Día 37
Maanantai.
Día de hospital. Por la tarde, como no. Odiamos ir de mañana. Me fui lo primero de todo a darme un voltio hasta mi banco místico, quería pensar y reflexionar, y estirar las piernas también. De vuelta compré para que Alba hiciera la carne a la mostaza que tan rica le sale, y así tener fuerzas para el hospital.
Fue un día más que aburrido. Nos tomamos del orden de 5 cafés, cada momento libre era una buena excusa para bajar a ver a Ángel.
La tarde se pasó lennnnnta como ninguna otra, pero entonces pasó una cosa.
Tranquilamente que estaba yo viendo el atardecer desde la ventana de la habitación del tipo que chillaba cual gorrino en matanza, recibimos la visita de Ángel, con una adivinanza: ¿a que no sabéis quién está en urgencias por intento de suicidio, que se ha metido 20 pastillas y nose cuantas copas de alcohol?
Respuesta: el Mismísimo Profesor de Inglés.
No nos lo podíamos creer, así que bajamos a comprobarlo con nuestros propios ojos, y allí estaba, chillando que estaba enamorado de una chica más joven que él, que no le quería y que su vida ya no tenía sentido. Demasiado triste incluso para ese personaje. Me quedé totalmente traumatizada con esa imagen en la retina. Cómo alguien puede acabar de esa manera. Y esque realmente, el amor nos vuelve a cada uno de una manera, mejor o peor, pero nos cambia. Y nada más que añadir.
Después de esta imagen, pensamos cuál iba a ser nuestra reacción. No podíamos contárselo a nadie, pues es secreto profesional, pero desde luego era una bomba. Así que decidimos mantener la boca cerrada, para que no nos entraran moscas. Pero luego pensamos que aquí no hay moscas, por lo que días más tarde se lo contaríamos a alguna que otra tutora, y por supuesto a la gente de España, que a ellos ni les va ni les viene.
Cuando llegamos al hostel como si nada, nos pusimos a cenar. Ángel se fue con Simon, Peppi y algunos más a Chaplin creo, cuando de repente empezó a llegar gente. Estudiantes de diversos países, que estarán aquí un par de semanas. Todo gente muy maja, muy borracha, muy enterada. Una chica nos cayó muy bien, había estado en España e hicimos muy buenas migas con ella. Otro alemán estaba bastante ciego y también había estado en España. pero este tenía menos gracia.
Luego salimos un rato, no les íbamos a hacer el feo. Fuimos a Cave, pero se conoce que aquí no se estila salir un lunes, y por no haber, no había ni música. Estuvimos jugando un ratico al billar, pero no aprendo oye. No debo jugar a estos juegos porque la gente se ríe de mí. Empiezo a pensar que me gusta que me humillen. Yeah!
Y nada más, nos fuimos pronto a casa, sandwichito, y a la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario