Día 27, viernes.
Hora de levantarse: 6 de la mañana, diita de hospital que se avecinaba.
Me desperté, desperté a Alba y bajé a desayunar. Tras un rato desayunando, Alba seguía durmiendo. Así es ella.
Tras desayunar, fuimos tirando para nuestra ya segunda casa. Al llegar al lugar, 20 minutos tarde, nos cambiamos y subimos a la planta para empezar el trabajo. Cuán equivocadas estábamos. Yo me puse con mi querida enfermera Eira, y Alba la pobre, fue turnándose con 4 enfermeras, que ni papa de inglés. Le hablaban en finlandés, y la pobre claro, aún no tiene la soltura suficiente para pillarlo todo. Cuando me la encontré a las 10 y le dije que fuéramos a comer algo, la pobre casi se me echa a llorar de la emoción. Es curioso como puedes decirle a alguien que no entiendes su idioma y que esta persona se lo pase por el forro del uniforme y te ralle la cabeza de mala manera. Muy triste todo.
La mañana se pasó pesadísima, solo cuando bajamos a urgencias a comer con Ángel, empezó a cambiar la cosa. Risotas contando nuestro día, que sí Míster Tupperware por aquí, que si la Gordi y la Chochi por allá. Pero llegó el momento de volver a la planta, aunque no fue del todo mal. Le dijimos a las enfermeras que nos dejaran preparar la medicación, y nos tiramos casi dos horas en el cuartito en cuestión, para preparar la medicación de 8 pacientes. Luego se supone que íbamos a sondar a una mujer, pero mira que casualidad que en ese momento tenía visita. Nadie visita nunca a los pacientes en Finlandia, pero se alinearon los astros en mi contra, y esta noche tendré que responder a la pregunta de: “What have you done at hospital?” con el ya típico: “NOTHING OF NOTHING”.
Luego nos pusimos a mirar a ver qué enfermeras tenían turno de mañana el próximo lunes, a ver si nos convenía ir o no. Se conoce que las expresiones faciales y la risa maligna son conocidos universalmente, y que cuando dices “¡Pirjo el lunes, muahahaha!”, se puede interpretar como que te estás riendo de ella en su cara. Pero bueno, nos despedimos de nuestras enfermeras con un “adiós Gordi” y “adiós Chochi” respectivamente, y nos fuimos para casa.
Una vez en la residencia, nos hicimos cosicas de comer y estos se echaron la siesta. Yo pensé hacerlo, pero no puedo, no me sale. Esta noche estaré reventada.
Por la tarde nada, estuvimos ociosos en la resi, Ángel salió a dar un voltio y me quedé con Alba, nos hicimos la cena pronto pues estábamos hambrientas, y cuando Ángel llegó con Heini, se pusieron a ver Pearl Harlborl, o como se escriba, pero yo pasaba y preferí ponerme a ver la nueva temporada de Perdidos, antes de que alguien me la contara.
Hora de levantarse: 6 de la mañana, diita de hospital que se avecinaba.
Me desperté, desperté a Alba y bajé a desayunar. Tras un rato desayunando, Alba seguía durmiendo. Así es ella.
Tras desayunar, fuimos tirando para nuestra ya segunda casa. Al llegar al lugar, 20 minutos tarde, nos cambiamos y subimos a la planta para empezar el trabajo. Cuán equivocadas estábamos. Yo me puse con mi querida enfermera Eira, y Alba la pobre, fue turnándose con 4 enfermeras, que ni papa de inglés. Le hablaban en finlandés, y la pobre claro, aún no tiene la soltura suficiente para pillarlo todo. Cuando me la encontré a las 10 y le dije que fuéramos a comer algo, la pobre casi se me echa a llorar de la emoción. Es curioso como puedes decirle a alguien que no entiendes su idioma y que esta persona se lo pase por el forro del uniforme y te ralle la cabeza de mala manera. Muy triste todo.
La mañana se pasó pesadísima, solo cuando bajamos a urgencias a comer con Ángel, empezó a cambiar la cosa. Risotas contando nuestro día, que sí Míster Tupperware por aquí, que si la Gordi y la Chochi por allá. Pero llegó el momento de volver a la planta, aunque no fue del todo mal. Le dijimos a las enfermeras que nos dejaran preparar la medicación, y nos tiramos casi dos horas en el cuartito en cuestión, para preparar la medicación de 8 pacientes. Luego se supone que íbamos a sondar a una mujer, pero mira que casualidad que en ese momento tenía visita. Nadie visita nunca a los pacientes en Finlandia, pero se alinearon los astros en mi contra, y esta noche tendré que responder a la pregunta de: “What have you done at hospital?” con el ya típico: “NOTHING OF NOTHING”.
Luego nos pusimos a mirar a ver qué enfermeras tenían turno de mañana el próximo lunes, a ver si nos convenía ir o no. Se conoce que las expresiones faciales y la risa maligna son conocidos universalmente, y que cuando dices “¡Pirjo el lunes, muahahaha!”, se puede interpretar como que te estás riendo de ella en su cara. Pero bueno, nos despedimos de nuestras enfermeras con un “adiós Gordi” y “adiós Chochi” respectivamente, y nos fuimos para casa.
Una vez en la residencia, nos hicimos cosicas de comer y estos se echaron la siesta. Yo pensé hacerlo, pero no puedo, no me sale. Esta noche estaré reventada.
Por la tarde nada, estuvimos ociosos en la resi, Ángel salió a dar un voltio y me quedé con Alba, nos hicimos la cena pronto pues estábamos hambrientas, y cuando Ángel llegó con Heini, se pusieron a ver Pearl Harlborl, o como se escriba, pero yo pasaba y preferí ponerme a ver la nueva temporada de Perdidos, antes de que alguien me la contara.
Rayante no, ¡lo siguiente!. Madre mía, Jeiko pórtate bien de aquí en adelante, o raptamos a tus hijos y te pedimos de rescate el secreto de la vida eterna.
La gente de la resi salió, pero nosotros preferimos quedarnos aquí, ya que al día siguiente nos esperaba un intenso día.
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