Día 38
Tiistai.
Este día tocaba hospital pero... ¡sorpresa!, decidimos no ir. Cada tres semanas toca un día de descanso. Porque nosotros lo valemos.
Así que nos levantamos trannnnnquilamente y yo me fui a darme un paseillo. Un rato solo, luego llegué al hostel y comimos. Hicimos el vago un rato y luego estos se fueron a dormir, cuando pensé que sería buena idea ir a ver la puesta de sol. Pero chula, si te roneas de mala manera, escuchando a Herra Ylppö y hablando con la gente, el sol se te escapa. Y así fue, me quedé con las ganas. Así que me fui a buscar a Sanna, Ángel y Alba, que estaban en la plaza del pueblo viendo una especie de evento deportivo. Nos tomamos un cafelito viendo un partido de hockey sobre hielo y jugamos al curling, deporte de riesgo donde los haya. Riesgo de que se te caiga uno de esos cacharros en un pie.
Luego paradita en Citymarket, comprar algo para cenar.
Llegamos a la residencia y cenamos, eran alrededor de las 8 de la tarde y no sabíamos que hacer, sin tener que madrugar al día siguiente.
Así que vino el momento Borat, aunque la felicidad nos duró exactamente 72 minutos. No sé porqué a la gente no le gusta Borat, a mí me encanta.
Nos quedamos con ganas de más, pero Megavídeo decía que no, así que sin sueño ninguno, a eso de la 1 de la mañana nos pusimos a jugar a las cartas. En el cuarto, pegamos las camas, y nos dio una idea bastante buena para una remodelación a fondo. Pero no era el momento. Jugamos al macarra, y ya con el brazo reventao, decidimos irnos a dormir. Eran como las 3 de la mañana y no teníamos sueño, hicimos eso de, el primero que se duerma cobra. Pero no, al final caimos los tres y no hubo que lamentar ningún daño.
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