domingo, 28 de febrero de 2010
DÍA 50: DÍA DE ANDALUCÍA
DÍA 49
DÍA 48: EXAMEN
DÍA 47
Jueves, nerviosicos por tener examen al día siguiente.
Pero vaya que nos levantamos tranquilamente a eso de la 1, y encima nos dijeron que no teníamos Survival Finland, osease que de puta madre.
Comimos y nos pusimos a estudiar. Hicimos de comer PAELLA, eso sí, blanca. Pero paella es, y buenísima que estaba.
Después de comer, nos pusimos al lío con el estudio. Nos cundió la tarde, y a eso de las 5 decidí irme a ver atardecer. Lo pillé bien, por una vez en mi vida. Y ahí que estaba yo, en mi banquito, viendo la puesta de sol con mi cigarro en mano.
Después de eso me fui a comprar un sujetador, pues de los tres que tenía aquí, uno resultó dañado seriamente al meterlo en la lavadora. Perdió un aro, y no se le volvió a ver.
Así que me compré uno nuevo, el más hortera de todo Iisalmi, de leopardo. Más chula que nadie.
De vuelta a la resi, encontré a estos estudiando todavía y me uní, estuvimos dándole al tema hasta que cenamos y nos recreamos viendo un poquito de series.
DÍA 46: EL PITIDITO DE LOS COJONES
Resaca mañanera, nos levantamos con todo el ánimo para ponernos a estudiar, que el examen se acercaba y los apuntes seguían cogiendo polvo en el armario.
Tengo que decir, que me despertó el mismo sonido que la noche anterior no me dejaba dormir, y me di cuenta por fin de donde procedía: el detector de humo.
Desayunamos-comimos y nos pusimos al lío. Tema facilito: traqueostomías. La verdad esque nos fue cundiendo bien, estudiando Alba y yo juntas, contándonos las cosas una a la otra. Viendo un poquito de serie cada vez que acabábamos un tema. Fue bien la cosa, sí.
Y poco más, no hicimos apenas nada, ni salí a darme mi paseo, pues era un día feote feote, de esos que no apetece más que quedarse en casa.
Destacar que estábamos al borde del suicidio con el pitidito de los cojones, no sabíamos como pararlo. Y descubrimos con horror que sonaba... ¡cada 54 segundos!.
La muerte.
DÍA 45: WINTERFEST
DÍA 44
domingo, 21 de febrero de 2010
DÍA 43
Sunnantai.
Nos levantamos a las 12.30, pues Sabina iba a venir a recogernos para el día familiar.
Me levanté la primera y desayuné, colacaito con crispis, y desperté a los demás. Ordenamos un poco el cuarto, para hacer tiempo hasta que viniera la Suprema, y cuando llegó nos pusimos en camino. Primero fuimos a recoger a Anni, que también venía con nosotros, y luego a echar gasolina. El coche de la Suprema, consume gasolina suprema también.
No es tan suprema en el arte de la conducción. No es mala, un poco temeraria quizás. Menos mal que este coche sí tiene cinturones de seguridad, no como el de Sanna.
Llegamos a casa de los padres de Sanna, y conocimos a sus padres, unos señores bien amables. También conocimos a sus cuatro perros, unos más grandes y otros más chicos, pero la pobre Alba se cagó porque se conoce que no le gustan esos animalitos, pero todo hay que decirlo, eran más que buenos. Nos pusieron de comer CARNE DE RENO con patatas y queso remezclado todo, muy rica, aunque a Alba no le gustó tanto. También habían las empanadillitas esas que parecen chochitos que una vez comimos en casa de Ansku, pero caseras, y también ensalada. Y de postre... ¡ay el postre! Una especie de vómito naranja, que supuestamente es muy caro porque es nosequé fruta de Laponia, echa como mermelada, con pepitas de las que se te quedan luego pegadas a los dientes, y con nata, que eso sí que estaba rico.
Después de comer, nos tomamos un cafelito conversando acerca de la vida, los perros de Sanna, el fin de semana, etc.
Después, nos fuimos a casa de Sanna, a verla. Me encantó la casa, es muy de mi estilo, con todas esas cosas por en medio. Me vi totalmente reflejada en ella. Y los perros dando por culo, y llenándonos de pelos.
Después, nos fuimos para casa, ya medio dormidos porque estábamos reventados. Al llegar nos pusimos a ver una peli, Madagascar. Y claro, después de la 1 vino la 2.
Apareció el Alemán del que ya hemos hablado en alguna ocasión, a picopalear con la enterá local. Destacar los mil duros que Ángel vio en el suelo, ordenador en mano, y el posterior descojone de Alba y su familia, a través del Skype.
Cenamos, cada uno por su lado, y yo personalmente me fui pronto a la cama, pues estaba reventada y al día siguiente me tocaba madrugón de los buenos.
DÍA 42
Sábado. Nos levantamos tan tarde como pudimos. Estábamos rennndías después de la noche anterior. Y más Ángel, que había hecho noche en el hospital. Así que nos levantamos y comimos.
Recibimos la visita de Sabina y Sanna, que se tomaron un cafelito con nosotras.
Después de comer y del café, me fui a dar un paseito. Hacía un bonito día soleado, y lo aproveché llendo por nuevos caminos, rodeando el lago. Decidí terminar mi paseo cuando mi dedo gordo del pie empezó a congelarse, no fuera ser que me quedara por ahí perdida a merced de los -20º que debían hacer.
Me pasé por el Citymarket y luego de vuelta, di un pequeño rodeo, una vez que mis pies estaban en perfectas condiciones. Me fui a mi banquito del lago, a fumarme un cigarro al solecito. Ahí no hacía frío. La vuelta se me hizo eterna, pero llegué sana y salva al hostel, para descubrir que estos dos estaban viendo La vida es bella. Que no, que no me apetece verla.
Así que me puse a lo mío, y se fue pasando la tarde hasta que dieron las 8 y empezamos a beber. A eso de las 9 me preparé algo de cenar, y tras eso me di una duchita y seguimos bebiendo y desfasando en el cuarto. Alba sacó a relucir su vena de chica negrata de Detroit, con su Beefeater en mano y su gorra. La música a tope, me da igual si molesta, y siguiendo la costumbre española, pegando gritos como si nos estuvieran torturando.
En eso que llegarn Anni, Iina y Sanna, que se quedaron flipadas ante lo que vieron.
Y llegó la hora de salir, directamente al Cave, para no variar. Al principio estuvimos solos, hasta que fueron llegando las polacas y Tom y Peppi. Debo decir que llevaba un ciego superbueno, de esos que sabes que no deberías beber más, que estás megacontenta, que puedes bailar todas las canciones y que no te importa hacer el ridículo con MrCock y con una gorra intentando hacer breakdance.
Al rato nos fuimos al Bepop, donde nos sangraron 5 euros de entrada y donde estaban los estudiantes del innowelfare con más tutores, entre ellos Jani. Momento gracioso a destacar: se me acerca Jani con intención de bailar (que no chulo, que no te pega bailar en una discoteca), y yo claro, no me apetecía que me rozase mucho, así que le digo lo primero que se me ocurre: "hui Jani, me encanta tu pelo". Bien Berta, muy bien. Huí como pude de allí, y seguí bailando con Alba, cuando se nos acercó Svetlana diciendo que nos tomásemos un chupito. Venga vale, dijimos, y nos encontramos a Tatu, que nos invitó. Menos mal, porque todavía nosé como se dice chupito en inglés.
Tras un rato más de estar allí, y cuando iban a cerrar ya, nos fuimos a Maribella a tomarnos un showarma, lo mejor de la noche. Cuando llegamos a la resi, nos echamos a dormir ya que al día siguiente nos esperaba el día familiar.
DÍA 41
Viernes, día de hospital.
Nos levantamos a eso de las 11, yo reventaica porque el día anterior me acosté más bien tarde, pero nos pusimos al lío. Comimos y nos fuimos para dicho lugar. Cuando llegamos, nos dieron una alegría: íbamos a pasar la tarde con nuestra querida Pelomuñeca, Pirjo y la Gordi. Pero no estaba Ángel, así que el roneo esa tarde iba a ser escaso. Aún así, nos tomamos numerosos descansos para café, plátano, kissmet, agua, etc. Es un peligro ponerle a un vaso de plástico tu nombre y guardarlo toda la tarde, pues significa que cada 15 minutos nos tienes ahí, en la sala de las enfermeras, bebiendo agua. Que la calefacción reseca mucho la boca.
No hicimos apenas nada, tuvimos que soportar como la Gordi ponía una sonda vesical a un prostático, haciéndole sangrar como si de una matanza se tratara.
A ese mismo hombre había que darle de comer, y cuando Pirjo nos dijo si podíamos ir a su habitación y entramos, nos encontramos con una imagen graciosísima: el hombre con las piernas enredadas en la barandilla de la cama, pantalones por la rodilla, pañal en el cabecero de la cama y chillando como un loco. Bueno como un loco no, esque aquel hombre no estaba muy bien de la cabeza. Una hora para tomarse pastilla y media, y que si quieres, que el tío no las masticaba. Nos tiramos media tarde en esa habitación, con risas de esas que te tienes que aguantar. Son las peores, como cuando estábamos trannnnnquilamente tomándonos un café y una señorona decidió que lo mejor sería tirarse un eructo, y así lo hizo, pero claro no podíamos reirnos en su cara. Cuando se disponía a abandonar la habitación, no le dimos tiempo ni a cerrar la puerta, nos descojonamos de mala manera. Al final si fue una tarde entretenida.
Cuando salimos, nos fumamos ese tan ansiado cigarro, sentadas en una parada de autobús, pues teníamos que ir al Maxi. Compramos y nos fuimos a la residencia, y vimos a Ángel preparándose la cena, pues este día iba de noche al hospital. Pobretico él.
Cenamos Alba y yo, no había casi nadie en la resi porque estaban en nose qué de Jazz que organizaba Savonia, pero que no pudimos ir por tener el hospital por la tarde. Tampoco creo que nos perdiéramos nada.
Después de cenar, nos empezamos a arreglar, pues íbamos a salir. Le fuimos tirando con Peppi para Nellys, pues se supone que la gente estaba allí, pero allí no había ni un alma. Así que nos fuimos a Cave, y tampoco había nadie, pero nos quedamos a esperar. Llegó Outi, con algunas amigas. Destacar la presencia de la chica que estuvo en Puerto Rico, provincia española por excelencia. O al menos eso decía ella.
Cuando estábamos desesperaicos, al borde del suicidio, nos fuimos a Nellys, y allí estaba todo el mundo. Jani me saludó con un efusivo abrazo, y yo tío, que no te pega estar en estos sitios.
Nos fuimos a pedir una cervecilla, pero nos dijo el puto calvo de la barra que no, que ya iban a cerrar. Minutos después vimos cómo a Anni le ponía una.
Recibimos un mensaje de Sabina, que estaba en Bepop con Sanna, así que nos fuimos para allá, no sin antes pasar por McDonalds a tomarnos una hamburguesa, the cheapest hamburguer, kiitos.
Ahora sí, en Bepop nos encontramos con las dos tutoras, ciegas como perras y roneándose a dos chavalotes con los que luego harían más que migas. En eso que nos fuimos a fumar Alba y yo, y allí había un tipo que se pegó a nosotras de mala manera. Al principio que gracioso, que si no hablo en finlandés, que me dejes en paz chulo. Luego vino el que te vayan dando, mierda puta que te vayas, que no te me acerques, que te grito al oído. Yo creía que la cara de asco era universal, que significaba lo mismo en todo el mundo. Pero parece ser que aquí eso no vale. Así que tuvimos que TIRAR EL CIGARRO A LA MITAD, para huir de aquel tipo, al que luego veríamos vagar por toda la discoteca. Es curioso la cantidad de borrachos que hay en Finlandia, y cuando digo borrachos, me refiero a gente muy borracha, mirada perdida, dando tumbos, etc... Asqueroso.
Cuando nos pusieron la canción de Titanic, comprendimos que había llegado la hora de abandonar al lugar. Nos quedamos esperando a nosé qué, cuando se nos acercaron dos rubios hablando en finlandés. Que no hablo tu idioma, chulo. "Dance, dance". Que no tío, que te vayas por ahí. "Que toco el piano". Bien por tí, pero no gracias.
Cuando nos íbamos a ir, vimos a esos mismísimos dos rubios pelearse a vasazos con otra gente, así que decidimos llamar a Ángel y avisarle de que le enviábamos a dos pacientes, para amenizarle la noche. Al día siguiente nos contaría que sí, que fueron a visitarle.
Y poco más, tras media hora para coger los chaquetones, nos fuimos para casa. Pero era bien pronto, y pensando que Ángel llegaría a las 7 y pico al hostel, nos pusimos a ver una serie. Pero duró poco, por lo menos a mí, que me quedé fritica a los 10 minutos.
DÍA 40
Torstai.
Nos levantamos tarde y reventaicos, ya que salimos el día anterior, pero decidimos previamente no ir a la escuela. Ángel innovó haciendo la comida: pasta estilo Peppi, con carne picada, cebolla tomate, picante y demasiado vinagre para mi gusto. Pero estaba bastante rica al fin y al cabo. Por la tarde estuvimos sin hacer nada, yo con mis planchas mientras estos se dedicaban a dormir y la música sonaba.
DÍA 39
DÍA 38
DÍA 37
DÍA 36
Hacía un sol espléndido y decidí irme a dar un paseo dominguero. Me encontré con Ángel al salir y se vino conmigo. Mal, pues iba a ser mi momento de soledad y misticidad. Pero bueno, un poco de compañía nunca viene mal.
Caminamos durante casi una hora por calles residenciales, casitas como las de las pelis de Tim Burton, mis gafas de sol. Luego por el lago, palmo y medio de nieve, el sol directamente en los ojos y finalmente los columpios, mi nuevo lugar místico. Pero, ¡horror! Me dejé el tabaco en casa. Así que nada, visita al Citymarket a comprar cosas para comer y a la vuelta parada en McDonalds, pues Alba me encargó un menú Bigmac, se le antojó a la chiquilla. Y a mí se me antojó una coca-cola, la primera que me iba a tomar desde que estoy aquí. Después de que la dependienta nos deseara feliz San Valentín, le fuimos tirando pa la resi. Me tomé mi coca-cola y realmente me supo a gloria, cuando llegué a la residencia, me saqué un cigarro y me lo fumé al solecito mientras me la tomaba.
Llegamos a la resi y comimos, le cogí 3 patatas a Alba, también mis primeras aquí.
Por la tarde fue un infierno. No teníamos nada que hacer. Bueno mejor dicho, de lo que podíamos hacer, no hicimos nada. Estuvimos viendo Fuga de cerebros, que qué película más mala. También hicimos redecoración del cuarto, que si unas florecillas por aquí, que si un póster improvisado por allá.
Recibimos la visita de nuestra querida Heli, a la que recibimos con un abrazo, y que nos trajo unos pastelitos. Solo era para saber como nos iba en el hospital y esas cosillas.
Luego nos entretuvimos practicando cómo hacer un Mantoux, con materiales robados del mismísimo hospital de Iisalmi, ante la asombrada mirada del Juani.
También vino la Roneanta, a ver a Ángel, y éste se tuvo que ir ante las indiscretas miradas de gente muy enterada, así que nos quedamos Alba y yo aquí, sin saber que hacer. Intentamos ver el Internado, pero nos han jodido y ya no nos dejan verlo el día antes. No pasa nada, podemos hacer otras cosas.
No, no hay nada más que hacer.
Tampoco teníamos prisa por acostarnos, ya que no teníamos que madrugar al día siguiente, así que nos pusimos cada una a lo nuestro viendo series y cosas, cuando me llamaron al Skype y tuve que meterme en el zulo donde está el router, el sitio más cutre del mundo. Tranquilamente hablando cuando estos dos entraron dándome un susto de muerte. Malditos cabrones.
Y poco más, tras la conversación me fui a la cama, a eso de las 2 de la mañana.
jueves, 18 de febrero de 2010
DÍA 35
DÍA 34
DÍA 33
domingo, 14 de febrero de 2010
DÍA 32
DÍA 31
Martes, hospital 7 a.m..
Llegué yo sola, pues Alba había decidido ir de tarde aquel día. Gran error, amiga mía.
DÍA 30
DÍA 29: DESLIZÁNDOME POR LA NIEVE
martes, 9 de febrero de 2010
DÍA 28: LA ROPA BAJO LA CAMA
Nos levantamos a las 12.30 o así y comimos, un poco de pasta con tomatito, pero para estos dos fue la segunda comida, ya que minutos antes se habían zampado un sandwichito mixto. Decidí deleitarles con unos buñuelos de fruta de esos que en mi casa me salen de vicio, pero se conoce que aquí los ingredientes no son los mismos, o que el no medirlos hace que no salga del todo bien.
El caso es que se los comieron, a regañadientes, junto con un cafelito. Decir que la hora de comer fue normal, al contrario que las horas que le seguirían.
Pero bueno, bromas aparte, a eso de las 3 de la tarde, empezaron a llegar tutores, Anni, Sabina, Heini y Mirja, que nos tenían preparada una sorpresa: ir a jugar al fútbol sobre nieve. Yo, que en mi vida he jugado al fútbol, corriendo tras el balón con palmo y medio de nieve, reventá, con el asma a punto de aflorar. Muy duro, pero nos divertimos mucho.
Tras esto, fuimos al hostel a cambiarnos y volvimos a casa de Ansku.
A las 5.30 de la tarde, empezaron a sacar la CENA, y las CERVEZAS. Desde esta hora hasta que me acosté, bebiendo y comiendo cual cerda.
Una Olvi detrás de otra, y no eran ni las 7 y ya estaba ciega. Jugamos a juegos de beber, con cartas de Winnie the Pooh, donde en cada ronda te pimplas una cerveza.
Y claro, a las 9 ya estábamos otra vez hambrientos, así que volvimos a la pasta que nos habían preparado y nos servimos otro plato.
Hay que destacar que conocimos a una nueva chica, Kattrina, muy maja ella y que había estado en Fuengirola 3 meses haciendo no me enteré muy bien qué. El caso es que, se conoce que la chiquilla no está acostumbrada a beber mucho, pero se infló a sidra y bebidas de regaliz de 32º y acabó tirándose por los suelos, no una ni dos, sino 4 veces.
Al día siguiente la pobretica se disculpó por la vergüenza ajena que nos hizo pasar a todos.
Después de esto, nos fuimos a Nellys y allí que estuvimos un rato bebiéndonos algo, para luego acabar en el Cave. Pero me volví a casa prontito, porque se ve que estar toda la tarde bebiendo y comiendo no le sienta muy bien a mi estómago.
Pero aún así tenía hambruna, y cuando legué, pensé en hacerme un sanwichito mixto de esos que te levantan la moral, pero me encontré algo mejor: pasta que sobró del mediodía, así que le eché un poquito de tomate, queso y pimienta y me la comí. Mientras, me conecté a ver si había alguna novedad en mis muchas páginas habituales, y me encontré con una sorpresita de lo más agradable, que me hizo acostarme 2 horas más tarde.
Y nada, me acosté pensando en mis cosas, en la putada de la ropa bajo la cama, en la Madre y su inminente vuelta, y en qué me depararía el domingo.
DÍA 27: GORDI Y CHOCHI
Hora de levantarse: 6 de la mañana, diita de hospital que se avecinaba.
Me desperté, desperté a Alba y bajé a desayunar. Tras un rato desayunando, Alba seguía durmiendo. Así es ella.
Tras desayunar, fuimos tirando para nuestra ya segunda casa. Al llegar al lugar, 20 minutos tarde, nos cambiamos y subimos a la planta para empezar el trabajo. Cuán equivocadas estábamos. Yo me puse con mi querida enfermera Eira, y Alba la pobre, fue turnándose con 4 enfermeras, que ni papa de inglés. Le hablaban en finlandés, y la pobre claro, aún no tiene la soltura suficiente para pillarlo todo. Cuando me la encontré a las 10 y le dije que fuéramos a comer algo, la pobre casi se me echa a llorar de la emoción. Es curioso como puedes decirle a alguien que no entiendes su idioma y que esta persona se lo pase por el forro del uniforme y te ralle la cabeza de mala manera. Muy triste todo.
La mañana se pasó pesadísima, solo cuando bajamos a urgencias a comer con Ángel, empezó a cambiar la cosa. Risotas contando nuestro día, que sí Míster Tupperware por aquí, que si la Gordi y la Chochi por allá. Pero llegó el momento de volver a la planta, aunque no fue del todo mal. Le dijimos a las enfermeras que nos dejaran preparar la medicación, y nos tiramos casi dos horas en el cuartito en cuestión, para preparar la medicación de 8 pacientes. Luego se supone que íbamos a sondar a una mujer, pero mira que casualidad que en ese momento tenía visita. Nadie visita nunca a los pacientes en Finlandia, pero se alinearon los astros en mi contra, y esta noche tendré que responder a la pregunta de: “What have you done at hospital?” con el ya típico: “NOTHING OF NOTHING”.
Luego nos pusimos a mirar a ver qué enfermeras tenían turno de mañana el próximo lunes, a ver si nos convenía ir o no. Se conoce que las expresiones faciales y la risa maligna son conocidos universalmente, y que cuando dices “¡Pirjo el lunes, muahahaha!”, se puede interpretar como que te estás riendo de ella en su cara. Pero bueno, nos despedimos de nuestras enfermeras con un “adiós Gordi” y “adiós Chochi” respectivamente, y nos fuimos para casa.
Una vez en la residencia, nos hicimos cosicas de comer y estos se echaron la siesta. Yo pensé hacerlo, pero no puedo, no me sale. Esta noche estaré reventada.
Por la tarde nada, estuvimos ociosos en la resi, Ángel salió a dar un voltio y me quedé con Alba, nos hicimos la cena pronto pues estábamos hambrientas, y cuando Ángel llegó con Heini, se pusieron a ver Pearl Harlborl, o como se escriba, pero yo pasaba y preferí ponerme a ver la nueva temporada de Perdidos, antes de que alguien me la contara.
DÍA 26
Nos levantamos tarde, habíamos salido el día anterior. El planning para hoy era universidad, a las 12.15. Pero pensamos que estaría bien llegar antes y comer allí, por eso de que nos sale barato y es comida en condiciones, no un sándwich o patatas o galletas. Así que acordamos estar allí a las 11.30, para ello teníamos que salir de la resi a las 11, y para eso debíamos levantarnos a las 10.15 o una cosa así. Pues bien, nos levantamos a las 10.30, minuto arriba minuto abajo, y sin siquiera desayunar, solo un mísero zumo (caliente, encima), a las 11.15 nos pusimos en camino a la universidad, solo Alba y yo, pues Ángel se encontraba indispuesto.
Llegamos a la uni a eso de las 11.45 o quizás más tarde, y entre quitarse la ropa, ponerse en la cola para comer, etc etc, hasta las 12 no comimos. Nos pusieron unas albóndigas como las que ponen en Ikea, bastante ricas. Entonces recordamos: no habíamos hecho los deberes para nuestra clase, dos frases y 5 palabras en finlandés. “No pasa nada”, pensamos, “eso lo hacemos luego en un momento”. Se conoce que nos entró remordimiento cuando quedaban apenas unos minutos para que empezara la clase, así que mientras yo recogía la mesa, Alba se puso a buscar las frasecitas y las palabrejas.
Ya eran las 12.15 pero, ¿de verdad te crees que voy a entrar a clase sin fumarme el cigarrito de después de comer?. Perdona pero no, así que salimos a fumar, sin chaquetón ni nada para no perder tiempo. Caía un nevazo que pa qué, pero muy dignas nosotras y sin apenas frío, a pesar de no llevar abrigo, nos metimos nuestra dosis de nicotina y nos metimos para clase. Pero primero había que encontrar el aula en cuestión. Pasó un tiempo hasta que encontramos un mapa con la colocación de las clases, y nos dimos cuenta que estábamos en la otra punta del edificio, así que llegamos unos 10 minutos tarde a clase. No importa, Janni es comprensivo. Tras una media hora de aprender finlandés, se hizo un descanso, porque el supremísimo sintió la llamada de la naturaleza, esto es, que quería fumar. Y como él es el Boss, pues allá que nos fuimos otra vez a fumetear.
Tras este kit-kat, seguimos con la clase de finlandés, y llegó el momento de entregar los deberes. Deberes que teníamos apuntados en un cachito de papel impresentable, así que corriendo como pudimos lo volvimos a escribir para entregárselo en una hoja más decente.
Tras esto, nos fuimos para casa, y el nevazo que caía era impresionante, llegamos blancas, aunque no congeladas porque no hacía demasiado frío. Al llegar, Alba se echó su siestecita de todos los días, como manda nuestra Señora que va a Coín.
Ya por la tarde, cuando Alba despertó y Ángel llegó (obviaremos el porqué de su ausencia), decidí ir a comprar algunas cosas, ya que llevaba toda la tarde metida en casa y estaba bastante agobiada. También hubo un momento de angustia, cuando recordé determinada sustancia, la cuál echo de menos por encima de todas las cosas. Quería despejarme, así que mochila al hombro, me fui al Maxi. Compré y a la vuelta, cigarrito en mano, tuve uno de esos momentos místicos que tanto añoraba. No duró mucho, llegué a la residencia y Raíces me hizo pasar uno de los peores momentos de mi vida: me invitó a entrar a su cuarto a que le arreglara no se qué cosa del ordenador. Quise morir: el olorcillo que sale de su cuarto y sube por las escaleras hasta el piso de arriba, todo concentrado en 4 metros cuadrados. Una experiencia horrible, escapé de allí lo más rápido que pude.
Después de eso poco más, me acosté tempranillo para ir al hospital al día siguiente.
lunes, 8 de febrero de 2010
DÍA 25
Nos levantamos tempranito para ir al hospital, bueno, me quedé dormida y me levanté un poco más tarde de lo que debía. Llegamos casi media hora tarde al hospital, pero tampoco importó mucho porque llegamos y no nos hicieron caso, como cada día. Nos quedamos en un rinconcito sin molestar mientras hacían el cambio de turno y esas cosas de enfermeras. Vimos a demasiada gente. Aparte de las habituales 9 enfermeras, había otras 4 estudiantes, y aparte nosotras dos. Imagínate la de cosas que hicimos este día. Apenas nada. Alba quitó una sonda vesical y yo ni eso. Preparamos la medicación y poco más. Cuando la enfermera de Alba, Sanna, le preguntó por enésima vez que cuando nos íbamos a ir a comer, entendimos que no nos querían allí, así que nos fuimos con Ángel a comer a urgencias. Cuando subimos, recibimos un abrazo de nuestra queridísima Heli, que había venido a visitarnos, a ver que tal estábamos. Nos contó cosillas interesantes y se despidió con otro caluroso abrazo.
Al volver a la planta, teníamos que rellenar una especie de hoja de asistencia, así que decidimos dedicarle una media hora, ya que no teníamos nada mejor que hacer. Tras esto, y cuando Sanna nos vio con toa la cara de aburrimiento, nos puso a… ¡hacer camas!. Que emoción, hacía tanto que no practicaba el bello arte de la mitra. Resulta que Sanna casi se pone a ayudarnos, porque la otra alumna que estaba con ella (de unos 50 años), no la dejaba hacer nada, ella usaba el ordenador, ella hablaba con los médicos, ella preparaba la medicación, ella, ella, ELLA. Pero parecía un tío.
Poco a poco se acercaba la hora de salir, no sin antes disfrutar de una charla acerca de estomas y bolsas colectoras, sondajes y medidores de penes, que parece que nunca habían visto uno.
A la hora de salir, nos fumamos ese ansiado cigarro, tras 7 horas agonizando. Llegamos a la resi y comimos algo, un sándwich si mal no recuerdo. Por la tarde vagueamos un rato, hasta que decidí irme a preguntar por las peluquerías cuánto me costaría cortarme el pelo. Tras un primer intento fallido, en el que después de tirarme media hora intentando descifrar la tabla de precios (diccionario en mano) me di cuenta que la peluquería estaba cerrada, me fui a pasearme hasta el Citymarket a comprar unas cosillas, y a la vuelta me encontré con otra peluquería, y entré a preguntar. Hay cosas que es mejor no saber, enigmas de la humanidad, pero fui demasiado osada, mi curiosidad pudo conmigo. Corte de pelo: 27 euros. Tinte: ¡90 euros!. ¿Estamos locos en Finlandia o qué?. Mi Rosa me lo hace todo por 23 euros. Ladrones.
Tras esto, volví a la residencia y Alba seguía durmiendo, así que me duché y me preparé pues íbamos a ir a casa de nuestra querida Heini a ver una película y a cenar. Alba preparó su carne a la mostaza, riquísima. Después no vino la peli, pues preferimos ir a Nellys a tomarnos unas cervecitas. Allí nos encontramos con Ansku y Anni, y también al calvo que ceceaba. Poco después nos fuimos al Cave, donde pasaron mil cosas, como la cuasi pelea de Ángel con el rubio nazi, el superciego de las rusas, y las risas acosta de nuestra queridísima Madre, etc, etc. Probé una nueva bebida, el White Russian, que no es otra cosa que vodka con leche y colacao, está tremendo, pero da como cosica mezclar leche y alcohol, no sé porqué. El caso es que después nos fuimos al Bpop, no había nadie, pero estábamos nosotros, con un espontáneo que se anexionó al grupo. Allí descubrí la magnitud del ciego que llevaba Katri, la russian girl, e hice muy buenas migas con ambas.
A eso de las 3 y media, cuando ya nos echaban del bar, nos fuimos para el hostel muertitos de hambre. Llegamos y yo me preparé un sándwich (¿acaso se puede dudar?) y las rusas ¾ de lo mismo. Pero Juani no, Juani se puso a partir cebolla, bacon, jamón, queso, batir huevos, e hizo una especie de revuelto que nos supo a gloria a todos, los cuatro. Después de eso cigarrito, y a la cama, 4.30 de la mañana y al día siguiente universidad.
Cabe destacar que, se conoce que la inteligencia española no tiene límite, pero en este caso fallamos. Salimos a la calle Alba y yo con tabaco de liar, pues ya no nos quedaba del otro, y resulta que nos quedamos algo escasas en lo que a boquillas se refiere (cinco). Pues nada, se reciclan. Lo más yonki que te puede pasar.
Y hasta aquí el día de hoy.
DÍA 24
Hoy tocaba universidad, a las 9.15 así que nos pusimos en pie tempranito. Camino a Savonia con un nevazo que te cagas, llegamos y pensábamos que sería un día provechoso, puesto que sólo teníamos una clase y pensábamos quedarnos luego a estudiar. Mal empezamos si se me olvidan los apuntes en casa. Pero bueno, no pasa nada, había otras cosas para estudiar. Lo que pasa es que se conoce que nos debimos equivocar, porque pa mi que aquella clase no es la que nos correspondía. Pero no importa, a quién no le gusta deleitarse con la melodiosa voz de doña Marjatta Kumpulainen. No me quedé dormida por respeto, pero invitaba al sueño que te cagas.
Después de la clase decidimos comer, para no cortar el rollo luego a mitad del estudio, ¡qué ingenuos nosotros!. Pues lo dicho, comimos a las 10.30, creo que más pronto que ningún otro día, y claro después de eso, eran alrededor de las 11.15 y ni puta gana de estudiar. Así que nos fuimos pa casa, otra vez cayendo el nevazo universal. Pero apenas hacía frío, y cuando llegamos a la resi y vimos la temperatura, casi nos da un orgasmo: ¡-2º!. Lo nunca visto vaya. De hecho salimos a fumar y a hacer el cafre un rato con la nieve sin chaquetón ni nada, arriesgando a tope.
Alba y Ángel se echaron la siesta, a las 12 de la mañana sí, pero es después de comer, así que si no es siesta que baje Dios y lo vea.
Yo mientras me quedé en lo que podemos llamar, “la hora de los sentimientos”.
domingo, 7 de febrero de 2010
DÍA 23: MEJOR DEJAMOS LA COCINA
jueves, 4 de febrero de 2010
DIA 22
DÍA 21
Sábado.
Hay un problema muy grande en Finlandia, y es que no hay persianas. Para dos días que tengo para levantarme a la hora que me da la gana, pues no oye, a las 9 y media ya está entrando el sol, ¡qué digo el sol!, la claridad, porque si por lo menos hubiese sol, pues mira, me alegra el día. Pero no, un cielo tristemente nublado, neviznoso, pero que cómo jode. Será el reflejo de la nieve o yo que sé qué es, pero el caso es que no te deja dormir. Me tengo que comprar unas "gafas para dormir", osea un antifaz de esos molones que llevan en las películas.
El caso es que nos levantamos tarde, que aunque no se pueda dormir bien, nos gusta ronearnos bien en la cama.
Comimos pasta y por la tarde estos se echaron una siesta, pa no perder la costumbre, y yo me fui... ¡a la piscina!. Con las polacas y las rusas. La verdad es que lo pasamos bien, una horita nadando, en el jacuzzi de agua caliente, sauna, ¡tiene de todo!. Y por solo 2.30 €. De lujo vaya.
De vuelta a la resi, me encontré con que Alba y Ángel se iban con Heini a pasear, pero yo me quedé en casita ordenando mi cuarto y lavándome el pelo, con todo lo que eso conlleva.
A eso de las 7 de la tarde aparecieron estos dos trayendo ¡24 Olvis!, también la cena y a Heini, para pasar la tarde. Estuvimos jugando al duro en todas sus modalidades, incluyendo la de tirar la moneda con la frente. El caso es que no eran ni las 8 y ya estábamos medio ciegos.
DÍA 20: ¡QUE NO ME GUSTAN TUS BIZCOCHOS!
lunes, 1 de febrero de 2010
DÍA 19
Santificadas sean sus alas
Llegue pronto a su pueblo
Hágase usted un disfraz para que no pase pena ni frío
Tenga usted nuestro rezo de cada día
Perdone a sus hijos que aunque malcriados te acompañan en el camino
No les deje caer en el riachuelo
Llegue pronto a Coín amén