Día 24, martes.
Hoy tocaba universidad, a las 9.15 así que nos pusimos en pie tempranito. Camino a Savonia con un nevazo que te cagas, llegamos y pensábamos que sería un día provechoso, puesto que sólo teníamos una clase y pensábamos quedarnos luego a estudiar. Mal empezamos si se me olvidan los apuntes en casa. Pero bueno, no pasa nada, había otras cosas para estudiar. Lo que pasa es que se conoce que nos debimos equivocar, porque pa mi que aquella clase no es la que nos correspondía. Pero no importa, a quién no le gusta deleitarse con la melodiosa voz de doña Marjatta Kumpulainen. No me quedé dormida por respeto, pero invitaba al sueño que te cagas.
Después de la clase decidimos comer, para no cortar el rollo luego a mitad del estudio, ¡qué ingenuos nosotros!. Pues lo dicho, comimos a las 10.30, creo que más pronto que ningún otro día, y claro después de eso, eran alrededor de las 11.15 y ni puta gana de estudiar. Así que nos fuimos pa casa, otra vez cayendo el nevazo universal. Pero apenas hacía frío, y cuando llegamos a la resi y vimos la temperatura, casi nos da un orgasmo: ¡-2º!. Lo nunca visto vaya. De hecho salimos a fumar y a hacer el cafre un rato con la nieve sin chaquetón ni nada, arriesgando a tope.
Alba y Ángel se echaron la siesta, a las 12 de la mañana sí, pero es después de comer, así que si no es siesta que baje Dios y lo vea.
Yo mientras me quedé en lo que podemos llamar, “la hora de los sentimientos”.
Más tarde, al quedarnos sin apenas provisiones para sobrevivir, decidimos darnos un voltio hasta nuestro querido Citymarket. Nunca habíamos comprado tanto de golpe, no sé ni como llegamos a casa, casi 100 euros de compra.
Y poco más, estábamos bastante cansados y nos fuimos a la cama a esperar que otro día llegara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario