un showarma, lo mejor de la noche. Cuando llegamos a la resi, nos echamos a dormir ya que al día siguiente nos esperaba el día familiar.

DÍA 41

Día 41

Perjantai.

Viernes, día de hospital.
Nos levantamos a eso de las 11, yo reventaica porque el día anterior me acosté más bien tarde, pero nos pusimos al lío. Comimos y nos fuimos para dicho lugar. Cuando llegamos, nos dieron una alegría: íbamos a pasar la tarde con nuestra querida Pelomuñeca, Pirjo y la Gordi. Pero no estaba Ángel, así que el roneo esa tarde iba a ser escaso. Aún así, nos tomamos numerosos descansos para café, plátano, kissmet, agua, etc. Es un peligro ponerle a un vaso de plástico tu nombre y guardarlo toda la tarde, pues significa que cada 15 minutos nos tienes ahí, en la sala de las enfermeras, bebiendo agua. Que la calefacción reseca mucho la boca.
No hicimos apenas nada, tuvimos que soportar como la Gordi ponía una sonda vesical a un prostático, haciéndole sangrar como si de una matanza se tratara.
A ese mismo hombre había que darle de comer, y cuando Pirjo nos dijo si podíamos ir a su habitación y entramos, nos encontramos con una imagen graciosísima: el hombre con las piernas enredadas en la barandilla de la cama, pantalones por la rodilla, pañal en el cabecero de la cama y chillando como un loco. Bueno como un loco no, esque aquel hombre no estaba muy bien de la cabeza. Una hora para tomarse pastilla y media, y que si quieres, que el tío no las masticaba. Nos tiramos media tarde en esa habitación, con risas de esas que te tienes que aguantar. Son las peores, como cuando estábamos trannnnnquilamente tomándonos un café y una señorona decidió que lo mejor sería tirarse un eructo, y así lo hizo, pero claro no podíamos reirnos en su cara. Cuando se disponía a abandonar la habitación, no le dimos tiempo ni a cerrar la puerta, nos descojonamos de mala manera. Al final si fue una tarde entretenida.
Cuando salimos, nos fumamos ese tan ansiado cigarro, sentadas en una parada de autobús, pues teníamos que ir al Maxi. Compramos y nos fuimos a la residencia, y vimos a Ángel preparándose la cena, pues este día iba de noche al hospital. Pobretico él.
Cenamos Alba y yo, no había casi nadie en la resi porque estaban en nose qué de Jazz que organizaba Savonia, pero que no pudimos ir por tener el hospital por la tarde. Tampoco creo que nos perdiéramos nada.
Después de cenar, nos empezamos a arreglar, pues íbamos a salir. Le fuimos tirando con Peppi para Nellys, pues se supone que la gente estaba allí, pero allí no había ni un alma. Así que nos fuimos a Cave, y tampoco había nadie, pero nos quedamos a esperar. Llegó Outi, con algunas amigas. Destacar la presencia de la chica que estuvo en Puerto Rico, provincia española por excelencia. O al menos eso decía ella.
Cuando estábamos desesperaicos, al borde del suicidio, nos fuimos a Nellys, y allí estaba todo el mundo. Jani me saludó con un efusivo abrazo, y yo tío, que no te pega estar en estos sitios.
Nos fuimos a pedir una cervecilla, pero nos dijo el puto calvo de la barra que no, que ya iban a cerrar. Minutos después vimos cómo a Anni le ponía una.
Recibimos un mensaje de Sabina, que estaba en Bepop con Sanna, así que nos fuimos para allá, no sin antes pasar por McDonalds a tomarnos una hamburguesa, the cheapest hamburguer, kiitos.
Ahora sí, en Bepop nos encontramos con las dos tutoras, ciegas como perras y roneándose a dos chavalotes con los que luego harían más que migas. En eso que nos fuimos a fumar Alba y yo, y allí había un tipo que se pegó a nosotras de mala manera. Al principio que gracioso, que si no hablo en finlandés, que me dejes en paz chulo. Luego vino el que te vayan dando, mierda puta que te vayas, que no te me acerques, que te grito al oído. Yo creía que la cara de asco era universal, que significaba lo mismo en todo el mundo. Pero parece ser que aquí eso no vale. Así que tuvimos que TIRAR EL CIGARRO A LA MITAD, para huir de aquel tipo, al que luego veríamos vagar por toda la discoteca. Es curioso la cantidad de borrachos que hay en Finlandia, y cuando digo borrachos, me refiero a gente muy borracha, mirada perdida, dando tumbos, etc... Asqueroso.
Cuando nos pusieron la canción de Titanic, comprendimos que había llegado la hora de abandonar al lugar. Nos quedamos esperando a nosé qué, cuando se nos acercaron dos rubios hablando en finlandés. Que no hablo tu idioma, chulo. "Dance, dance". Que no tío, que te vayas por ahí. "Que toco el piano". Bien por tí, pero no gracias.
Cuando nos íbamos a ir, vimos a esos mismísimos dos rubios pelearse a vasazos con otra gente, así que decidimos llamar a Ángel y avisarle de que le enviábamos a dos pacientes, para amenizarle la noche. Al día siguiente nos contaría que sí, que fueron a visitarle.
Y poco más, tras media hora para coger los chaquetones, nos fuimos para casa. Pero era bien pronto, y pensando que Ángel llegaría a las 7 y pico al hostel, nos pusimos a ver una serie. Pero duró poco, por lo menos a mí, que me quedé fritica a los 10 minutos.

DÍA 40

Día 40

Torstai.

Nos levantamos tarde y reventaicos, ya que salimos el día anterior, pero decidimos previamente no ir a la escuela. Ángel innovó haciendo la comida: pasta estilo Peppi, con carne picada, cebolla tomate, picante y demasiado vinagre para mi gusto. Pero estaba bastante rica al fin y al cabo. Por la tarde estuvimos sin hacer nada, yo con mis planchas mientras estos se dedicaban a dormir y la música sonaba.


Recibimos la visita de Anni y Ansku, que nos invitaron a ir más tarde a casa de ésta última.

Me bajé a la cocina, a charlar un rato con mi querido padre cuando alguien apareció en escena: el mismísimo profesor de inglés, a ver a las polacas, que para no perder la costumbre le sacaron unas galletitas y un té. Así no conseguireis libraros de él nunca chicas.

La quinta polaca en cuestión se entretuvo repartiendo dulces polacos entre nosotros, muy bueno que estaba. Alba se comió como 5 u 6.

A eso de las 7 le fuimos tirando Ángel y yo para casa de Ansku, pasando antes por el Maxi a comprar la cena. Cuando llegamos nos los encontramos a los 3, Ansku, Anni y Marko en evidente estado de inanición, ya que por todos es sabido que su hora de cenar había pasado hacía 3 horas. Así que preparamos la cena: salchichas con cebolla, paner varios con queso de untar y patatillas, que no falten con la salsa esa pestosa pero que qué rica está. Amenizamos la cena viendo Crepúsculo, que todavía no tengo muy claro si al final la tía se convierte en vampira, o si se la folla, no lo sé y creedme que prefiero no saberlo.

Tras la peli en teoría nos íbamos, pues mi intención era ir de mañana al hospital al día siguiente. Pero entre unas y otras cosas nos dieron las 3 de la mañana viendo vídeos chorras, escuchando música y hablando de los planes que teníamos de cara al fin de semana, saliendo a fumar cada media hora, tupakointi!, fui invitada a casi todos los cigarros.

Cuando decidimos marcharnos, comprendí que era mejor dejar el hospital para la tarde, así que nos pusimos en camino y nos abrimos el paquete de queso para amenizar el camino de vuelta a casa. Cuando llegamos, Ángel perdió su llave y estuvo como un cuarto de hora buscándola desesperadamente. La encontró, y yo aproveché para fumarme el último cigarro del día, pensando en lo que había pasado, en lo que iba a pasar, en lo que dejamos atrás y en lo que está por venir. No sé, me dio por filosofar un rato, y luego ya me acosté muertica de sueño.

DÍA 39

Día 39


Keskiivikko.

Nos levantamos a una hora decente, las 11 de la mañana. Hoy era día de Survival Finland, a las 14.15, así que tras desayunar un cafelito con bizcocho, nos fuimos a la universidad por el sitio nuevo, con idea de comer allí.

Por el camino nos hicimos unas cuantas fotos para nuestro querido Pepeju, comimos y nos compramos un Kissmet para luego. Tutoreamos y nos roneamos un rato, que si cigarrito, que si cafelito, que si una rusa y un austriaco me sangran un cigarro,... hasta que llegó la hora de la clase, nuevamente en la sala de ordenadores. Cuando empezó la clase y Jani vio donde estábamos, quiso suicidarse, pero decidió no hacerlo, ya que tenía muchas cosas que enseñarnos. A mitad, paroncito para piti, compartido, porque no teníamos ni tabaco de liar.

Cuando por fin acabó la clase, esperábamos tener la suerte de que alguien nos llevara a casa, pero no, tuvimos que irnos andando. Citymarket a comprar, y al llegar a la resi redecoración del cuarto. Camas paralelas, nevera a la esquina, lámpara fuera y percha dentro, un cuadro por aquí, Alba calcinada por la calefacción, etc. Irreconocible vaya.

En eso que llegaron los tutores, Ansku, Anni, Inna, y el sobrino de Jeiko, Marko. En realidad es amigo de Ansku, pero nos gusta pensar que cualquiera que se llame así tiene relación con el ya famoso personaje. Vinieron a recogernos, pues nos íbamos al Sitio de los trineos (no sé como se llama todavía). ¿Y cómo íbamos a ir hacia allí? Pues nada menos que en un camión de bomberos tuneado, conducido por John Travolta, y es que aquí en Finlandia se estila mucho ir con tupé. Y allí que nos metimos los españoles, los tutores, Tom y Peppi.

Llegamos al sitio y había pechá de ente, estuvimos tirándonos con el trineo, jugando a juegos chorras, bebiendo choclate calentito con chorreones de alcohol. Nos lo pasamos bien, y en esto que llegó de nuevo Travolta a recogernos, y esta vez dio un rodeo para enseñarnos su arte conduciendo, en cada parking que veía allá que se metía a hacer derrapes con el camión, que unos cinturones de seguridad no habrían venido nada mal.

Llegamos a la resi a eso de las 8 y la Alba, pa no perder la costumbre, se echó un rato. Yo me fui a hacer cosas y a cenar. Cuando subí a eso de las 10 me encontré que Alba todavía dormía, y nosotros que casi nos íbamos ya, así que la desperté y ésta, desorientá perdía, se levantó y ¡sorpresa! la tía se acuesta ya con los vaqueros pa no perder tiempo en vestirse. Economizando recursos, dí que sí.

Y llegó la hora de salir. En el coche de la Supremísima, llegamos a Nellys, sin morir en el intento, gracias a Dios. Vimos un emocionantísimo partido de hockey sobre hielo, Finlandia contra Bielorrusia, te cagas. La gente to tensa, al final ganaron, pero estuve a punto de ponerme a despotricar en perfecto finlandés contra el equipo, ya que el alcohol empezaba a hacer mella en mí. Decidí que no sería buena idea, así que me pedí otra cerveza.

Nos acompañaba nuestro amigo MrCock, que se lo pasó divinamente también.

Luego nos fuimos al Cave, pero la gente comenzó a desaparecer poco a poco, hasta que nos quedamos 4 gatos, 6 en verdad, que nos fuimos al Aleklubi. Allí, se conoce que Ángel estaba más ciego que una perra, incidentes con roneanta girl, preguntas indiscretas del Peppi, y un par de copas de más, nos hicieron darnos cuenta de que era la hora de irnos. No sin antes pasar por Maribella, un poquito de showarma pal cuerpo.

Y tras una emotiva despedida, nos fuimos para casa. Al llegar decidimos que a las 8.15 iba a ir a clase la puta madre de Marjatta, así que me fui a la cama más que tranquila, a soñar con columpios y días soleados.

DÍA 38

Día 38


Tiistai.

Este día tocaba hospital pero... ¡sorpresa!, decidimos no ir. Cada tres semanas toca un día de descanso. Porque nosotros lo valemos.

Así que nos levantamos trannnnnquilamente y yo me fui a darme un paseillo. Un rato solo, luego llegué al hostel y comimos. Hicimos el vago un rato y luego estos se fueron a dormir, cuando pensé que sería buena idea ir a ver la puesta de sol. Pero chula, si te roneas de mala manera, escuchando a Herra Ylppö y hablando con la gente, el sol se te escapa. Y así fue, me quedé con las ganas. Así que me fui a buscar a Sanna, Ángel y Alba, que estaban en la plaza del pueblo viendo una especie de evento deportivo. Nos tomamos un cafelito viendo un partido de hockey sobre hielo y jugamos al curling, deporte de riesgo donde los haya. Riesgo de que se te caiga uno de esos cacharros en un pie.

Luego paradita en Citymarket, comprar algo para cenar.

Llegamos a la residencia y cenamos, eran alrededor de las 8 de la tarde y no sabíamos que hacer, sin tener que madrugar al día siguiente.

Así que vino el momento Borat, aunque la felicidad nos duró exactamente 72 minutos. No sé porqué a la gente no le gusta Borat, a mí me encanta.

Nos quedamos con ganas de más, pero Megavídeo decía que no, así que sin sueño ninguno, a eso de la 1 de la mañana nos pusimos a jugar a las cartas. En el cuarto, pegamos las camas, y nos dio una idea bastante buena para una remodelación a fondo. Pero no era el momento. Jugamos al macarra, y ya con el brazo reventao, decidimos irnos a dormir. Eran como las 3 de la mañana y no teníamos sueño, hicimos eso de, el primero que se duerma cobra. Pero no, al final caimos los tres y no hubo que lamentar ningún daño.

DÍA 37

Día 37


Maanantai.

Día de hospital. Por la tarde, como no. Odiamos ir de mañana. Me fui lo primero de todo a darme un voltio hasta mi banco místico, quería pensar y reflexionar, y estirar las piernas también. De vuelta compré para que Alba hiciera la carne a la mostaza que tan rica le sale, y así tener fuerzas para el hospital.

Fue un día más que aburrido. Nos tomamos del orden de 5 cafés, cada momento libre era una buena excusa para bajar a ver a Ángel.

La tarde se pasó lennnnnta como ninguna otra, pero entonces pasó una cosa.

Tranquilamente que estaba yo viendo el atardecer desde la ventana de la habitación del tipo que chillaba cual gorrino en matanza, recibimos la visita de Ángel, con una adivinanza: ¿a que no sabéis quién está en urgencias por intento de suicidio, que se ha metido 20 pastillas y nose cuantas copas de alcohol?

Respuesta: el Mismísimo Profesor de Inglés.

No nos lo podíamos creer, así que bajamos a comprobarlo con nuestros propios ojos, y allí estaba, chillando que estaba enamorado de una chica más joven que él, que no le quería y que su vida ya no tenía sentido. Demasiado triste incluso para ese personaje. Me quedé totalmente traumatizada con esa imagen en la retina. Cómo alguien puede acabar de esa manera. Y esque realmente, el amor nos vuelve a cada uno de una manera, mejor o peor, pero nos cambia. Y nada más que añadir.

Después de esta imagen, pensamos cuál iba a ser nuestra reacción. No podíamos contárselo a nadie, pues es secreto profesional, pero desde luego era una bomba. Así que decidimos mantener la boca cerrada, para que no nos entraran moscas. Pero luego pensamos que aquí no hay moscas, por lo que días más tarde se lo contaríamos a alguna que otra tutora, y por supuesto a la gente de España, que a ellos ni les va ni les viene.

Cuando llegamos al hostel como si nada, nos pusimos a cenar. Ángel se fue con Simon, Peppi y algunos más a Chaplin creo, cuando de repente empezó a llegar gente. Estudiantes de diversos países, que estarán aquí un par de semanas. Todo gente muy maja, muy borracha, muy enterada. Una chica nos cayó muy bien, había estado en España e hicimos muy buenas migas con ella. Otro alemán estaba bastante ciego y también había estado en España. pero este tenía menos gracia.

Luego salimos un rato, no les íbamos a hacer el feo. Fuimos a Cave, pero se conoce que aquí no se estila salir un lunes, y por no haber, no había ni música. Estuvimos jugando un ratico al billar, pero no aprendo oye. No debo jugar a estos juegos porque la gente se ríe de mí. Empiezo a pensar que me gusta que me humillen. Yeah!

Y nada más, nos fuimos pronto a casa, sandwichito, y a la cama.

DÍA 36

Día 36
Me levanté no muy tarde, se avecinaba un día, cuanto menos, curioso.
Hacía un sol espléndido y decidí irme a dar un paseo dominguero. Me encontré con Ángel al salir y se vino conmigo. Mal, pues iba a ser mi momento de soledad y misticidad. Pero bueno, un poco de compañía nunca viene mal.
Caminamos durante casi una hora por calles residenciales, casitas como las de las pelis de Tim Burton, mis gafas de sol. Luego por el lago, palmo y medio de nieve, el sol directamente en los ojos y finalmente los columpios, mi nuevo lugar místico. Pero, ¡horror! Me dejé el tabaco en casa. Así que nada, visita al Citymarket a comprar cosas para comer y a la vuelta parada en McDonalds, pues Alba me encargó un menú Bigmac, se le antojó a la chiquilla. Y a mí se me antojó una coca-cola, la primera que me iba a tomar desde que estoy aquí. Después de que la dependienta nos deseara feliz San Valentín, le fuimos tirando pa la resi. Me tomé mi coca-cola y realmente me supo a gloria, cuando llegué a la residencia, me saqué un cigarro y me lo fumé al solecito mientras me la tomaba.
Llegamos a la resi y comimos, le cogí 3 patatas a Alba, también mis primeras aquí.
Por la tarde fue un infierno. No teníamos nada que hacer. Bueno mejor dicho, de lo que podíamos hacer, no hicimos nada. Estuvimos viendo Fuga de cerebros, que qué película más mala. También hicimos redecoración del cuarto, que si unas florecillas por aquí, que si un póster improvisado por allá.
Recibimos la visita de nuestra querida Heli, a la que recibimos con un abrazo, y que nos trajo unos pastelitos. Solo era para saber como nos iba en el hospital y esas cosillas.
Luego nos entretuvimos practicando cómo hacer un Mantoux, con materiales robados del mismísimo hospital de Iisalmi, ante la asombrada mirada del Juani.
También vino la Roneanta, a ver a Ángel, y éste se tuvo que ir ante las indiscretas miradas de gente muy enterada, así que nos quedamos Alba y yo aquí, sin saber que hacer. Intentamos ver el Internado, pero nos han jodido y ya no nos dejan verlo el día antes. No pasa nada, podemos hacer otras cosas.
No, no hay nada más que hacer.
Tampoco teníamos prisa por acostarnos, ya que no teníamos que madrugar al día siguiente, así que nos pusimos cada una a lo nuestro viendo series y cosas, cuando me llamaron al Skype y tuve que meterme en el zulo donde está el router, el sitio más cutre del mundo. Tranquilamente hablando cuando estos dos entraron dándome un susto de muerte. Malditos cabrones.
Y poco más, tras la conversación me fui a la cama, a eso de las 2 de la mañana.

jueves, 18 de febrero de 2010

DÍA 35

Día 35
Dormí como un dulce bebé, hasta casi las 2. Comimos una pasta con bacon como la que me hac mi papá en Málaga. A eso de las 3.30 llegaron Sabina y Markus, que venían a cocinarnos y a pasar la tarde con nosotros. Se fueron a comprar al Citymarket, y le encargué a Ángel que comprara boquillas, pues no teníamos ni una, y el día anterior ya tuvimos que recurrir al arte de la reutilización. Fue tan listo que le dejó tal tarea al mismísimo hijo de Jeiko, con tan mala suerte que compró lo que le salió de las mismísimas pelotas y nos trajo unas boquillas tamaño familiar. Pero bueno, se lo perdonaremos.
También hicieron parada en la licorería, a comprar algo de alcohol, pues tenemos ya la Olvi que se nos sale por las orejas. Compró Ángel un vodka Finlandia, 20€ la botella, y para Alba un Beefeater, otros 20.
Cuando llegaron, se pusieron con la cena, una especie de arroz con verdura y pollo y bacon y piña. Estaba rico. Después hicimos un cafelito y les sacamos unas galletitas, NUESTRAS galletitas. Chulo, cómete una o dos, no me dejes sin. Eso nos pasa por echarnos amigos gorrrdos.
En fin, que nos dieron las 7 de la tarde y ya habíamos cenado, dormido siesta, visto series, y no teníamos nada que hacer. Así que me fui con mis planchas a otra parte mientras Ángel se sacaba el vodka y empezaba a darle duro al tema.
A eso de las 9 él se fue a casa de la Roneanta a beber allí con sus amigos, y nosotras nos quedamos aquí haciendo tiempo hasta que se nos hizo la hora de salir. Tom, Simon y Peppi nos esperaban, y nosotras ¡2 minutes! pero se hartaron y se fueron. En esto que se me antojó una cerveza, como no tenía abridor decidí intentar una vez más con un mechero. Lo conseguí, y no en 7 minutos, sino en pocos segundos. El mayor logro de mi vida.
25 minutos después salimos del hostel, rumbo a Cave. Por el camino, al ir a cruzar una calle, un coche hizo el amago de frenar. Sólo el amago, porque cuando Alba se dispuso a cruzar el coche aceleró y casi se la lleva por delante, a lo que ella contestó en un perfecto castellano: "me cago en tu puta madre".
Al llegar, contamos la experiencia. Hubo un momento muy triste cuando Peppi le dijo la hora en alemán a Simon, y Alba le dijo que la repitiera y éste lo hizo pero en inglés. Se conoce que nuestros ingleses son diferentes, y se ve a Alba repitiendo la hora en inglés y el Peppi flipando.
Nos libramos de pagar el guardarropa gracias a nuestro amigo Tatu, y me pedí una sidra, me estoy aficionando cosa mala.
Tras Cave, vino Aleklubi, y por el camino el melenudo amigo del primo de Joaquín Cortés, se conoce que vio 50€ en el suelo y que intentó recogerlos con la boca. Cuando estábamos en la puerta, presenciamos una pelea finlandesa, muy emocionante. Que si un ojo morado por aquí, una epistaxis por allá, vittu! perkele! etc, etc.
Y poco más, estuvimos un rato allí hasta que nos echaron a las 4.30 o así y para casita a dormir.

DÍA 34

Día 34
Este maravilloso día tocaba un poquito de Cultural Awareness, nuestra primera clase de este curso de mierda. Podíamos decidir si ir a las 8.15 o a las 14.15, pero nos decantamos por la primera ya que después había actividades que hacer.
Llegamos a la universidad y tras encontrar la clase (ardua tarea, no os creáis), nos posicionamos en nuestros asientos. Nos dividieron en grupos, con tan mala suerte que era la única que estaba sola y no tenía a nadie de su país para comentar lo que iba pasando. Pero Alba corrió peor suerte: le tocó sentarse al lado del mismísimo Raíces, se conoce que ese día no tocaba ducha.
Hora y media hablando de gilipolleces, y tras acabar, hicimos tiempo hasta que abriera la cafetería, para comer, a las 10.30. Nos deleitaron con patatas cocinadas de 3 formas diferentes. Estaban buenas, pero chavales de Savonia, innovad un poquito.
De vuelta a casa pegaba un solecito rico, amenizamos el camino con cánticos y bailes, innovando por un nuevo camino, paralelo a las vías del tren. Pasamos por debajo de un puente, y nos acordamos de cuando pensábamos que éses habría sido el puente en el que habríamos dormido si no llega a ser por nuestras queridísimas tutoras.
Llegamos a la resi y empezaron de nuevo las amenazas hacia mi persona, que me estuviera preparada para lo que se avecinaba. Que sustito madre.
Pero tenía otras cosas en las que pensar: la bolera. A eso de las 12.30 me encaminé hacia dicho lugar donde esperaban tutores, algún que otro profesor y compañeros de la resi. Estuvimos jugando un par de horas, se conoce que al día siguiente las agujetas iban a ser sonadas.
Tras la bolera, comprita en Maxi con mi colega Simon, tenía que comprar papel de liar porque no nos quedana y estábamos agobiadísimas.
Ya en el hostel, me hice de comer-merendar-cenar, no sé muy bien que fue eso, pero era una pasta de sobre bastante rica, que aliñé con algo de picante. Debo tener una úlcera del tamaño de mi puño, pero todo sabe mejor con paprika.
Entonces hice algo impulsivo: echarme la siesta. Mi primera siesta en Finlandia, y qué bien me sentó. Pero Alba me despertó la perraca, odia que la gente duerma y ella no.
Por la tarde llegaron Markus y Sabina y algún que otro tutor más, y es aquí cuando viene la mayor putada del siglo.
Me llega la Alba toda sonriente y me pide si le puedo dejar unas bragas. Claro que sí, le comento. A esto que subimos a la habitación, y tras registrar mi cajón de la ropa interior, me doy cuenta de que no tengo bragas. Qué raro, pensé. No tanto.
Bajamos a la cocina, Alba cámara en mano, y entre risas me dieron MIS bragas, echas un bloque de hielo las sacaron del congelador. Que graciosillos, hijos de puta. Os la devolveré, ya van dos.
Pasó una cosa muy graciosa, y es que estaban en la cocina el chico de Holanda y Alba y más gente, pero ellos son los importantes. Estaba puesto el Spotify, y en esto que el susodicho le pregunta a Alba: ¿a tí te gustan los toros?, a lo que Alba contestó: no, yo a esos no los conozco.
Resulta que el muchacho no debe hablar el mismo inglés que nosotras, porque no se le entiende una mierda cuando hablar. Tom si alguna vez lees esto, aprieta la boca cuando hables chulo.
Entonces llegó la hora de salir. Las rusas no salieron, porque una estaba mala, y otra es un tumor que le sale del costado. En verdad no, me caen bastante bien las chiquillas.
Un poquito de Cave y luego un Aleklubi, me hinché de beber. Y no hay más que contar, nos fuimos para casa, comimos algo y nos acostamos, reventaicas perdías.

DÍA 33

Día 33
Jueves, hospital por la tarde.
Nos levantamos y nos hicimos de comer. Nos preparamos la mirienda para el hospital y nos pusimos en camino.
Una tarde de lo más aburrida, con nuestra querida Pelomuñeca, Pirjo. Que maja es la tía, no tiene un dominio del inglés como nosotras, y a veces nos habla en finlandés, pero ej wena ente.
No faltaron numerosas visitas a Ángel, con sus correspondientes cafés. 4 si mal no recuerdo, nos estamos volviendo adictos.
Este día nevaba una barbaridad, lo veíamos desde la ventana, en uno de los muchos ratos muertos que tuvimos.
Aún así, fue un día productivo. Pusimos una sonda vesical cada una, que para 7 horas que estuvimos allí no es mucho, pero hay días que hacemos menos.
Tras un par de camas y alguna que otra medicación, Pelomuñeca nos dio su permiso para abandonar el lugar, no sin antes robarnos material para practicas alguna técnica en la residencia. Pero eso forma parte de otro día.
Al salir, recibimos la llamada de Ansku, que nos invitó a su casa a cenar y ver una peli, así que nos fuimos al Maxi a comprar provisiones: pan sucio, salami y queso. Bocadillitos que nos comimos y nos pusimos a ver Triple x, truñazo de los bueno. Me estaba quedando dormida, así que Alba y yo decidimos abandonar el lugar, y nos fuimos a la residencia.
Una vez allí, nos acostamos pronto, pues al día siguiente teníamos una interesante clase.
Y hasta aquí el día 33.

domingo, 14 de febrero de 2010

DÍA 32

Día 32
Mmmm hoy toca.... ¡Survival Finland!. Eso sí, a las 2.15 p.m..
Nos levantamos a eso de las 11, ya que queríamos llegar para comer en la universidad. Allá que nos encaminamos, amenizando en camino con todo tipo de canciones tipo Scauts, campamentos, Mago De Oz, algún sucio que otro... Llegamos y comimos con Anni, un arroz que estaba bastante bueno, con ingredientes de lo más aleatorio. Eché de menos los diferentes tipos de patata que ofrece Savonia.
Tras esto, en teoría, nos íbamos a poner a estudiar. Pero claro, no lo hicimos. Nos quedamos tutoreando un rato, hasta que llegó la hora de la clase en cuestión.
No fue una clase normal, fue una clase en una sala de ordenadores. Janni cariño, no nos hagas esto, porque sabes que no vamos a atender si me dejas conectarme a internet.
A mitad de la clase, paroncito para fumar, fumeta break, o como se le quiera llamar. Reanudamos, y seguimos aprendiendo un poquito de finlandés.
Al terminar la clase, se suponía que teníamos una clase con Marjatta, pero decidimos no ir porque había partidito de voleybol. Que guapo el voleybol, pero no, gracias. Preferí quedarme fuera, en los ordenadores hasta que escuché como alguien se ponía a cerrar puertas y me entró la paranoya, a ver si me iban a dejar encerrada aquí. Así que me fui, solita, para casa. No sin antes hacer una parada en correos, pues tenía que enviarle unos papeles a mi madre. Me tiré un buen rato intentando averiguar qué papel exactamente era el que tenía que enviar, e intentñandome comunicar con la tía de allí. Al final lo conseguí, y acto seguido recibí la llamada de Ángel, que me pedía que si por favor, podía comprar unas cervecillas, ya que era miércoles, casi se me olvida. Así que otra paradita en citymarket, cervecitas pa la saca, pero claro, se conoce que 12 Olvis en botella pesan un bastante, y el camino de vuelta fue durillo, cuanto menos. Encima, si me pongo a innovar (como me ha dado por hacer ultimamente), y tiro por caminos que desconozco, el riesgo de perder un dedo por congelación, o un brazo por falta de riego sanguíneo, aumentan hasta límites insospechados.
Pero bueno, llegué a casa sana y salva, y Alba estaba esperándome impaciente pues no tenía llave de la habitación. Pero... un momento. ¿Cómo ha llegado Alba antes que yo?. Pues porque la han traído en coche, a ella y a Ángel. Encima en un BMW blanco, de un tipo que, mínimo, niño peleah debía ser. Tíos mierda.
Una vez en la resi, a eso de las 6 y media o 7, empezaron a llegar tutores. Vino Inna, con su flamante novio francés, del cual no recuerdo el nombre, pero que era mu majete.
Estuvimos bebiendo y riendo hasta que llegó la hora de salir.
Primero Nellys, como manda la tradición. Cervecita por aquí, cigarrito por allá. Luego Cave, más de lo mismo. Imagen curiosa: Lana pescando a Pekka. Que estilazo, madre mía. Retírate muchacha, no se te da nada bien.
Y tras esto poco más, volvimos a la resi Katy y yo antes que los demás, que no sé donde se quedaron. Al llegar, un poquito de comer y a la cama. Cuando llegué al cuarto, desperté sin querer a Alba. Sí, la muy vaga no había salido, pues al día siguiente había que ir al hospital. Yo decidí ir de tarde, para poder salir. Ella lo decidió mientras dormía, pues se levantó sobresaltada y me comunicó su decisión, tras esto cerró los ojos y volvió a dormirse.
Y hasta aquí el día 32.

DÍA 31

Día 31


Martes, hospital 7 a.m..

Llegué yo sola, pues Alba había decidido ir de tarde aquel día. Gran error, amiga mía.

No hice nada en toda la mañana, si el día anterior había sido horroroso, este peor, ya que encima estaba sola, y las alumnas de enfermería de aquí no me dejaban hacer nada.
Lo más interesante del día fue cuando se murió la paciente de la 1, pobre mujer.
Lo único bueno del día: ese día salió el sol, tal y como me predijo alguien el día anterior. "Seguro que mañana sale el sol", me dijo. Y contra todo pronóstico lo hizo. Estaba tan aburrida, que me puse a mirar por una ventana directamente al sol, glaucoma al canto, pero no me importó, lo echaba de menos. Por detrás mía escuchaba cosas, en finlandés por supuesto. Si eran a mí, no lo sé, pero tampoco me importaba, estaba feliz en ese momento. Hasta que tuve que volver a la cruda realidad: estaba en el hospital, llevaba dos cafés en el cuerpo, escapando de la Gordi, sin nada que hacer.
Pues me bajé a comer con Ángel, mi sandwichito mixto de cada día. Y otro café, y más conversaciones absurdas, y más gente hablándome en finlandés. Minä en puhu suomea, ¡vale chulo!.
Pues nada, me volví a subir parriba, esperando que Alba llegara pronto. Pero la muy perra, siguiendo la tradición roneante española, llegó a la 1 y cuarto.
Miré por la ventana y el sol ya no estaba, y volvía a nevar.
Volvimos a bajar con Ángel, ya no sabíamos que hacer para no morirnos de aburrimiento. Otro café y ya llegó mi hora, la hora de irme, cuando de pronto nos ofrecieron poner una medicación. Así que Ángel se fue sin mí, y tras poner dos mierdas de intramusculares, me encaminé hacia la residencia. Innové llendo por nuevas calles, escuchando a mis 69 Eyes, sin apenas frío pero con nieve.
Una vez llegué a la resi, me hice de comer una hamburguesa que yo misma preparé, bastante rica que estaba.
Creo que fue la tarde más desaprovechada de la historia, sin ninguna noción del tiempo, me dieron las 7 y media en la cocina, cuando me llamó Alba, desesperaita perdía, que ya mismo volvía y que le tuviera preparada la cena. Claro que sí Alba, por ti lo que sea.
Pero me volvió a llamar, más contenta que unas castañuelas, pues resulta que... ¡había puesto una sonda!. Parecerá una tontería, pero son cosas que te alegran el día.
Cuando llegó, cenamos y nos pusimos en camino a casa de Heini. Resulta que se va un mes a hacer prácticas a no sé donde, así que fuimos a despedirnos de ella. La verdad es que es un encanto de niña, la hemos cogido mucho cariño, la vamos a echar de menos. Nos sacó unas galletillas que maaaadre mía como estaban. A su lado las nuestras son basurilla.
Nos fuimos pronto, lo que no significaba que nos acostáramos na más llegar, de hecho, nos quedamos hasta las 3 de la mañana viendo series. Si esque pa un día que podemos acostarnos tarde porque no tenemos que madrugar al día siguiente... nos dan la mano y cogemos el brazo..
Este día fue interesante además, porque fue el día en que redescubrimos el vídeo Ruinas en la jungla, que cambiaría nuestra vida hasta límites insospechados. Porque nozotro no zomo cocozo, ni niñoh peleah. Nozotro zomo wena ente.
Y así seguiremos hasta que se nos ocurra cualquier otra gilipollez.
Buenas noches.

DÍA 30

Día 30
Nos levantamos pronto para un diita de hospital de esos buenos. Descubrimos con horror que no había pan bimbo, y pensamos en el suicidio, pero decidimos que tendría que haber alguna forma para evitar la muerte por inanición.
Ya en el hospital, la mañana se hizo más pesada de lo habitual, y ya es raro... No hicimos nada de nada, hasta que nos pusimos con la medicación, que sacamos roneándonos todo lo que pudimos.
A eso de las 11.30 bajamos a comer al comedor del hospital, pero primero fuimos a comprar los tickets. Madre mía, se conoce que en Finlandia, cuanto más largo tienes el pelo, menos cerebro tienes, pues la chica que había en el mostrador, o era su primer día, o no conoce lo que es una tarjeta de crédito. ¡Rubia, solo es pasar y firmar!. Pues ni con esas.
Durante toda la comida tuve que aguantar como estos dos me decían una y otra vez lo sucia que era, que mis grupos son una mierda, y los planes malignos que tenían contra mi persona.
Tras hora y cuarto de comida, volvimos a la planta. Bueno, solo yo. Alba decidió que ya era buena hora para irse a casita. Así que yo, me puse a sacar más medicación, aguantando las miradas celosas de las demás estudiantes de enfermería. Sí chula, vete a hablar con los pacientes y déjame a mí lo poco que puedo hacer.
Tras más de una hora con la medicación, mi querida Paivi me ofreció un coffee break, a lo que respondí con un: no Paivita, me voy a mi casita.
Teníamos que ir al Maxi a comprar, y cuando llegamos a la resi, Ángel se echó la siesta, y yo me quedé en la cocina. Sucumbí a la tentación y decidí comerme un sandwich, cuando descubrí con horror que la tostadora no funcionaba. Dios, la muerte. ¿Cómo me alimento yo ahora?. Mi alimentación se basa casi en el 80% en sandwiches mixtos, el otro 20% es café y algo de pasta de vez en cuando.
Al final descubrí que se podía usar, pero pegándola con fiso pues las tostadas no se sujetan abajo. Algo es algo.
Cuando Alba despertó de su letargo, nos vimos un capitulillo de los Protegidos. Después decidí despejarme un rato llendo a mi querido Citymarket, un paseito nunca viene mal.
Ultimamente mis paseos al Citymarket son el equivalente de mis duchas españolas, en las que tras el baño en cuestión, me relajaba con un cigarro pensando en lo que me había pasado en el día, meditando acerca de mi vida, y esas cosas filosóficas que uno hace de vez en cuando. Es un buen sustituto, pero echo de menos fumar en la ducha, pa que nos vamos a engañar. Hay tantas cosas que echo de menos. Pero esa es otra historia.
Cuando volví de mi paseo, nos pusimos con la cena. ¡Lentejas!. Las hizo Alba, y fueron un rotundo éxito. Que ya tocaba, después de la tarta de queso, la sopa de arroz, y mil cosas más que ahora no recuerdo.
Tras la cena, me subí al salón, que esta gente estaba viendo Braveheart. No sé porqué, pero Mel Gibson tiene sobre mí un poder mayor que cualquier benzodiacepina. Es ponerme a ver esa peli y quedarme fritísima. No he conseguido verla entera nunca, ni creo que lo haga. Aunque es bastante bonita, una historia de amor imposible y secreto, de esas que todos deseamos tener.
Me quedé dormida en el sofá, y cuando acabó la peli me fui a la cama, a esperar que otro día viniese.
No quiero olvidarme del nuevo inquilino de Kulmakatu 1, Tom el holandés, a quién recibimos agobiaditas perdidas porque no le entendemos cuando habla. Aprieta la boca muchacho, y a ver si la próxima vez avisas y te hago un encargo de tu país, que yo hago tortillas, pon tú de tu parte, ¿no?.
También comentar la visita del profesor de inglés, al que ya echábamos de menos. Y recordad que si la ley de Murphy no va a ti, tu cara irá a la ley de Murphy.

DÍA 29: DESLIZÁNDOME POR LA NIEVE

Día 29
Domingo, resaca al canto.
Nos levantamos tarde y comimos, a eso de la 1. Nos esperaba un día diferente, cosas nuevas en Finlandia, que una ya está harta de tanto beber y tanto Hospital.
Nos recogió Sanna, a eso de las 2 de la tarde, para llevarnos a dar un paseo. Ropa de nieve puesta, hicimos primero una parada en casa de Ansku, a tomarnos un café, y descubrimos los estragos de la noche anterior: el sofá roto, todo lleno de botellas de cerveza y latas de sidra, el "novio" de Ansku desaparecido en combate... Un desastre vaya.
Tras ese café que tan bien sentó, nos montamos en el Ferrari de Sanna, y nos fuimos a un bonito lugar, diversión asegurada, a deslizarnos en trineo por una ladera. Sólo con subir 3 veces aquel monte ya estábamos reventados, pero nos tiramos mil veces y fue bastante divertido. También estaba nuestra querida enfermera Salla, con sus dos hijos pequeños, de los cuales nos hicimos muy amigos. Es curioso cómo con solo decir yksi, kaksi... ¡kolme!, el crío entiende que vamos a hacer una carrera a ver quien llega antes abajo. Eso sí, por favor, lleguemos vivos, no muramos aplastados en el camino.
A eso de las 4, nos preparamos unas salchichas pinchadas en un palo, al más puro estilo de las pelis americanas. Luego unas nubecitas churruscadas para terminar con un chocolate caliente, para entrar en calo, pues teníamos (por lo menos yo), lo que son los dedos de los pies totalmente congelados.
Cuando eran las 7 o así llegamos a la casa, nos roneamos un ratejo hasta la hora de cenar, y nos fuimos a la cama pronto, ya que estábamos reventaicos.
Y fue el momento de plantear los dos grandes enigmas de la humanidad, o por lo menos de aquel preciso momento:
- ¿Porqué Berta hace la cama antes de acostarse, y no al levantarse como todo el mundo?
- ¿Porqué tenemos 4 cubos de echar la ropa sucia en el cuarto?
Sólo nos falta la lavadora para montarnos nuestro propio... cuarto de las lavadoras, no hay otra manera posible para denominarlo.
Y hasta aquí el domingo, otra semana que pasa, otra menos que nos queda.

martes, 9 de febrero de 2010

DÍA 28: LA ROPA BAJO LA CAMA

Día 28, sábado

Nos levantamos a las 12.30 o así y comimos, un poco de pasta con tomatito, pero para estos dos fue la segunda comida, ya que minutos antes se habían zampado un sandwichito mixto. Decidí deleitarles con unos buñuelos de fruta de esos que en mi casa me salen de vicio, pero se conoce que aquí los ingredientes no son los mismos, o que el no medirlos hace que no salga del todo bien.
El caso es que se los comieron, a regañadientes, junto con un cafelito. Decir que la hora de comer fue normal, al contrario que las horas que le seguirían.
Tras esto, y después de estar un rato hablando con mi madre por Skype, me dirijo a mi cuarto toda contenta y entré. Me veo a Alba con la cámara en la mano grabándome. Hasta ahí todo normal, pensaréis.
Pues bien, me dice la majísima Alba: ¿tía, no notas nada raro?. Y el caso es que sí, miré al suelo y... ¡no había nada!. Y cuando digo nada, es nada. Ni siquiera la alfombra. ¿Y mi ropa?, pensé, ya que el sitio de la ropa es, por todos conocido, el suelo. Y pensé: ¡anda mira que majos, me la han recogido!. Cuán equivocada estaba.
Resulta que también había una escoba en el cuarto, y pensé, que raro, si aquí nadie limpia. Nada más lejos: habían metido toda mi ropa, junto con la alfombra, debajo de mi cama. Por supuesto, sin limpiar antes las pelusas tamaño familiar que había debajo.
Al principio me pareció una broma de lo más graciosa, cuando días después fui a poner unas bragas y me las encontré llenas de pelo y pelusas, pues les hice comprender que esas cosas no se hacen.
Pero bueno, bromas aparte, a eso de las 3 de la tarde, empezaron a llegar tutores, Anni, Sabina, Heini y Mirja, que nos tenían preparada una sorpresa: ir a jugar al fútbol sobre nieve. Yo, que en mi vida he jugado al fútbol, corriendo tras el balón con palmo y medio de nieve, reventá, con el asma a punto de aflorar. Muy duro, pero nos divertimos mucho.
Tras esto, fuimos al hostel a cambiarnos y volvimos a casa de Ansku.
A las 5.30 de la tarde, empezaron a sacar la CENA, y las CERVEZAS. Desde esta hora hasta que me acosté, bebiendo y comiendo cual cerda.
Una Olvi detrás de otra, y no eran ni las 7 y ya estaba ciega. Jugamos a juegos de beber, con cartas de Winnie the Pooh, donde en cada ronda te pimplas una cerveza.
Y claro, a las 9 ya estábamos otra vez hambrientos, así que volvimos a la pasta que nos habían preparado y nos servimos otro plato.
Hay que destacar que conocimos a una nueva chica, Kattrina, muy maja ella y que había estado en Fuengirola 3 meses haciendo no me enteré muy bien qué. El caso es que, se conoce que la chiquilla no está acostumbrada a beber mucho, pero se infló a sidra y bebidas de regaliz de 32º y acabó tirándose por los suelos, no una ni dos, sino 4 veces.
Al día siguiente la pobretica se disculpó por la vergüenza ajena que nos hizo pasar a todos.
Después de esto, nos fuimos a Nellys y allí que estuvimos un rato bebiéndonos algo, para luego acabar en el Cave. Pero me volví a casa prontito, porque se ve que estar toda la tarde bebiendo y comiendo no le sienta muy bien a mi estómago.
Pero aún así tenía hambruna, y cuando legué, pensé en hacerme un sanwichito mixto de esos que te levantan la moral, pero me encontré algo mejor: pasta que sobró del mediodía, así que le eché un poquito de tomate, queso y pimienta y me la comí. Mientras, me conecté a ver si había alguna novedad en mis muchas páginas habituales, y me encontré con una sorpresita de lo más agradable, que me hizo acostarme 2 horas más tarde.
Y nada, me acosté pensando en mis cosas, en la putada de la ropa bajo la cama, en la Madre y su inminente vuelta, y en qué me depararía el domingo.

DÍA 27: GORDI Y CHOCHI

Día 27, viernes.

Hora de levantarse: 6 de la mañana, diita de hospital que se avecinaba.
Me desperté, desperté a Alba y bajé a desayunar. Tras un rato desayunando, Alba seguía durmiendo. Así es ella.
Tras desayunar, fuimos tirando para nuestra ya segunda casa. Al llegar al lugar, 20 minutos tarde, nos cambiamos y subimos a la planta para empezar el trabajo. Cuán equivocadas estábamos. Yo me puse con mi querida enfermera Eira, y Alba la pobre, fue turnándose con 4 enfermeras, que ni papa de inglés. Le hablaban en finlandés, y la pobre claro, aún no tiene la soltura suficiente para pillarlo todo. Cuando me la encontré a las 10 y le dije que fuéramos a comer algo, la pobre casi se me echa a llorar de la emoción. Es curioso como puedes decirle a alguien que no entiendes su idioma y que esta persona se lo pase por el forro del uniforme y te ralle la cabeza de mala manera. Muy triste todo.
La mañana se pasó pesadísima, solo cuando bajamos a urgencias a comer con Ángel, empezó a cambiar la cosa. Risotas contando nuestro día, que sí Míster Tupperware por aquí, que si la Gordi y la Chochi por allá. Pero llegó el momento de volver a la planta, aunque no fue del todo mal. Le dijimos a las enfermeras que nos dejaran preparar la medicación, y nos tiramos casi dos horas en el cuartito en cuestión, para preparar la medicación de 8 pacientes. Luego se supone que íbamos a sondar a una mujer, pero mira que casualidad que en ese momento tenía visita. Nadie visita nunca a los pacientes en Finlandia, pero se alinearon los astros en mi contra, y esta noche tendré que responder a la pregunta de: “What have you done at hospital?” con el ya típico: “NOTHING OF NOTHING”.
Luego nos pusimos a mirar a ver qué enfermeras tenían turno de mañana el próximo lunes, a ver si nos convenía ir o no. Se conoce que las expresiones faciales y la risa maligna son conocidos universalmente, y que cuando dices “¡Pirjo el lunes, muahahaha!”, se puede interpretar como que te estás riendo de ella en su cara. Pero bueno, nos despedimos de nuestras enfermeras con un “adiós Gordi” y “adiós Chochi” respectivamente, y nos fuimos para casa.
Una vez en la residencia, nos hicimos cosicas de comer y estos se echaron la siesta. Yo pensé hacerlo, pero no puedo, no me sale. Esta noche estaré reventada.
Por la tarde nada, estuvimos ociosos en la resi, Ángel salió a dar un voltio y me quedé con Alba, nos hicimos la cena pronto pues estábamos hambrientas, y cuando Ángel llegó con Heini, se pusieron a ver Pearl Harlborl, o como se escriba, pero yo pasaba y preferí ponerme a ver la nueva temporada de Perdidos, antes de que alguien me la contara.
Rayante no, ¡lo siguiente!. Madre mía, Jeiko pórtate bien de aquí en adelante, o raptamos a tus hijos y te pedimos de rescate el secreto de la vida eterna.
La gente de la resi salió, pero nosotros preferimos quedarnos aquí, ya que al día siguiente nos esperaba un intenso día.

DÍA 26

Dia 26, jueves.

Nos levantamos tarde, habíamos salido el día anterior. El planning para hoy era universidad, a las 12.15. Pero pensamos que estaría bien llegar antes y comer allí, por eso de que nos sale barato y es comida en condiciones, no un sándwich o patatas o galletas. Así que acordamos estar allí a las 11.30, para ello teníamos que salir de la resi a las 11, y para eso debíamos levantarnos a las 10.15 o una cosa así. Pues bien, nos levantamos a las 10.30, minuto arriba minuto abajo, y sin siquiera desayunar, solo un mísero zumo (caliente, encima), a las 11.15 nos pusimos en camino a la universidad, solo Alba y yo, pues Ángel se encontraba indispuesto.
Llegamos a la uni a eso de las 11.45 o quizás más tarde, y entre quitarse la ropa, ponerse en la cola para comer, etc etc, hasta las 12 no comimos. Nos pusieron unas albóndigas como las que ponen en Ikea, bastante ricas. Entonces recordamos: no habíamos hecho los deberes para nuestra clase, dos frases y 5 palabras en finlandés. “No pasa nada”, pensamos, “eso lo hacemos luego en un momento”. Se conoce que nos entró remordimiento cuando quedaban apenas unos minutos para que empezara la clase, así que mientras yo recogía la mesa, Alba se puso a buscar las frasecitas y las palabrejas.
Ya eran las 12.15 pero, ¿de verdad te crees que voy a entrar a clase sin fumarme el cigarrito de después de comer?. Perdona pero no, así que salimos a fumar, sin chaquetón ni nada para no perder tiempo. Caía un nevazo que pa qué, pero muy dignas nosotras y sin apenas frío, a pesar de no llevar abrigo, nos metimos nuestra dosis de nicotina y nos metimos para clase. Pero primero había que encontrar el aula en cuestión. Pasó un tiempo hasta que encontramos un mapa con la colocación de las clases, y nos dimos cuenta que estábamos en la otra punta del edificio, así que llegamos unos 10 minutos tarde a clase. No importa, Janni es comprensivo. Tras una media hora de aprender finlandés, se hizo un descanso, porque el supremísimo sintió la llamada de la naturaleza, esto es, que quería fumar. Y como él es el Boss, pues allá que nos fuimos otra vez a fumetear.
Tras este kit-kat, seguimos con la clase de finlandés, y llegó el momento de entregar los deberes. Deberes que teníamos apuntados en un cachito de papel impresentable, así que corriendo como pudimos lo volvimos a escribir para entregárselo en una hoja más decente.
Tras esto, nos fuimos para casa, y el nevazo que caía era impresionante, llegamos blancas, aunque no congeladas porque no hacía demasiado frío. Al llegar, Alba se echó su siestecita de todos los días, como manda nuestra Señora que va a Coín.
Ya por la tarde, cuando Alba despertó y Ángel llegó (obviaremos el porqué de su ausencia), decidí ir a comprar algunas cosas, ya que llevaba toda la tarde metida en casa y estaba bastante agobiada. También hubo un momento de angustia, cuando recordé determinada sustancia, la cuál echo de menos por encima de todas las cosas. Quería despejarme, así que mochila al hombro, me fui al Maxi. Compré y a la vuelta, cigarrito en mano, tuve uno de esos momentos místicos que tanto añoraba. No duró mucho, llegué a la residencia y Raíces me hizo pasar uno de los peores momentos de mi vida: me invitó a entrar a su cuarto a que le arreglara no se qué cosa del ordenador. Quise morir: el olorcillo que sale de su cuarto y sube por las escaleras hasta el piso de arriba, todo concentrado en 4 metros cuadrados. Una experiencia horrible, escapé de allí lo más rápido que pude.
Después de eso poco más, me acosté tempranillo para ir al hospital al día siguiente.
Pero antes una cosa: Jani, si alguna vez lees esto, no me llamo Heras, como tu puedes pensar. Me llamo BERTA, Heras es el apellido de Alba, ¿mentiendes?
Nada más.

lunes, 8 de febrero de 2010

DÍA 25

Día 25, miércoles.

Nos levantamos tempranito para ir al hospital, bueno, me quedé dormida y me levanté un poco más tarde de lo que debía. Llegamos casi media hora tarde al hospital, pero tampoco importó mucho porque llegamos y no nos hicieron caso, como cada día. Nos quedamos en un rinconcito sin molestar mientras hacían el cambio de turno y esas cosas de enfermeras. Vimos a demasiada gente. Aparte de las habituales 9 enfermeras, había otras 4 estudiantes, y aparte nosotras dos. Imagínate la de cosas que hicimos este día. Apenas nada. Alba quitó una sonda vesical y yo ni eso. Preparamos la medicación y poco más. Cuando la enfermera de Alba, Sanna, le preguntó por enésima vez que cuando nos íbamos a ir a comer, entendimos que no nos querían allí, así que nos fuimos con Ángel a comer a urgencias. Cuando subimos, recibimos un abrazo de nuestra queridísima Heli, que había venido a visitarnos, a ver que tal estábamos. Nos contó cosillas interesantes y se despidió con otro caluroso abrazo.
Al volver a la planta, teníamos que rellenar una especie de hoja de asistencia, así que decidimos dedicarle una media hora, ya que no teníamos nada mejor que hacer. Tras esto, y cuando Sanna nos vio con toa la cara de aburrimiento, nos puso a… ¡hacer camas!. Que emoción, hacía tanto que no practicaba el bello arte de la mitra. Resulta que Sanna casi se pone a ayudarnos, porque la otra alumna que estaba con ella (de unos 50 años), no la dejaba hacer nada, ella usaba el ordenador, ella hablaba con los médicos, ella preparaba la medicación, ella, ella, ELLA. Pero parecía un tío.
Poco a poco se acercaba la hora de salir, no sin antes disfrutar de una charla acerca de estomas y bolsas colectoras, sondajes y medidores de penes, que parece que nunca habían visto uno.
A la hora de salir, nos fumamos ese ansiado cigarro, tras 7 horas agonizando. Llegamos a la resi y comimos algo, un sándwich si mal no recuerdo. Por la tarde vagueamos un rato, hasta que decidí irme a preguntar por las peluquerías cuánto me costaría cortarme el pelo. Tras un primer intento fallido, en el que después de tirarme media hora intentando descifrar la tabla de precios (diccionario en mano) me di cuenta que la peluquería estaba cerrada, me fui a pasearme hasta el Citymarket a comprar unas cosillas, y a la vuelta me encontré con otra peluquería, y entré a preguntar. Hay cosas que es mejor no saber, enigmas de la humanidad, pero fui demasiado osada, mi curiosidad pudo conmigo. Corte de pelo: 27 euros. Tinte: ¡90 euros!. ¿Estamos locos en Finlandia o qué?. Mi Rosa me lo hace todo por 23 euros. Ladrones.
Tras esto, volví a la residencia y Alba seguía durmiendo, así que me duché y me preparé pues íbamos a ir a casa de nuestra querida Heini a ver una película y a cenar. Alba preparó su carne a la mostaza, riquísima. Después no vino la peli, pues preferimos ir a Nellys a tomarnos unas cervecitas. Allí nos encontramos con Ansku y Anni, y también al calvo que ceceaba. Poco después nos fuimos al Cave, donde pasaron mil cosas, como la cuasi pelea de Ángel con el rubio nazi, el superciego de las rusas, y las risas acosta de nuestra queridísima Madre, etc, etc. Probé una nueva bebida, el White Russian, que no es otra cosa que vodka con leche y colacao, está tremendo, pero da como cosica mezclar leche y alcohol, no sé porqué. El caso es que después nos fuimos al Bpop, no había nadie, pero estábamos nosotros, con un espontáneo que se anexionó al grupo. Allí descubrí la magnitud del ciego que llevaba Katri, la russian girl, e hice muy buenas migas con ambas.
A eso de las 3 y media, cuando ya nos echaban del bar, nos fuimos para el hostel muertitos de hambre. Llegamos y yo me preparé un sándwich (¿acaso se puede dudar?) y las rusas ¾ de lo mismo. Pero Juani no, Juani se puso a partir cebolla, bacon, jamón, queso, batir huevos, e hizo una especie de revuelto que nos supo a gloria a todos, los cuatro. Después de eso cigarrito, y a la cama, 4.30 de la mañana y al día siguiente universidad.
Cabe destacar que, se conoce que la inteligencia española no tiene límite, pero en este caso fallamos. Salimos a la calle Alba y yo con tabaco de liar, pues ya no nos quedaba del otro, y resulta que nos quedamos algo escasas en lo que a boquillas se refiere (cinco). Pues nada, se reciclan. Lo más yonki que te puede pasar.
Y hasta aquí el día de hoy.

DÍA 24

Día 24, martes.

Hoy tocaba universidad, a las 9.15 así que nos pusimos en pie tempranito. Camino a Savonia con un nevazo que te cagas, llegamos y pensábamos que sería un día provechoso, puesto que sólo teníamos una clase y pensábamos quedarnos luego a estudiar. Mal empezamos si se me olvidan los apuntes en casa. Pero bueno, no pasa nada, había otras cosas para estudiar. Lo que pasa es que se conoce que nos debimos equivocar, porque pa mi que aquella clase no es la que nos correspondía. Pero no importa, a quién no le gusta deleitarse con la melodiosa voz de doña Marjatta Kumpulainen. No me quedé dormida por respeto, pero invitaba al sueño que te cagas.
Después de la clase decidimos comer, para no cortar el rollo luego a mitad del estudio, ¡qué ingenuos nosotros!. Pues lo dicho, comimos a las 10.30, creo que más pronto que ningún otro día, y claro después de eso, eran alrededor de las 11.15 y ni puta gana de estudiar. Así que nos fuimos pa casa, otra vez cayendo el nevazo universal. Pero apenas hacía frío, y cuando llegamos a la resi y vimos la temperatura, casi nos da un orgasmo: ¡-2º!. Lo nunca visto vaya. De hecho salimos a fumar y a hacer el cafre un rato con la nieve sin chaquetón ni nada, arriesgando a tope.
Alba y Ángel se echaron la siesta, a las 12 de la mañana sí, pero es después de comer, así que si no es siesta que baje Dios y lo vea.
Yo mientras me quedé en lo que podemos llamar, “la hora de los sentimientos”.
Más tarde, al quedarnos sin apenas provisiones para sobrevivir, decidimos darnos un voltio hasta nuestro querido Citymarket. Nunca habíamos comprado tanto de golpe, no sé ni como llegamos a casa, casi 100 euros de compra.
Y poco más, estábamos bastante cansados y nos fuimos a la cama a esperar que otro día llegara.

domingo, 7 de febrero de 2010

DÍA 23: MEJOR DEJAMOS LA COCINA

Día 23
Lunes, 6 de la mañana en pie, 7 de la mañana en el hospital.
Menudo día de mierda y de no hacer nada.
Estuvimos las dos, Alba y yo, con la misma enfermera, una que el primer día nos cayó fatal con solo mirarla, pero que al final resultó que era un cachico de pan. Nos dejó hacer casi todo lo que hubo esa mañana, y nos dejó hasta sacar la medicación. Otra más a la que hacerle un regalo, nuestra querida Anne.
Pero vamos, que por muy maja que fuera, la mañana se hizo tan pesada como de costumbre. Y más si pensábamos que a las 2 salíamos y teníamos que ir a comprar al Maxi. Así que allí nos plantamos.
Queríamos hacer una tarta de queso que Alba en teoría sabía cocinar. Así que compramos los ingredientes, pero se conoce que el finlandés no es una lengua que dominemos (aún), así que a la hora de comprar queso no sabíamos muy bien cuál elegir, y cogimos uno casi al azar. Error.
Llegamos a la resi y tras comer, nos pusimos manos a la obra con la tarta. Cuando abrimos el queso y descubrimos lo que era, casi nos echamos a llorar. Una especie de bolitas, para echar en ensaladas. Pero no se nos ocurría nada mejor que hacer, así que decidimos usarlo de todas formas. Error.
Mezclamos los ingredientes como pudimos y metimos esa sustancia granulada en el horno.
Al acbo de un rato eso no terminaba de oler bien, así que decidimos sacarlo a ver que tal iba. Y que horror, aquello apestaba de tal manera que no había quién se acercase, así que decidimos tirarlo. Que noooo que lo volvimos a meter en el horno. Y otro cuarto de hora y lo volvimos a sacar, ya con la esperanza totalmente perdida, y ya no era peste. Nuestro amigo Raíces huele a rosas en comparación. Pero bueno, todavía no nos dábamos por vencidos, y la metimos en el congelador. Error.
Al cabo de una hora o así, me fui un momento y se conoce que en ese rato estos probaron la "tarta", y cuando volví aseguraron que ¡estaba riquísima!, pero no se porqué, no me lo crei del todo. Le dije a Alba, venga vale, la pruebo pero después de ti. Y allá que fue, cuchara en mano, a proabr la tarta. Intentó disimular el sabor, pero no pudo. La arcada siguiente lo dijo todo. También hicimos probarla a nuestro amigo Simon, y casi vomita también.
Pero no te creas que la tiramos, que aún se quedó 3 días en el congelador.
Después de este mal trago, llegó la hora de cenar y ver un capitulillo de los Protegidos, SERIÓN que hemos descubierto hace poco.
Y nada más, nos acostamos para tener energía al día siguiente para el hospital.

jueves, 4 de febrero de 2010

DIA 22

Día 22
Vale este día era domingo, y Ángel se fue temprano porque quería ir a dar una vuelta, o eso es lo que él dice.
El caso es que nos quedamos Alba y yo en la resi y decidimos hacer de comer, bueno lo decidí yo, que tengo los sandwiches mixtos bastante harticos ya. Así que me dispuse a hace una sopa de arroz, o eso pretendía, porque al final sopa lo que se dice sopa como todos la conocemos no era.
Vamos que daban ganas de echarle tomate y comérselo solo. No se que me pasa ultimamente en la cocina pero nada me sale bien.
Aún así, no hay nada que con paprika, pimienta y puñados de sal no esté bueno.
Ángel se había marcado el detallazo de traer un pastelito de arándanos, así que nos hicimos un cafelillo y nos lo tomamos agusto.
Tras esto, pues nada lo de siempre, nos pusimos a vaguear un rato y tal.
Pero ocurrió algo muy gracioso. De pronto veo que Alba llega con la cara descompuesta y llena hasta las pestañas de nieve. ¿Qué ha pasado?, pregunté. Entre risas me pidió que la siguiera, y me recreó los hechos. Resulta que fue a tirar la basura, son 20 metros, pero en el trayecto se cayó dos veces, una al ir y otra al volver.
Cabe destacar que la recreación fue tan fiel a los hechos, que casi se cae otra vez.
Y la verdad es que poco más. Bueno sí, la gente de Antena 3 se merece un premio, eso de poner el Internado para verlo el domingo es, cuanto menos, magnífico. Así que nos vimos el capitulillo, y luego nos fuimos a la cama, que al día siguiente nos tocaba hospital.

DÍA 21

Día 21


Sábado.

Hay un problema muy grande en Finlandia, y es que no hay persianas. Para dos días que tengo para levantarme a la hora que me da la gana, pues no oye, a las 9 y media ya está entrando el sol, ¡qué digo el sol!, la claridad, porque si por lo menos hubiese sol, pues mira, me alegra el día. Pero no, un cielo tristemente nublado, neviznoso, pero que cómo jode. Será el reflejo de la nieve o yo que sé qué es, pero el caso es que no te deja dormir. Me tengo que comprar unas "gafas para dormir", osea un antifaz de esos molones que llevan en las películas.

El caso es que nos levantamos tarde, que aunque no se pueda dormir bien, nos gusta ronearnos bien en la cama.

Comimos pasta y por la tarde estos se echaron una siesta, pa no perder la costumbre, y yo me fui... ¡a la piscina!. Con las polacas y las rusas. La verdad es que lo pasamos bien, una horita nadando, en el jacuzzi de agua caliente, sauna, ¡tiene de todo!. Y por solo 2.30 €. De lujo vaya.

De vuelta a la resi, me encontré con que Alba y Ángel se iban con Heini a pasear, pero yo me quedé en casita ordenando mi cuarto y lavándome el pelo, con todo lo que eso conlleva.

A eso de las 7 de la tarde aparecieron estos dos trayendo ¡24 Olvis!, también la cena y a Heini, para pasar la tarde. Estuvimos jugando al duro en todas sus modalidades, incluyendo la de tirar la moneda con la frente. El caso es que no eran ni las 8 y ya estábamos medio ciegos.

Más tarde llegó la suprema, Sabina, con otra amiga muy maja, también estudiante de enfermería. Seguimos bebiendo y llegó el momento de salir.
Siguiendo la tradición, primero Nellys, un par de cervecitas, y luego Cave.
He aprendido algo en Finlandia, y es que mi límite no son 3 cervezas, como solía pensar. Será que Olvi es mágica, porque me puedo beber 6 ó 7 y tan fresca. Claro que también ayuda empezar a beber a las 7 de la tarde, pero aún así, no sé si será el frío o qué, pero puedo beber y beber y me encanta, no tanto a mi hígado.
Y poco más de este día, bueno sí, Alba se cargó unos pantalones. Se conoce que estaban desgastadillos previamente, y que hacer abdominales en esas condiciones no ayuda. El caso es que terminó con los pantalones de bufanda y posteriormente de chalequito muy cool. Al ir a tirarlos, la mala memoria de Alba le jugó una mala pasada: no recordó el sitio del móvil, osease, el bolsillo del pantalón, y se fue a la basura junto con la mencionada prenda. El momento de cogerlo de la basura delante de toda la gente fue, cuanto menos, vergonzoso.
Terminamos la noche con sandwichito mixto, en su variedad de salami, y cigarrito posterior, y a la cama, a que el sol mañanero nos despierte.

DÍA 20: ¡QUE NO ME GUSTAN TUS BIZCOCHOS!

Día 20.
Viernes, hospital a las 7 de la mañana. Algo de lo más duro si llevas tiempo levantándote unas cuantas horas más tarde. A las 6.15 en pie, me hice un sandwich mixto para llevármelo al lugar, desayunamos y nos pusimos en camino, Ángel y yo porque Alba, la suertuda, iba de tarde.
Llegamos al hospital y la gente muy maja, que si tal que si cual, no hice NADA en toda la mañana. Más aburría que otra cosa, me pusieron a lavar pacientes, ¡a mis años y con mi experiencia! (sé que no), pero jode, y es que aquí las enfermeras también hacen de auxiliares.
Tras un par de parones para café, me bajé a eso de las 11 a comer con Ángel a las urgencias, me tiré alrededor de una hora para comerme un sandwich, pero esque para lo que me esperaba en la planta, como que pasando.
Y así fue pasando el tiempo, poco a poco, hasta que llegó Alba, porque no os creáis que aquí es como en España no, aquí el turno de tarde empieza a las 12.30, algo muy raro, pero que debe funcionar porque nadie se queja. Así que ya con ella, la mañana se pasó más amena, y cuando llegó la hora de salir, estaba que no cabía en mí de gozo, pero claro, aún me quedaba paradita en el Maxi. Alba nos trajo las bolsas, y tuvo que llevar botellas a reciclar. Y cuando digo botellas, hablo de unas 4 docenas de botellas vacías de Olvi, cargándolas la pobre, y echando un olor a birra luego que pa qué. Le estamos muy agradecidos.
De las botellas se sacaron unos 5 euros, mas 8 que recolectamos en la resi para cosas comunes, pues 13 euros, de los cuales gastamos unos 6. El resto, por las molestias.
Una vez llegamos a casa, Estuvimos vagueando hasta las 5.30 o así, que nos fuimos a casa de Heini, a cenar y ver una peli. Primero Citymarket, a comprar las cosas. Preparé unos burritos, muy ricos que salieron, y que espero que le gustaran a Heini, porque con esta chica nunca sabes, siempre está contenta. Me encanta.
Es la segunda vez que hago burritos aquí, la última vez que los hice en España,... mejor no.
Depués de la cena, vimos una película, Gangs of New York, pero me estaba quedando sopísima, así que a la media hora de empezarla me fui para la casa. No quiero que os desorienteis, cuando digo que cenamos, digo que a las 8 ya habíamos cenado, y cuando digo que vimos la peli y me fui para casa, estoy hablando de las 9 o 9.15 como mucho. Aquí la noción del tiempo es, cuanto menos, curiosa.
Una vez en casa, me encontré con Alba con la cara desencajada. Llegó a casa del hospital muertica de hambre, cuando recibió la feliz noticia de que los rusos habían cocinado, y ella pensó ¡qué bien!, pero no, tranquilita. Lo que cocinaron fue: crepes solos, sin ná que echarle, y un bizcocho, por supuesto, echo con nuestros huevos. Así que la pobre se tuvo que aguantar, y calentar la garganta para lo que se le avecinaba. Pero es que no queda ahí la cosa. Había tenido un incidente con la señora Madre (no la que va a Coín, la MADRE de verdad). Resulta que, estando Alba tranquilamente en el ordenador, y habiéndo un cacharro con patatas a su lado, se dispuso a comer una. Se conoce que las patatas eran de Simon, pero él, con su corazón que no le cabe en el pecho, las comparte con todo el mundo. Bueno, pues cuando la Madre vio a Alba coger una patatilla, se escandalizó y se lo dijo a Simon "¡está cogiendo patatas!", y claro, a él no le importó. Pero Alba... ¡ay Alba!. Aumentó su odio hacia ella en +20. Hija de puta oye, que te has pimplao ya una decena de huevos nuestra en hacer bizcochos de mierda, ¡que no me gustan tus bizcochos, ni tu THANK YOUUUUUUU, ni tu cara de tonta, ni tu tono de voz! ¿me vas a negar unas patatillas?. Zorra.
Y poco más, nos tranquilizamos y nos fuimos a la cama, había sido un día tenso. Al día siguiente tocaba descanso.
PD:
Cómo habéis podido apreciar, la dinámica del blog ha cambiado. No sé bien si esto lo leerá alguien, pero como no concibo esa posibilidad, he decidido hablar en primera persona, ya que practicamente todo el blog lo he escrito yo, Berta.

lunes, 1 de febrero de 2010

DÍA 19

Día 19
La pobre Alba se tuvo que levantar a las 6 para ir al hospital a las 7. Se conoce que la vagueza española pudo con ella y fue retrasando el reloj y llegó una media hora tarde al lugar. Tampoco pasa nada porque nadie se dio cuenta.
Berta se levantó más tarde, a las 10.30 o así y decidió preparar comida para llevarle a Alba un táper y que comiera caliente, y ella se tomó un plato antes de ir al hospital. Cuando llegó, encontró a Alba, en estado de evidente inanición y casi le hace unas palmas al verla llegar. Una tarde de lo más aburrida, se conoce que el hospital de Iisalmi no tiene la concurrencia de nuestro querido Clínico malagueño. Pero bueno, la tarde pasó lenta y se entretuvo en aprender finlandés, una actividad de lo más útil.
Ya sabiendo decir algunas palabrillas más, a las 8.15 la dejaron irse y fue al Maxi a comprar algunas cosillas que se habían acabado en el hogar: pan bimpo, que no falte, Nesquick y cereales para el desayuno.
Cabe destacar, que ahora que estamos en el hospital, fumamos menos que nunca en nuestras insanas vidas. Este día en cuestión, volviendo del Maxi a las 8.30, Berta se fumó su 2º cigarro del día.
Cuando llegó al hostel, Ángel preparó una ensalada para cenar, y Berta se dispuso a hablar con su madre por skype. La conexión no es lo que se dice una banda ancha de esas que todos conocemos, y la comunicación vía internet se hace de lo más pesada, sintiendo ganas de morir a cada instante.
La verdad esque estábamos reventados, y pensábamos irnos a dormir muy pronto. Así que nos fumamos el último cigarro del día (3º para Berta y 4º para Alba) y nos fuimos al cuarto. Pero entonces vimos el cuadro de la Mujer que va a Coín, no se si hemos hablado antes de él. Es absolutamente una joya de la pintura moderna, refleja a la perfección el sufrimiento de la señora, que tuvo que hacerse un disfraz de ángel para no pasar frío, y a sus dos hijos, maleducados como los que más, y al hijo de puta del marido que la dejó sola en tal situación. El caso es que decidimos, por fin, rezarle esa oración que tanto se merece:
Señora madre que va a Coín
Santificadas sean sus alas
Llegue pronto a su pueblo
Hágase usted un disfraz para que no pase pena ni frío
Tenga usted nuestro rezo de cada día
Perdone a sus hijos que aunque malcriados te acompañan en el camino
No les deje caer en el riachuelo
Llegue pronto a Coín amén
Nada más que añadir, lo rezaremos cada día para honrarla y venerarla.