Día 28, sábado
Nos levantamos a las 12.30 o así y comimos, un poco de pasta con tomatito, pero para estos dos fue la segunda comida, ya que minutos antes se habían zampado un sandwichito mixto. Decidí deleitarles con unos buñuelos de fruta de esos que en mi casa me salen de vicio, pero se conoce que aquí los ingredientes no son los mismos, o que el no medirlos hace que no salga del todo bien.
El caso es que se los comieron, a regañadientes, junto con un cafelito. Decir que la hora de comer fue normal, al contrario que las horas que le seguirían.
Tras esto, y después de estar un rato hablando con mi madre por Skype, me dirijo a mi cuarto toda contenta y entré. Me veo a Alba con la cámara en la mano grabándome. Hasta ahí todo normal, pensaréis.
Pues bien, me dice la majísima Alba: ¿tía, no notas nada raro?. Y el caso es que sí, miré al suelo y... ¡no había nada!. Y cuando digo nada, es nada. Ni siquiera la alfombra. ¿Y mi ropa?, pensé, ya que el sitio de la ropa es, por todos conocido, el suelo. Y pensé: ¡anda mira que majos, me la han recogido!. Cuán equivocada estaba.
Resulta que también había una escoba en el cuarto, y pensé, que raro, si aquí nadie limpia. Nada más lejos: habían metido toda mi ropa, junto con la alfombra, debajo de mi cama. Por supuesto, sin limpiar antes las pelusas tamaño familiar que había debajo.
Al principio me pareció una broma de lo más graciosa, cuando días después fui a poner unas bragas y me las encontré llenas de pelo y pelusas, pues les hice comprender que esas cosas no se hacen.
Pero bueno, bromas aparte, a eso de las 3 de la tarde, empezaron a llegar tutores, Anni, Sabina, Heini y Mirja, que nos tenían preparada una sorpresa: ir a jugar al fútbol sobre nieve. Yo, que en mi vida he jugado al fútbol, corriendo tras el balón con palmo y medio de nieve, reventá, con el asma a punto de aflorar. Muy duro, pero nos divertimos mucho.
Tras esto, fuimos al hostel a cambiarnos y volvimos a casa de Ansku.
A las 5.30 de la tarde, empezaron a sacar la CENA, y las CERVEZAS. Desde esta hora hasta que me acosté, bebiendo y comiendo cual cerda.
Una Olvi detrás de otra, y no eran ni las 7 y ya estaba ciega. Jugamos a juegos de beber, con cartas de Winnie the Pooh, donde en cada ronda te pimplas una cerveza.
Y claro, a las 9 ya estábamos otra vez hambrientos, así que volvimos a la pasta que nos habían preparado y nos servimos otro plato.
Hay que destacar que conocimos a una nueva chica, Kattrina, muy maja ella y que había estado en Fuengirola 3 meses haciendo no me enteré muy bien qué. El caso es que, se conoce que la chiquilla no está acostumbrada a beber mucho, pero se infló a sidra y bebidas de regaliz de 32º y acabó tirándose por los suelos, no una ni dos, sino 4 veces.
Al día siguiente la pobretica se disculpó por la vergüenza ajena que nos hizo pasar a todos.
Después de esto, nos fuimos a Nellys y allí que estuvimos un rato bebiéndonos algo, para luego acabar en el Cave. Pero me volví a casa prontito, porque se ve que estar toda la tarde bebiendo y comiendo no le sienta muy bien a mi estómago.
Pero aún así tenía hambruna, y cuando legué, pensé en hacerme un sanwichito mixto de esos que te levantan la moral, pero me encontré algo mejor: pasta que sobró del mediodía, así que le eché un poquito de tomate, queso y pimienta y me la comí. Mientras, me conecté a ver si había alguna novedad en mis muchas páginas habituales, y me encontré con una sorpresita de lo más agradable, que me hizo acostarme 2 horas más tarde.
Y nada, me acosté pensando en mis cosas, en la putada de la ropa bajo la cama, en la Madre y su inminente vuelta, y en qué me depararía el domingo.
Pero bueno, bromas aparte, a eso de las 3 de la tarde, empezaron a llegar tutores, Anni, Sabina, Heini y Mirja, que nos tenían preparada una sorpresa: ir a jugar al fútbol sobre nieve. Yo, que en mi vida he jugado al fútbol, corriendo tras el balón con palmo y medio de nieve, reventá, con el asma a punto de aflorar. Muy duro, pero nos divertimos mucho.
Tras esto, fuimos al hostel a cambiarnos y volvimos a casa de Ansku.
A las 5.30 de la tarde, empezaron a sacar la CENA, y las CERVEZAS. Desde esta hora hasta que me acosté, bebiendo y comiendo cual cerda.
Una Olvi detrás de otra, y no eran ni las 7 y ya estaba ciega. Jugamos a juegos de beber, con cartas de Winnie the Pooh, donde en cada ronda te pimplas una cerveza.
Y claro, a las 9 ya estábamos otra vez hambrientos, así que volvimos a la pasta que nos habían preparado y nos servimos otro plato.
Hay que destacar que conocimos a una nueva chica, Kattrina, muy maja ella y que había estado en Fuengirola 3 meses haciendo no me enteré muy bien qué. El caso es que, se conoce que la chiquilla no está acostumbrada a beber mucho, pero se infló a sidra y bebidas de regaliz de 32º y acabó tirándose por los suelos, no una ni dos, sino 4 veces.
Al día siguiente la pobretica se disculpó por la vergüenza ajena que nos hizo pasar a todos.
Después de esto, nos fuimos a Nellys y allí que estuvimos un rato bebiéndonos algo, para luego acabar en el Cave. Pero me volví a casa prontito, porque se ve que estar toda la tarde bebiendo y comiendo no le sienta muy bien a mi estómago.
Pero aún así tenía hambruna, y cuando legué, pensé en hacerme un sanwichito mixto de esos que te levantan la moral, pero me encontré algo mejor: pasta que sobró del mediodía, así que le eché un poquito de tomate, queso y pimienta y me la comí. Mientras, me conecté a ver si había alguna novedad en mis muchas páginas habituales, y me encontré con una sorpresita de lo más agradable, que me hizo acostarme 2 horas más tarde.
Y nada, me acosté pensando en mis cosas, en la putada de la ropa bajo la cama, en la Madre y su inminente vuelta, y en qué me depararía el domingo.
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