domingo, 14 de febrero de 2010

DÍA 31

Día 31


Martes, hospital 7 a.m..

Llegué yo sola, pues Alba había decidido ir de tarde aquel día. Gran error, amiga mía.

No hice nada en toda la mañana, si el día anterior había sido horroroso, este peor, ya que encima estaba sola, y las alumnas de enfermería de aquí no me dejaban hacer nada.
Lo más interesante del día fue cuando se murió la paciente de la 1, pobre mujer.
Lo único bueno del día: ese día salió el sol, tal y como me predijo alguien el día anterior. "Seguro que mañana sale el sol", me dijo. Y contra todo pronóstico lo hizo. Estaba tan aburrida, que me puse a mirar por una ventana directamente al sol, glaucoma al canto, pero no me importó, lo echaba de menos. Por detrás mía escuchaba cosas, en finlandés por supuesto. Si eran a mí, no lo sé, pero tampoco me importaba, estaba feliz en ese momento. Hasta que tuve que volver a la cruda realidad: estaba en el hospital, llevaba dos cafés en el cuerpo, escapando de la Gordi, sin nada que hacer.
Pues me bajé a comer con Ángel, mi sandwichito mixto de cada día. Y otro café, y más conversaciones absurdas, y más gente hablándome en finlandés. Minä en puhu suomea, ¡vale chulo!.
Pues nada, me volví a subir parriba, esperando que Alba llegara pronto. Pero la muy perra, siguiendo la tradición roneante española, llegó a la 1 y cuarto.
Miré por la ventana y el sol ya no estaba, y volvía a nevar.
Volvimos a bajar con Ángel, ya no sabíamos que hacer para no morirnos de aburrimiento. Otro café y ya llegó mi hora, la hora de irme, cuando de pronto nos ofrecieron poner una medicación. Así que Ángel se fue sin mí, y tras poner dos mierdas de intramusculares, me encaminé hacia la residencia. Innové llendo por nuevas calles, escuchando a mis 69 Eyes, sin apenas frío pero con nieve.
Una vez llegué a la resi, me hice de comer una hamburguesa que yo misma preparé, bastante rica que estaba.
Creo que fue la tarde más desaprovechada de la historia, sin ninguna noción del tiempo, me dieron las 7 y media en la cocina, cuando me llamó Alba, desesperaita perdía, que ya mismo volvía y que le tuviera preparada la cena. Claro que sí Alba, por ti lo que sea.
Pero me volvió a llamar, más contenta que unas castañuelas, pues resulta que... ¡había puesto una sonda!. Parecerá una tontería, pero son cosas que te alegran el día.
Cuando llegó, cenamos y nos pusimos en camino a casa de Heini. Resulta que se va un mes a hacer prácticas a no sé donde, así que fuimos a despedirnos de ella. La verdad es que es un encanto de niña, la hemos cogido mucho cariño, la vamos a echar de menos. Nos sacó unas galletillas que maaaadre mía como estaban. A su lado las nuestras son basurilla.
Nos fuimos pronto, lo que no significaba que nos acostáramos na más llegar, de hecho, nos quedamos hasta las 3 de la mañana viendo series. Si esque pa un día que podemos acostarnos tarde porque no tenemos que madrugar al día siguiente... nos dan la mano y cogemos el brazo..
Este día fue interesante además, porque fue el día en que redescubrimos el vídeo Ruinas en la jungla, que cambiaría nuestra vida hasta límites insospechados. Porque nozotro no zomo cocozo, ni niñoh peleah. Nozotro zomo wena ente.
Y así seguiremos hasta que se nos ocurra cualquier otra gilipollez.
Buenas noches.

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